Antonio Belmonte: 'El Tránsito del Tiempo'
Dice Belmonte que realizó estos cuadros como producto de esa época en la que su sensación fue que el tiempo se había parado. Sin embargo, si atendemos a otras percepciones, no hay nada que esté quieto, todo está cambiando, excepto el cambio mismo. Por eso, incluso cuando toca dejar ir y se hace tan cuesta arriba que pensamos que nunca llegará la paz, la paz adviene, se instala nuevamente donde reside el alma y el alma vuelve a hablar por sí misma. Y, sencillamente, eso es “El Tránsito del Tiempo”: la expresión vívida del movimiento que se produjo dentro de la emoción cuando Belmonte creyó que el pálpito se había estancado entre el amor por lo perdido y la inexorabilidad de las edades.
El primer Propósito de Alma es la reinstauración del amor por uno mismo. En períodos en los que la tristeza nos embarga con una desolación que solo Luis Cernuda pudo expresar con total perfección: “Donde habite el olvido / en los bastos jardines sin aurora, / donde yo sólo sea…”, la luz del amor por uno mismo pierde su brillo, pero cuando renace la comprensión de la autovalía, de las propias capacidades y de la necesidad de expresarlas porque la obra es de todos y todos deben saber de esa luz, la maestría vuelve a tomar forma, se derrama sola y nos queda como solaz y sentimiento de todos. El segundo Propósito de Alma es disfrutar la vida y la vida solo se goza desde la completitud del ser y con la llegada de Abundancia que no se refleja en lo que se tiene en materia, sino en lo que se derrocha en espíritu.
Cuantos conocen a Belmonte saben que él es consciente, lo manifieste o no, de que somos esencia espiritual con experiencia física. El cuerpo es el mejor vehículo para transitar la vida en todos sus órdenes y el orden en el que fluye por naturaleza Belmonte es en la expresión plástica. Es bueno ayudar a los demás, contarles lo que sentimos y cómo hemos escapado de los atolladeros. Belmonte utiliza su destreza, conocimiento y experiencia para apoyarnos porque no tiene pudor de que su obra llegue a todos para que se expliquen, se entiendan y vean reflejados en el ejercicio de alma que son sus cuadros.
Como le he conocido en todos sus períodos y sé cómo siempre supo expresar lo que desde la sombra del dolor le arrastraba sin remedio a la luz de la recuperación de todas las cosas, hoy, ante 'El Tránsito del Tiempo', solo puedo decir que se repite la experiencia, pero depurada en las formas, entre lo abstracto y el inevitable paisaje donde sus pensamientos y sensaciones encuentran el mayor acomodo. A medida que pasa el tiempo y si ese tiempo se ha aprovechado adecuadamente, el alma se hace más sencilla porque el ego va perdiendo parte del valor que le dimos en épocas más lozanas. Los escudos para vivir son cada menos necesarios porque se ha entendido el sentido del recorrido y de la rueda misma que es la vida; si bien la experiencia física cesará en el momento del Tránsito, ni las obras que produjimos, ni las experiencias que las provocaron ni las emociones que necesariamente revivieron, habrán desaparecido. Con sentida y humilde emoción levanto mi copa para dar la bienvenida a esta colección y felicitar a Antonio Belmonte por haberla creado, otra vez, no desde el olvido, sino desde donde Amor ha tomado forma mientras se desdibujaba la impaciencia.