Renacido Julio Alberto

En un par de madrugadas, casi de un tirón, he leído la emotiva, sincera y humana autobiografía de Julio Alberto, el espigado y rápido jugador que triunfó en los ochenta y noventa en el Atlético de Madrid y el  F.C. Barcelona. “Nunca recordaré haber muerto“, narra el descenso al infierno de la droga del lateral izquierdo, que cuando le preguntan en entrevistas ironiza y apunta con bala: “En este país solo nos drogamos Maradona y yo. Nadie más…“.

Renacido Julio Alberto

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En el libro del exjugador asturiano hay una frase repetida y conmovedora, un aviso inquietante, un reclamo que atrapa hasta el corazón: “Sé que no me queda mucho de vida“. Y, por eso, porque tiene poco tiempo para contarlo Julio Alberto encara la portería -cortita y al pie- con una historia que apasiona desde el primer minuto.

Decía el poeta Rilke que la infancia es la única patria del hombre. Ahí, en sus primeros años, quedaron rotos muchos sueños de Julio Alberto: vivió en un orfanato a pesar de tener padre y madre, tuvo que arrimar el hombro para sacar adelante a sus seis hermanos, fue violado por un monitor, una dura experiencia que no contó hasta los 50 años…

Sufrió tres sobredosis, tres, que casi le mandan al otro barrio. Vivió rápido como el mejor lateral zurdo: manifiesta haber tenido relaciones con 21 mujeres, le detuvieron en Venezuela por presunta posesión de droga, sobrevivió a tres accidentes de avión, lo encontraron con un ictus en la calle, estuvo dos veces en coma, y un dato que ofrece el libro: asegura haber gastado más 10 millones de euros entre efectivo y patrimonio.

Luis Aragonés le hizo debutar en el Atlético de Madrid y el presidente José Luis Núñez se lo llevó al F.C. Barcelona, donde jugó nueve años. Fue internacional 34 veces y participó en el Mundial de México en 1986, y también vistió la camiseta del Decano.

Conozco la historia de otros futbolistas que han sufrido en  carne propia la adicción a la cocaína. El argentino Maradona -ahora recuerdo- contó su dependencia en el libro “Yo soy el Diego“; otro argentino Caniggia, que jugó en Italia, también lo pasó mal con el “polvo blanco”, y el colombiano Higuita, que militó en el Real Valladolid, también fue adicto a la droga…

“En éste país solo nos drogamos Maradona y yo. Nadie más…“, insiste con socarronería Julio Alberto en una conversación con el periodista deportivo Francisco Cabezas. Confesión amarga como un limón, del ser humano, del futbolista, que vivió el lujo y la fama y padece el estigma de la sociedad. Y lo cuenta en su libro, consciente de que tiene poco tiempo, muy poco: “Sé que no me queda mucho de vida“. Lo hace para ayudar a otros que sufren el mismo calvario. Como una historia de superación y vida. Porque, si alguna vez lo estuvo, como reza el título del libro, Julio Alberto nunca recordará haber muerto.

ME CUENTAN… 

El guitarrista onubense Juan Carlos Romero ha presentado en Sevilla su disco “Paseo de los cipreses”. Lo ha hecho dentro del ciclo “Jueves Flamencos“, que organiza la Fundación Cajasol. Del disco me gusta una granaína que el guitarrista dedica a Enrique Morente, con el que había compartido muchas actuaciones. Juan Carlos Romero empezó a tocar con su padre y hoy se ha convertido en un relevante artista que ya ha grabado cuatro discos en solitario.

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