Faustino Rodríguez: retrospección
Es verdad que en general, quienes acuden a una exposición pictórica lo hacen para ver creaciones hermosas, imaginativas e interesantes. En Faustino Rodríguez, todo ello se hace realidad pero, en su última exposición en Harina de otro costal, Trigueros, hay otras variables a tener en cuenta.
La muestra ha sido bautizada por el creador como La Caja de Colores, en homenaje a su tía, María Rodríguez Sánchez, quien en la infancia del autor le regaló esos lápices que serían el principio de una creación sin parón alguno a lo largo de la biografía del pintor.
Como la muestra de Trigueros recoge una retrospectiva de lo que ha sido la trayectoria de Rodríguez y este pintor no da puntada sin hilo, cada cuadro es parte de su historia interior. Dicho de otro modo, se trata de una auténtica retrospección de los significados que a FR le han movido y mueven a lo largo de su existencia. Tantas veces he insistido en que en FR es importantísima la estética, pero a caballo de sus mundos interiores, que creo que casi no debería repetirlo, pero ahí queda. Cuando inauguró su primera exposición con el nombre de Canción del Anochecer no fue por casualidad y así ha sido siempre, dando valor y significado a sus emociones más vitales.
Tengo que confesar que a pocos creadores he conocido con tan claro y alto sentido de la vida como a este del que hablamos y ello es fácil contemplarlo en obras como Las variaciones Goldberg, o en El Pensador y en tantos otros cuadros como se exponen. Fíjense que al repasar los trabajos de Rodríguez, uno se va dando cuenta de por qué y para qué se compusieron: era necesidad capital de la persona llevarlos a cabo como para el delfín lo es salir del agua a tomar oxígeno. En Rodríguez y antes incluso de que existiera aquella primera caja de colores precursora de tanta belleza y sensibilidad, el significado de su recorrido estaba inscrito en sus genes y temperamento. ¿Por qué? Quizás por aquella misma razón que Yahveh da a Jeremías cuando le dice:; “Antes de que te formase en el vientre te conocí y antes de que salieses de la matriz te santifiqué, te di por profeta a las gentes.” Evidentemente, es una elección natural y si cito un texto bíblico es porque me parece perfecto para explicar obra tan vivida por el pintor y la explicación de una vocación en la que nunca hubo duda y a la que FR ha dedicado su vida hasta aquí y que continúa sin prisas, pero sin pausa.
Por supuesto, invito a todos los amantes del arte a visitar la inquietante caja de colores, físicamente presente en la muestra. Al recorrer las obras, una a una, la mayoría pertenecientes a colecciones privadas, se podrá ir entendiendo las razones internas que dieron lugar a mundo plástico tan apasionante como el de Faustino Rodríguez en el cual, créanme, nada es casual ni se rinde a la estética por la estética. Todo en Rodríguez vive pletórico de significados y muchas de sus creaciones nos invitan a la reflexión interna, a la búsqueda del por qué de las cosas. La música.la literatura, el cine, la escultura, la sensibilidad habitan las obras de FR con la libertad reflexiva de un autor que se muestra a sí mismo en su creación del mismo modo que lo hacen los grandes poetas. Enhorabuena al pintor y a todos aquellos que tengan la suerte de visitar la exposición antes de finales de abril, cuando cerrará sus puertas.