¿Insensibles a los derechos humanos?

En los últimos meses del año la comunidad internacional destina varios días para conmemorar diversos temas que están relacionados de una forma u otra con los derechos humanos. Así, entre otros, el 17 de octubre se conmemora el Día para la Erradicación de la Pobreza, el 25 de noviembre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el 3 de diciembre las Personas con Discapacidad, el 10 de diciembre los Derechos Humanos (DH) y el 18 de diciembre las Personas Migrantes.

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Llamo la atención sobre la reducida respuesta que suele dar nuestra sociedad a las convocatorias de actividades para sensibilizar sobre estos temas. Nada que ver con otras iniciativas para dar apoyo a equipos de fútbol o para coronar vírgenes. Una respuesta ridícula frente a las gravísimas noticias que recibimos sobre violaciones de DH en las guerras, en las fronteras, en países pobres, en nuestros propios Estados, que nos llegan diariamente a través de los medios de comunicación, muchos de ellos con información estandarizada, y, sobre todo, a través de las redes sociales, donde la realidad circula con mayor libertad pero no siempre bien analizada.   

Parece que nos hubiéramos vuelto insensibles a los DH cuya conquista tanto tiempo, esfuerzo y sufrimiento han costado a muchas personas a lo largo de la Historia.

Con estas palabras pretendo reflexionar sobre lo que perderemos si no reaccionamos. Es posible que la mayoría de los ciudadanos desconozca el gran alcance del significado de los DH que nos hemos reconocido a nivel internacional. Espero con este artículo aportar un poco de luz.

En el año 539 antes de Cristo el rey de la antigua Persia (Irán) Ciro II El Grande conquistó la ciudad de Babilonia. Tras su victoria liberó a los esclavos, declaró la libertad de religión, la igualdad racial y otros derechos que fueron grabados en lenguaje acadio con escritura cuneiforme en un cilindro de barro conocido como Cilindro de Ciro, que se considera el primer documento sobre DH. Resalto la anécdota de que este hito histórico se localice en una de las zonas más castigadas en nuestra Era, donde los conflictos geoestratégicos, religiosos y étnicos suponen una amenaza constante para la vida, la libertad, la seguridad y la dignidad de las personas (1).

¿Insensibles a los derechos humanos?

Los derechos recogidos en el Cilindro de Ciro guardan una gran similitud con los primeros artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos  (DUDH) aprobada en Naciones Unidas en 1948, de la que fue máxima impulsora Anna Eleanor Roosevelt, gran activista por la justicia social, por la igualdad de las mujeres y de los afroamericanos, enfrentándose decididamente a los prejuicios raciales en Estados Unidos.

¿Insensibles a los derechos humanos?

La ONU y la DUDH surgieron con el compromiso internacional de no repetir las atrocidades cometidas en la Segunda Guerra Mundial. La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Declaración el 10 de diciembre de 1948 en París. Contó con 48 votos a favor (2), ningún voto en contra y 8 abstenciones (3). Hay que tener en cuenta que la mayoría de los países del llamado Tercer Mundo estaban todavía colonizados y por tanto no formaban parte de la ONU. Tampoco España, aislada en aquellos años por la dictadura franquista hasta que fue admitida en 1955. La aprobación de este documento fue un gran logro para la Humanidad en un mundo enfrentado en dos bloques en plena Guerra Fría.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos tiene un Preámbulo y 30 artículos.

El Preámbulo es de gran importancia porque marca las directrices de los derechos que se reconocen y desarrollan en el articulado. Destaco entre todos su párrafo quinto:

“Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas…. se han declarado resueltos a promover el progreso social y elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad”.

Con esta frase se reconoce un significado más complejo de la libertad, que va unido indisolublemente al progreso y a la mejora de las condiciones de vida de las personas. La dignidad humana se vincula no sólo a la consecución de derechos civiles y políticos sino también a la defensa de derechos económicos, sociales  y culturales. (4)

En función de su contenido el articulado de la Declaración se puede agrupar en varios bloques:

El primero reconoce para todas las personas los derechos y libertades sin discriminación alguna por motivo de raza, color, sexo. Idioma, religión, opinión o nacionalidad.

El segundo está dedicado a los derechos y libertades de orden personal, el derecho a la vida, a la libertad, la seguridad, la justicia.

El tercero define los derechos del individuo en relación con los grupos de los que forma parte: libre circulación y residencia, asilo, nacionalidad, matrimonio elegido libremente, derecho a la propiedad. Son los derechos de las personas que protagonizan los mayores movimientos migratorios, que actualmente huyen de las guerras, del hambre, la pobreza o las enfermedades.

¿Insensibles a los derechos humanos?

El quinto establece los derechos económicos, sociales y culturales a los que se refiere el concepto de libertad mencionado en el Preámbulo, entre ellos el  derecho al trabajo equitativamente remunerado, a la protección frente al desempleo, al descanso, a las vacaciones, a un nivel de vida adecuado que garantice alimento, vestido, vivienda, asistencia médica, servicios sociales, seguro de desempleo, de jubilación, de enfermedad, de viudedad, de invalidez, derecho a cuidados por maternidad e infancia, derecho a la educación, a la cultura. Son los derechos que asociamos con el denominado estado de bienestar,  tan amenazado en nuestros países por la crisis en la que nos encontramos. Una crisis consecuencia directa de la manipulación de los recursos financieros por los sectores ultraliberales del sistema capitalista. Una crisis que está desmontando los derechos alcanzados. Por tanto cuando hablamos de pobreza, recortes, educación, sanidad, vivienda, empleo, salarios justos, pensiones, jubilación, estamos hablando de DH reconocidos por la ONU.

¿Insensibles a los derechos humanos?

Finalmente destaco el artículo 28: “Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos”. Es decir, el disfrute de los derechos y libertades de los individuos depende tanto del propio estatus político, social y económico de los Estados como de la existencia de un contexto internacional que permita el desarrollo de los países más pobres. Cuando el sistema económico imperante asfixia las posibilidades de desarrollo económico de esos países estamos conculcando los DH de sus poblaciones.

¿Insensibles a los derechos humanos?

Hasta aquí he expuesto algunas pinceladas del marco de DH que hemos suscrito como países integrantes de Naciones Unidas.

¿Qué está pasando en la actualidad, no ya en países lejanos sino en nuestro entorno inmediato? Podríamos concluir que no sólo estamos incumpliendo nuestras obligaciones en el marco internacional en cuanto que permitimos la conculcación de los derechos y libertades fundamentales en países con los que mantenemos relaciones políticas y comerciales (Arabia Saudí es quizás el caso más flagrante, sin olvidar Marruecos, China, Israel, Venezuela o Estados Unidos) sino que somos incapaces de garantizar esos mismos derechos en nuestros propios estados democráticos. Demos un repaso para justificar esta afirmación aunque algo he apuntado en los párrafos anteriores.

Los 51 asesinatos de mujeres por violencia machista en España en 2015 y los más de 800 en los últimos 12 años ilustran la magnitud del mayor problema de derechos humanos que sufre nuestro país, que bien merece un Acuerdo de Estado con mayor prioridad que el sugerido en torno al “terrorismo” provocado por extremistas islamistas, habida cuenta del número de víctimas causadas por los asesinos machistas. En julio de 2015 el Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer examinaba negativamente a España. Denunciaba los recortes y retrocesos en los derechos humanos de las mujeres, específicamente en los relacionados con la violencia de género, pero también con la igualdad, salud, empleo, derechos sexuales y reproductivos.

El incremento de la pobreza y la desigualdad, los desahucios, la pobreza energética, la emigración masiva de los jóvenes ante la falta de empleo, la precarización de los salarios, la supresión de tarjetas sanitarias a inmigrantes, la denominada Ley Mordaza, la denegación de justicia para las victimas de la dictadura franquista, son otras muestras de la pérdida de DH en nuestro país. Los recortes económicos escudados en la crisis están suponiendo una merma muy importante en nuestros DH.

Merece una mención especial por su ilegalidad y falta de humanidad las denominadas 'devoluciones en caliente' que autoriza el Gobierno en las fronteras de Ceuta y Melilla.

Hablando de la frontera sur no puedo dejar de recordar la última tragedia, la reciente muerte de dos chicos de Camerún, Vapeur y Le Bir, el pasado 29 de noviembre. Unos jóvenes que esperaban como muchos otros el momento de saltar la valla de Ceuta y alcanzar la “tierra prometida”, Europa. Según el relato del cooperante español Antonio Abad Díaz Ortega, que se entrevistó tras el suceso con testigos presenciales, Vaperur y Le Bir se escondieron en una cueva huyendo de las redadas de la policía marroquí. Según sus palabras, tras ver que entraban en ella, la policía prendió  fuego a las ropas y objetos situados en la boca de la cueva. Los chicos no pudieron salir. Sus compañeros los encontraron muertos unas horas más tarde, cuando el fuego y el humo les permitieron entrar. “Si, los vimos, la policía marroquí es quien encendió el fuego, vieron perfectamente que nuestros hermanos cameruneses entraron en la cueva. Nosotros mismos nos preguntamos a menudo si somos humanos o bien somos animales”, comentó uno de los jóvenes cameruneses que presenciaron los hechos. El corto vídeo adjunto recoge el dramático encuentro de los cuerpos cuando accedieron a la cueva.  

Dejo el enlace de la noticia que se recogió en la prensa sobre el suceso.

Llamo la atención sobre la reducida respuesta que suele dar nuestra sociedad a las convocatorias de actividades para sensibilizar sobre estos temas. Nada que ver con otras iniciativas para dar apoyo a equipos de fútbol o para coronar vírgenes. Una respuesta ridícula frente a las gravísimas noticias que recibimos sobre violaciones de DH en las guerras, en las fronteras, en países pobres, en nuestros propios Estados, que nos llegan diariamente a través de los medios de comunicación, muchos de ellos con información estandarizada, y, sobre todo, a través de las redes sociales, donde la realidad circula con mayor libertad pero no siempre bien analizada.    Parece que nos hubiéramos vuelto insensibles a los DH cuya conquista tanto tiempo, esfuerzo y sufrimiento han costado a muchas personas a lo largo de la Historia. Con estas palabras pretendo reflexionar sobre lo que perderemos si no reaccionamos. Es posible que la mayoría de los ciudadanos desconozca el gran alcance del significado de los DH que nos hemos reconocido a nivel internacional. Espero con este artículo aportar un poco de luz. En el año 539 antes de Cristo el rey de la antigua Persia (Irán) Ciro II El Grande conquistó la ciudad de Babilonia. Tras su victoria liberó a los esclavos, declaró la libertad de religión, la igualdad racial y otros derechos que fueron grabados en lenguaje acadio con escritura cuneiforme en un cilindro de barro conocido como Cilindro de Ciro, que se considera el primer documento sobre DH. Resalto la anécdota de que este hito histórico se localice en una de las zonas más castigadas en nuestra Era, donde los conflictos geoestratégicos, religiosos y étnicos suponen una amenaza constante para la vida, la libertad, la seguridad y la dignidad de las personas (1).El inicio de la consolidación de unos derechos a proteger se extendió desde Persia a India, Grecia y Roma. Siglos más tarde se confirmaría el reconocimiento de los derechos individuales en otros documentos históricos como la Constitución de Estados Unidos (1787), la Declaración Francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789) y la Carta de Derechos de Estados Unidos (1791), con textos más o menos similares. Los derechos recogidos en el Cilindro de Ciro guardan una gran similitud con los primeros artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos  (DUDH) aprobada en Naciones Unidas en 1948, de la que fue máxima impulsora Anna Eleanor Roosevelt, gran activista por la justicia social, por la igualdad de las mujeres y de los afroamericanos, enfrentándose decididamente a los prejuicios raciales en Estados Unidos. La ONU y la DUDH surgieron con el compromiso internacional de no repetir las atrocidades cometidas en la Segunda Guerra Mundial. La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Declaración el 10 de diciembre de 1948 en París. Contó con 48 votos a favor (2), ningún voto en contra y 8 abstenciones (3). Hay que tener en cuenta que la mayoría de los países del llamado Tercer Mundo estaban todavía colonizados y por tanto no formaban parte de la ONU. Tampoco España, aislada en aquellos años por la dictadura franquista hasta que fue admitida en 1955. La aprobación de este documento fue un gran logro para la Humanidad en un mundo enfrentado en dos bloques en plena Guerra Fría. La Declaración Universal de los Derechos Humanos tiene un Preámbulo y 30 artículos. El Preámbulo es de gran importancia porque marca las directrices de los derechos que se reconocen y desarrollan en el articulado. Destaco entre todos su párrafo quinto: “Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas…. se han declarado resueltos a promover el progreso social y elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad”. Con esta frase se reconoce un significado más complejo de la libertad, que va unido indisolublemente al progreso y a la mejora de las condiciones de vida de las personas. La dignidad humana se vincula no sólo a la consecución de derechos civiles y políticos sino también a la defensa de derechos económicos, sociales  y culturales. (4) En función de su contenido el articulado de la Declaración se puede agrupar en varios bloques: El primero reconoce para todas las personas los derechos y libertades sin discriminación alguna por motivo de raza, color, sexo. Idioma, religión, opinión o nacionalidad. El segundo está dedicado a los derechos y libertades de orden personal, el derecho a la vida, a la libertad, la seguridad, la justicia. El tercero define los derechos del individuo en relación con los grupos de los que forma parte: libre circulación y residencia, asilo, nacionalidad, matrimonio elegido libremente, derecho a la propiedad. Son los derechos de las personas que protagonizan los mayores movimientos migratorios, que actualmente huyen de las guerras, del hambre, la pobreza o las enfermedades.  El cuarto grupo desarrolla los derechos políticos: libertad de pensamiento, conciencia, religión, opinión, expresión, asociación, derecho a formar parte de gobiernos y al sufragio. El quinto establece los derechos económicos, sociales y culturales a los que se refiere el concepto de libertad mencionado en el Preámbulo, entre ellos el  derecho al trabajo equitativamente remunerado, a la protección frente al desempleo, al descanso, a las vacaciones, a un nivel de vida adecuado que garantice alimento, vestido, vivienda, asistencia médica, servicios sociales, seguro de desempleo, de jubilación, de enfermedad, de viudedad, de invalidez, derecho a cuidados por maternidad e infancia, derecho a la educación, a la cultura. Son los derechos que asociamos con el denominado estado de bienestar,  tan amenazado en nuestros países por la crisis en la que nos encontramos. Una crisis consecuencia directa de la manipulación de los recursos financieros por los sectores ultraliberales del sistema capitalista. Una crisis que está desmontando los derechos alcanzados. Por tanto cuando hablamos de pobreza, recortes, educación, sanidad, vivienda, empleo, salarios justos, pensiones, jubilación, estamos hablando de DH reconocidos por la ONU.  Finalmente destaco el artículo 28: “Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos”. Es decir, el disfrute de los derechos y libertades de los individuos depende tanto del propio estatus político, social y económico de los Estados como de la existencia de un contexto internacional que permita el desarrollo de los países más pobres. Cuando el sistema económico imperante asfixia las posibilidades de desarrollo económico de esos países estamos conculcando los DH de sus poblaciones.  Hasta aquí he expuesto algunas pinceladas del marco de DH que hemos suscrito como países integrantes de Naciones Unidas. ¿Qué está pasando en la actualidad, no ya en países lejanos sino en nuestro entorno inmediato? Podríamos concluir que no sólo estamos incumpliendo nuestras obligaciones en el marco internacional en cuanto que permitimos la conculcación de los derechos y libertades fundamentales en países con los que mantenemos relaciones políticas y comerciales (Arabia Saudí es quizás el caso más flagrante, sin olvidar Marruecos, China, Israel, Venezuela o Estados Unidos) sino que somos incapaces de garantizar esos mismos derechos en nuestros propios estados democráticos. Demos un repaso para justificar esta afirmación aunque algo he apuntado en los párrafos anteriores. Los 51 asesinatos de mujeres por violencia machista en España en 2015 y los más de 800 en los últimos 12 años ilustran la magnitud del mayor problema de derechos humanos que sufre nuestro país, que bien merece un Acuerdo de Estado con mayor prioridad que el sugerido en torno al “terrorismo” provocado por extremistas islamistas, habida cuenta del número de víctimas causadas por los asesinos machistas. En julio de 2015 el Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer examinaba negativamente a España. Denunciaba los recortes y retrocesos en los derechos humanos de las mujeres, específicamente en los relacionados con la violencia de género, pero también con la igualdad, salud, empleo, derechos sexuales y reproductivos. El incremento de la pobreza y la desigualdad, los desahucios, la pobreza energética, la emigración masiva de los jóvenes ante la falta de empleo, la precarización de los salarios, la supresión de tarjetas sanitarias a inmigrantes, la denominada Ley Mordaza, la denegación de justicia para las victimas de la dictadura franquista, son otras muestras de la pérdida de DH en nuestro país. Los recortes económicos escudados en la crisis están suponiendo una merma muy importante en nuestros DH. Merece una mención especial por su ilegalidad y falta de humanidad las denominadas 'devoluciones en caliente' que autoriza el Gobierno en las fronteras de Ceuta y Melilla. Hablando de la frontera sur no puedo dejar de recordar la última tragedia, la reciente muerte de dos chicos de Camerún, Vapeur y Le Bir, el pasado 29 de noviembre. Unos jóvenes que esperaban como muchos otros el momento de saltar la valla de Ceuta y alcanzar la “tierra prometida”, Europa. Según el relato del cooperante español Antonio Abad Díaz Ortega, que se entrevistó tras el suceso con testigos presenciales, Vaperur y Le Bir se escondieron en una cueva huyendo de las redadas de la policía marroquí. Según sus palabras, tras ver que entraban en ella, la policía prendió  fuego a las ropas y objetos situados en la boca de la cueva. Los chicos no pudieron salir. Sus compañeros los encontraron muertos unas horas más tarde, cuando el fuego y el humo les permitieron entrar. “Si, los vimos, la policía marroquí es quien encendió el fuego, vieron perfectamente que nuestros hermanos cameruneses entraron en la cueva. Nosotros mismos nos preguntamos a menudo si somos humanos o bien somos animales”, comentó uno de los jóvenes cameruneses que presenciaron los hechos. El corto vídeo adjunto recoge el dramático encuentro de los cuerpos cuando accedieron a la cueva.    Dejo el enlace de la noticia que se recogió en la prensa sobre el suceso. http://www.eldiario.es/desalambre/Denuncian-inmigrantes-subsaharianos-asfixiados-Castillejos_0_458104736.html  Diariamente muchos menores arriesgan su vida para intentar cruzar el Estrecho en busca de la calidad de vida que les reconoce la DUDH y que no encuentran en sus países de origen.  El día 10 de diciembre en un acto de conmemoración de los DH en el edificio Gota de Leche de Huelva se planteaba qué podemos hacer para parar la guerra en Siria (es lo primero que exige la población civil, detener la guerra, la destrucción y la muerte), qué podemos hacer para garantizar el derecho de asilo de los refugiados de ese país, de Afganistán, Irak o de otras zonas en conflicto, qué podemos hacer para garantizar los DH en la frontera sur, en Ceuta, en Melilla, en Marruecos, en el Sahara… La respuesta surgió de varias voces: los ciudadanos tenemos una herramienta en nuestro poder: el voto. En los estados democráticos el poder reside en la ciudadanía. Elijamos gobiernos que exijan en los organismos internacionales, ONU, UE, el respeto a los DH, que se garantice el asilo de los refugiados, que se establezcan mecanismos de control de la venta de armas, que se corten relaciones y se impongan sanciones a los gobiernos que violan DH (son demasiados, desde Arabia Saudí, China, a Marruecos, Turquía, Israel, Siria, Venezuela, Rusia, Estados Unidos, Hungría…la propia España). Los ciudadanos podemos votar a partidos que no supriman las ayudas al desarrollo, fuera y dentro de nuestro país, que no fomenten la desigualdad, que inviertan en ayudas a la dependencia, en la supresión de barreras a los derechos de todas las personas, que destinen recursos suficientes para luchar contra la violencia machista, para la mejora de la educación pública gratuita, la ciencia y la cultura, que no aprueben leyes en contra de la libertad de expresión y de manifestación, ni leyes ilegales para la “devolución en caliente” de personas inmigrantes. Podemos votar a partidos cuyos miembros no tengan intereses con empresas de armamento, que se comprometan a exigir el respeto a los DH  en toda la Unión Europea, en todos los países con los que mantengamos relaciones. También podemos informarnos sobre la realidad que nos rodea, trabajar por la sensibilización de la sociedad, no dejándonos llevar por falsos rumores, ni por opiniones xenófobas, racistas, islamófobas. Los DH tenemos que ejercerlos y defenderlos día tras día. Pueden quitárnoslos en cualquier momento. Sí. Verdaderamente tenemos mucha capacidad de actuar para la defensa de los derechos humanos, en nuestro país y en todo el planeta. Notas:(1) 'Declaración Universal de los Derechos Humanos' (http://www.un.org/es). Consultado el 12 de diciembre de 2015. (2) Afganistán, Argentina, Australia, Bélgica, Bolivia, Brasil, Burma, Canadá, Chile, China, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dinamarca, República Dominicana, Ecuador, Egipto, El Salvador, Etiopía, Francia, Grecia, Guatemala, Haití, Islandia, India, Irán, Irak, Líbano, Liberia, Luxemburgo, México, Países Bajos, Nueva Zelanda, Nicaragua, Noruega, Pakistán, Panamá, Paraguay, Perú, Filipinas, Tailandia (entonces Siam), Suecia, Siria, Turquía, Reino Unido, Estados Unidos, Uruguay, Venezuela. (3) URSS, Bielorrusia, Ucrania, Checoslovaquia, Polonia, Yugoslavia, Sudáfrica y Arabia Saudí. (4) Gómez Isa, F (2006) 'Declaración Universal de los derechos Humanos' (www.dicc.hegoa.ehu.es). Consultado el 12 de diciembre de 2015

¿Insensibles a los derechos humanos?
¿Insensibles a los derechos humanos?

El día 10 de diciembre en un acto de conmemoración de los DH en el edificio Gota de Leche de Huelva se planteaba qué podemos hacer para parar la guerra en Siria (es lo primero que exige la población civil, detener la guerra, la destrucción y la muerte), qué podemos hacer para garantizar el derecho de asilo de los refugiados de ese país, de Afganistán, Irak o de otras zonas en conflicto, qué podemos hacer para garantizar los DH en la frontera sur, en Ceuta, en Melilla, en Marruecos, en el Sahara…

La respuesta surgió de varias voces: los ciudadanos tenemos una herramienta en nuestro poder: el voto. En los estados democráticos el poder reside en la ciudadanía. Elijamos gobiernos que exijan en los organismos internacionales, ONU, UE, el respeto a los DH, que se garantice el asilo de los refugiados, que se establezcan mecanismos de control de la venta de armas, que se corten relaciones y se impongan sanciones a los gobiernos que violan DH (son demasiados, desde Arabia Saudí, China, a Marruecos, Turquía, Israel, Siria, Venezuela, Rusia, Estados Unidos, Hungría…la propia España). Los ciudadanos podemos votar a partidos que no supriman las ayudas al desarrollo, fuera y dentro de nuestro país, que no fomenten la desigualdad, que inviertan en ayudas a la dependencia, en la supresión de barreras a los derechos de todas las personas, que destinen recursos suficientes para luchar contra la violencia machista, para la mejora de la educación pública gratuita, la ciencia y la cultura, que no aprueben leyes en contra de la libertad de expresión y de manifestación, ni leyes ilegales para la “devolución en caliente” de personas inmigrantes. Podemos votar a partidos cuyos miembros no tengan intereses con empresas de armamento, que se comprometan a exigir el respeto a los DH  en toda la Unión Europea, en todos los países con los que mantengamos relaciones.

También podemos informarnos sobre la realidad que nos rodea, trabajar por la sensibilización de la sociedad, no dejándonos llevar por falsos rumores, ni por opiniones xenófobas, racistas, islamófobas. Los DH tenemos que ejercerlos y defenderlos día tras día. Pueden quitárnoslos en cualquier momento.

Sí. Verdaderamente tenemos mucha capacidad de actuar para la defensa de los derechos humanos, en nuestro país y en todo el planeta.

Notas:

Llamo la atención sobre la reducida respuesta que suele dar nuestra sociedad a las convocatorias de actividades para sensibilizar sobre estos temas. Nada que ver con otras iniciativas para dar apoyo a equipos de fútbol o para coronar vírgenes. Una respuesta ridícula frente a las gravísimas noticias que recibimos sobre violaciones de DH en las guerras, en las fronteras, en países pobres, en nuestros propios Estados, que nos llegan diariamente a través de los medios de comunicación, muchos de ellos con información estandarizada, y, sobre todo, a través de las redes sociales, donde la realidad circula con mayor libertad pero no siempre bien analizada.    Parece que nos hubiéramos vuelto insensibles a los DH cuya conquista tanto tiempo, esfuerzo y sufrimiento han costado a muchas personas a lo largo de la Historia. Con estas palabras pretendo reflexionar sobre lo que perderemos si no reaccionamos. Es posible que la mayoría de los ciudadanos desconozca el gran alcance del significado de los DH que nos hemos reconocido a nivel internacional. Espero con este artículo aportar un poco de luz. En el año 539 antes de Cristo el rey de la antigua Persia (Irán) Ciro II El Grande conquistó la ciudad de Babilonia. Tras su victoria liberó a los esclavos, declaró la libertad de religión, la igualdad racial y otros derechos que fueron grabados en lenguaje acadio con escritura cuneiforme en un cilindro de barro conocido como Cilindro de Ciro, que se considera el primer documento sobre DH. Resalto la anécdota de que este hito histórico se localice en una de las zonas más castigadas en nuestra Era, donde los conflictos geoestratégicos, religiosos y étnicos suponen una amenaza constante para la vida, la libertad, la seguridad y la dignidad de las personas (1).El inicio de la consolidación de unos derechos a proteger se extendió desde Persia a India, Grecia y Roma. Siglos más tarde se confirmaría el reconocimiento de los derechos individuales en otros documentos históricos como la Constitución de Estados Unidos (1787), la Declaración Francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789) y la Carta de Derechos de Estados Unidos (1791), con textos más o menos similares. Los derechos recogidos en el Cilindro de Ciro guardan una gran similitud con los primeros artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos  (DUDH) aprobada en Naciones Unidas en 1948, de la que fue máxima impulsora Anna Eleanor Roosevelt, gran activista por la justicia social, por la igualdad de las mujeres y de los afroamericanos, enfrentándose decididamente a los prejuicios raciales en Estados Unidos. La ONU y la DUDH surgieron con el compromiso internacional de no repetir las atrocidades cometidas en la Segunda Guerra Mundial. La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Declaración el 10 de diciembre de 1948 en París. Contó con 48 votos a favor (2), ningún voto en contra y 8 abstenciones (3). Hay que tener en cuenta que la mayoría de los países del llamado Tercer Mundo estaban todavía colonizados y por tanto no formaban parte de la ONU. Tampoco España, aislada en aquellos años por la dictadura franquista hasta que fue admitida en 1955. La aprobación de este documento fue un gran logro para la Humanidad en un mundo enfrentado en dos bloques en plena Guerra Fría. La Declaración Universal de los Derechos Humanos tiene un Preámbulo y 30 artículos. El Preámbulo es de gran importancia porque marca las directrices de los derechos que se reconocen y desarrollan en el articulado. Destaco entre todos su párrafo quinto: “Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas…. se han declarado resueltos a promover el progreso social y elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad”. Con esta frase se reconoce un significado más complejo de la libertad, que va unido indisolublemente al progreso y a la mejora de las condiciones de vida de las personas. La dignidad humana se vincula no sólo a la consecución de derechos civiles y políticos sino también a la defensa de derechos económicos, sociales  y culturales. (4) En función de su contenido el articulado de la Declaración se puede agrupar en varios bloques: El primero reconoce para todas las personas los derechos y libertades sin discriminación alguna por motivo de raza, color, sexo. Idioma, religión, opinión o nacionalidad. El segundo está dedicado a los derechos y libertades de orden personal, el derecho a la vida, a la libertad, la seguridad, la justicia. El tercero define los derechos del individuo en relación con los grupos de los que forma parte: libre circulación y residencia, asilo, nacionalidad, matrimonio elegido libremente, derecho a la propiedad. Son los derechos de las personas que protagonizan los mayores movimientos migratorios, que actualmente huyen de las guerras, del hambre, la pobreza o las enfermedades.  El cuarto grupo desarrolla los derechos políticos: libertad de pensamiento, conciencia, religión, opinión, expresión, asociación, derecho a formar parte de gobiernos y al sufragio. El quinto establece los derechos económicos, sociales y culturales a los que se refiere el concepto de libertad mencionado en el Preámbulo, entre ellos el  derecho al trabajo equitativamente remunerado, a la protección frente al desempleo, al descanso, a las vacaciones, a un nivel de vida adecuado que garantice alimento, vestido, vivienda, asistencia médica, servicios sociales, seguro de desempleo, de jubilación, de enfermedad, de viudedad, de invalidez, derecho a cuidados por maternidad e infancia, derecho a la educación, a la cultura. Son los derechos que asociamos con el denominado estado de bienestar,  tan amenazado en nuestros países por la crisis en la que nos encontramos. Una crisis consecuencia directa de la manipulación de los recursos financieros por los sectores ultraliberales del sistema capitalista. Una crisis que está desmontando los derechos alcanzados. Por tanto cuando hablamos de pobreza, recortes, educación, sanidad, vivienda, empleo, salarios justos, pensiones, jubilación, estamos hablando de DH reconocidos por la ONU.  Finalmente destaco el artículo 28: “Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos”. Es decir, el disfrute de los derechos y libertades de los individuos depende tanto del propio estatus político, social y económico de los Estados como de la existencia de un contexto internacional que permita el desarrollo de los países más pobres. Cuando el sistema económico imperante asfixia las posibilidades de desarrollo económico de esos países estamos conculcando los DH de sus poblaciones.  Hasta aquí he expuesto algunas pinceladas del marco de DH que hemos suscrito como países integrantes de Naciones Unidas. ¿Qué está pasando en la actualidad, no ya en países lejanos sino en nuestro entorno inmediato? Podríamos concluir que no sólo estamos incumpliendo nuestras obligaciones en el marco internacional en cuanto que permitimos la conculcación de los derechos y libertades fundamentales en países con los que mantenemos relaciones políticas y comerciales (Arabia Saudí es quizás el caso más flagrante, sin olvidar Marruecos, China, Israel, Venezuela o Estados Unidos) sino que somos incapaces de garantizar esos mismos derechos en nuestros propios estados democráticos. Demos un repaso para justificar esta afirmación aunque algo he apuntado en los párrafos anteriores. Los 51 asesinatos de mujeres por violencia machista en España en 2015 y los más de 800 en los últimos 12 años ilustran la magnitud del mayor problema de derechos humanos que sufre nuestro país, que bien merece un Acuerdo de Estado con mayor prioridad que el sugerido en torno al “terrorismo” provocado por extremistas islamistas, habida cuenta del número de víctimas causadas por los asesinos machistas. En julio de 2015 el Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer examinaba negativamente a España. Denunciaba los recortes y retrocesos en los derechos humanos de las mujeres, específicamente en los relacionados con la violencia de género, pero también con la igualdad, salud, empleo, derechos sexuales y reproductivos. El incremento de la pobreza y la desigualdad, los desahucios, la pobreza energética, la emigración masiva de los jóvenes ante la falta de empleo, la precarización de los salarios, la supresión de tarjetas sanitarias a inmigrantes, la denominada Ley Mordaza, la denegación de justicia para las victimas de la dictadura franquista, son otras muestras de la pérdida de DH en nuestro país. Los recortes económicos escudados en la crisis están suponiendo una merma muy importante en nuestros DH. Merece una mención especial por su ilegalidad y falta de humanidad las denominadas 'devoluciones en caliente' que autoriza el Gobierno en las fronteras de Ceuta y Melilla. Hablando de la frontera sur no puedo dejar de recordar la última tragedia, la reciente muerte de dos chicos de Camerún, Vapeur y Le Bir, el pasado 29 de noviembre. Unos jóvenes que esperaban como muchos otros el momento de saltar la valla de Ceuta y alcanzar la “tierra prometida”, Europa. Según el relato del cooperante español Antonio Abad Díaz Ortega, que se entrevistó tras el suceso con testigos presenciales, Vaperur y Le Bir se escondieron en una cueva huyendo de las redadas de la policía marroquí. Según sus palabras, tras ver que entraban en ella, la policía prendió  fuego a las ropas y objetos situados en la boca de la cueva. Los chicos no pudieron salir. Sus compañeros los encontraron muertos unas horas más tarde, cuando el fuego y el humo les permitieron entrar. “Si, los vimos, la policía marroquí es quien encendió el fuego, vieron perfectamente que nuestros hermanos cameruneses entraron en la cueva. Nosotros mismos nos preguntamos a menudo si somos humanos o bien somos animales”, comentó uno de los jóvenes cameruneses que presenciaron los hechos. El corto vídeo adjunto recoge el dramático encuentro de los cuerpos cuando accedieron a la cueva.    Dejo el enlace de la noticia que se recogió en la prensa sobre el suceso. http://www.eldiario.es/desalambre/Denuncian-inmigrantes-subsaharianos-asfixiados-Castillejos_0_458104736.html  Diariamente muchos menores arriesgan su vida para intentar cruzar el Estrecho en busca de la calidad de vida que les reconoce la DUDH y que no encuentran en sus países de origen.  El día 10 de diciembre en un acto de conmemoración de los DH en el edificio Gota de Leche de Huelva se planteaba qué podemos hacer para parar la guerra en Siria (es lo primero que exige la población civil, detener la guerra, la destrucción y la muerte), qué podemos hacer para garantizar el derecho de asilo de los refugiados de ese país, de Afganistán, Irak o de otras zonas en conflicto, qué podemos hacer para garantizar los DH en la frontera sur, en Ceuta, en Melilla, en Marruecos, en el Sahara… La respuesta surgió de varias voces: los ciudadanos tenemos una herramienta en nuestro poder: el voto. En los estados democráticos el poder reside en la ciudadanía. Elijamos gobiernos que exijan en los organismos internacionales, ONU, UE, el respeto a los DH, que se garantice el asilo de los refugiados, que se establezcan mecanismos de control de la venta de armas, que se corten relaciones y se impongan sanciones a los gobiernos que violan DH (son demasiados, desde Arabia Saudí, China, a Marruecos, Turquía, Israel, Siria, Venezuela, Rusia, Estados Unidos, Hungría…la propia España). Los ciudadanos podemos votar a partidos que no supriman las ayudas al desarrollo, fuera y dentro de nuestro país, que no fomenten la desigualdad, que inviertan en ayudas a la dependencia, en la supresión de barreras a los derechos de todas las personas, que destinen recursos suficientes para luchar contra la violencia machista, para la mejora de la educación pública gratuita, la ciencia y la cultura, que no aprueben leyes en contra de la libertad de expresión y de manifestación, ni leyes ilegales para la “devolución en caliente” de personas inmigrantes. Podemos votar a partidos cuyos miembros no tengan intereses con empresas de armamento, que se comprometan a exigir el respeto a los DH  en toda la Unión Europea, en todos los países con los que mantengamos relaciones. También podemos informarnos sobre la realidad que nos rodea, trabajar por la sensibilización de la sociedad, no dejándonos llevar por falsos rumores, ni por opiniones xenófobas, racistas, islamófobas. Los DH tenemos que ejercerlos y defenderlos día tras día. Pueden quitárnoslos en cualquier momento. Sí. Verdaderamente tenemos mucha capacidad de actuar para la defensa de los derechos humanos, en nuestro país y en todo el planeta. Notas:(1) 'Declaración Universal de los Derechos Humanos' (http://www.un.org/es). Consultado el 12 de diciembre de 2015. (2) Afganistán, Argentina, Australia, Bélgica, Bolivia, Brasil, Burma, Canadá, Chile, China, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dinamarca, República Dominicana, Ecuador, Egipto, El Salvador, Etiopía, Francia, Grecia, Guatemala, Haití, Islandia, India, Irán, Irak, Líbano, Liberia, Luxemburgo, México, Países Bajos, Nueva Zelanda, Nicaragua, Noruega, Pakistán, Panamá, Paraguay, Perú, Filipinas, Tailandia (entonces Siam), Suecia, Siria, Turquía, Reino Unido, Estados Unidos, Uruguay, Venezuela. (3) URSS, Bielorrusia, Ucrania, Checoslovaquia, Polonia, Yugoslavia, Sudáfrica y Arabia Saudí. (4) Gómez Isa, F (2006) 'Declaración Universal de los derechos Humanos' (www.dicc.hegoa.ehu.es). Consultado el 12 de diciembre de 2015

(2) Afganistán, Argentina, Australia, Bélgica, Bolivia, Brasil, Burma, Canadá, Chile, China, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dinamarca, República Dominicana, Ecuador, Egipto, El Salvador, Etiopía, Francia, Grecia, Guatemala, Haití, Islandia, India, Irán, Irak, Líbano, Liberia, Luxemburgo, México, Países Bajos, Nueva Zelanda, Nicaragua, Noruega, Pakistán, Panamá, Paraguay, Perú, Filipinas, Tailandia (entonces Siam), Suecia, Siria, Turquía, Reino Unido, Estados Unidos, Uruguay, Venezuela.

(3) URSS, Bielorrusia, Ucrania, Checoslovaquia, Polonia, Yugoslavia, Sudáfrica y Arabia Saudí.

Llamo la atención sobre la reducida respuesta que suele dar nuestra sociedad a las convocatorias de actividades para sensibilizar sobre estos temas. Nada que ver con otras iniciativas para dar apoyo a equipos de fútbol o para coronar vírgenes. Una respuesta ridícula frente a las gravísimas noticias que recibimos sobre violaciones de DH en las guerras, en las fronteras, en países pobres, en nuestros propios Estados, que nos llegan diariamente a través de los medios de comunicación, muchos de ellos con información estandarizada, y, sobre todo, a través de las redes sociales, donde la realidad circula con mayor libertad pero no siempre bien analizada.    Parece que nos hubiéramos vuelto insensibles a los DH cuya conquista tanto tiempo, esfuerzo y sufrimiento han costado a muchas personas a lo largo de la Historia. Con estas palabras pretendo reflexionar sobre lo que perderemos si no reaccionamos. Es posible que la mayoría de los ciudadanos desconozca el gran alcance del significado de los DH que nos hemos reconocido a nivel internacional. Espero con este artículo aportar un poco de luz. En el año 539 antes de Cristo el rey de la antigua Persia (Irán) Ciro II El Grande conquistó la ciudad de Babilonia. Tras su victoria liberó a los esclavos, declaró la libertad de religión, la igualdad racial y otros derechos que fueron grabados en lenguaje acadio con escritura cuneiforme en un cilindro de barro conocido como Cilindro de Ciro, que se considera el primer documento sobre DH. Resalto la anécdota de que este hito histórico se localice en una de las zonas más castigadas en nuestra Era, donde los conflictos geoestratégicos, religiosos y étnicos suponen una amenaza constante para la vida, la libertad, la seguridad y la dignidad de las personas (1).El inicio de la consolidación de unos derechos a proteger se extendió desde Persia a India, Grecia y Roma. Siglos más tarde se confirmaría el reconocimiento de los derechos individuales en otros documentos históricos como la Constitución de Estados Unidos (1787), la Declaración Francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789) y la Carta de Derechos de Estados Unidos (1791), con textos más o menos similares. Los derechos recogidos en el Cilindro de Ciro guardan una gran similitud con los primeros artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos  (DUDH) aprobada en Naciones Unidas en 1948, de la que fue máxima impulsora Anna Eleanor Roosevelt, gran activista por la justicia social, por la igualdad de las mujeres y de los afroamericanos, enfrentándose decididamente a los prejuicios raciales en Estados Unidos. La ONU y la DUDH surgieron con el compromiso internacional de no repetir las atrocidades cometidas en la Segunda Guerra Mundial. La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Declaración el 10 de diciembre de 1948 en París. Contó con 48 votos a favor (2), ningún voto en contra y 8 abstenciones (3). Hay que tener en cuenta que la mayoría de los países del llamado Tercer Mundo estaban todavía colonizados y por tanto no formaban parte de la ONU. Tampoco España, aislada en aquellos años por la dictadura franquista hasta que fue admitida en 1955. La aprobación de este documento fue un gran logro para la Humanidad en un mundo enfrentado en dos bloques en plena Guerra Fría. La Declaración Universal de los Derechos Humanos tiene un Preámbulo y 30 artículos. El Preámbulo es de gran importancia porque marca las directrices de los derechos que se reconocen y desarrollan en el articulado. Destaco entre todos su párrafo quinto: “Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas…. se han declarado resueltos a promover el progreso social y elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad”. Con esta frase se reconoce un significado más complejo de la libertad, que va unido indisolublemente al progreso y a la mejora de las condiciones de vida de las personas. La dignidad humana se vincula no sólo a la consecución de derechos civiles y políticos sino también a la defensa de derechos económicos, sociales  y culturales. (4) En función de su contenido el articulado de la Declaración se puede agrupar en varios bloques: El primero reconoce para todas las personas los derechos y libertades sin discriminación alguna por motivo de raza, color, sexo. Idioma, religión, opinión o nacionalidad. El segundo está dedicado a los derechos y libertades de orden personal, el derecho a la vida, a la libertad, la seguridad, la justicia. El tercero define los derechos del individuo en relación con los grupos de los que forma parte: libre circulación y residencia, asilo, nacionalidad, matrimonio elegido libremente, derecho a la propiedad. Son los derechos de las personas que protagonizan los mayores movimientos migratorios, que actualmente huyen de las guerras, del hambre, la pobreza o las enfermedades.  El cuarto grupo desarrolla los derechos políticos: libertad de pensamiento, conciencia, religión, opinión, expresión, asociación, derecho a formar parte de gobiernos y al sufragio. El quinto establece los derechos económicos, sociales y culturales a los que se refiere el concepto de libertad mencionado en el Preámbulo, entre ellos el  derecho al trabajo equitativamente remunerado, a la protección frente al desempleo, al descanso, a las vacaciones, a un nivel de vida adecuado que garantice alimento, vestido, vivienda, asistencia médica, servicios sociales, seguro de desempleo, de jubilación, de enfermedad, de viudedad, de invalidez, derecho a cuidados por maternidad e infancia, derecho a la educación, a la cultura. Son los derechos que asociamos con el denominado estado de bienestar,  tan amenazado en nuestros países por la crisis en la que nos encontramos. Una crisis consecuencia directa de la manipulación de los recursos financieros por los sectores ultraliberales del sistema capitalista. Una crisis que está desmontando los derechos alcanzados. Por tanto cuando hablamos de pobreza, recortes, educación, sanidad, vivienda, empleo, salarios justos, pensiones, jubilación, estamos hablando de DH reconocidos por la ONU.  Finalmente destaco el artículo 28: “Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos”. Es decir, el disfrute de los derechos y libertades de los individuos depende tanto del propio estatus político, social y económico de los Estados como de la existencia de un contexto internacional que permita el desarrollo de los países más pobres. Cuando el sistema económico imperante asfixia las posibilidades de desarrollo económico de esos países estamos conculcando los DH de sus poblaciones.  Hasta aquí he expuesto algunas pinceladas del marco de DH que hemos suscrito como países integrantes de Naciones Unidas. ¿Qué está pasando en la actualidad, no ya en países lejanos sino en nuestro entorno inmediato? Podríamos concluir que no sólo estamos incumpliendo nuestras obligaciones en el marco internacional en cuanto que permitimos la conculcación de los derechos y libertades fundamentales en países con los que mantenemos relaciones políticas y comerciales (Arabia Saudí es quizás el caso más flagrante, sin olvidar Marruecos, China, Israel, Venezuela o Estados Unidos) sino que somos incapaces de garantizar esos mismos derechos en nuestros propios estados democráticos. Demos un repaso para justificar esta afirmación aunque algo he apuntado en los párrafos anteriores. Los 51 asesinatos de mujeres por violencia machista en España en 2015 y los más de 800 en los últimos 12 años ilustran la magnitud del mayor problema de derechos humanos que sufre nuestro país, que bien merece un Acuerdo de Estado con mayor prioridad que el sugerido en torno al “terrorismo” provocado por extremistas islamistas, habida cuenta del número de víctimas causadas por los asesinos machistas. En julio de 2015 el Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer examinaba negativamente a España. Denunciaba los recortes y retrocesos en los derechos humanos de las mujeres, específicamente en los relacionados con la violencia de género, pero también con la igualdad, salud, empleo, derechos sexuales y reproductivos. El incremento de la pobreza y la desigualdad, los desahucios, la pobreza energética, la emigración masiva de los jóvenes ante la falta de empleo, la precarización de los salarios, la supresión de tarjetas sanitarias a inmigrantes, la denominada Ley Mordaza, la denegación de justicia para las victimas de la dictadura franquista, son otras muestras de la pérdida de DH en nuestro país. Los recortes económicos escudados en la crisis están suponiendo una merma muy importante en nuestros DH. Merece una mención especial por su ilegalidad y falta de humanidad las denominadas 'devoluciones en caliente' que autoriza el Gobierno en las fronteras de Ceuta y Melilla. Hablando de la frontera sur no puedo dejar de recordar la última tragedia, la reciente muerte de dos chicos de Camerún, Vapeur y Le Bir, el pasado 29 de noviembre. Unos jóvenes que esperaban como muchos otros el momento de saltar la valla de Ceuta y alcanzar la “tierra prometida”, Europa. Según el relato del cooperante español Antonio Abad Díaz Ortega, que se entrevistó tras el suceso con testigos presenciales, Vaperur y Le Bir se escondieron en una cueva huyendo de las redadas de la policía marroquí. Según sus palabras, tras ver que entraban en ella, la policía prendió  fuego a las ropas y objetos situados en la boca de la cueva. Los chicos no pudieron salir. Sus compañeros los encontraron muertos unas horas más tarde, cuando el fuego y el humo les permitieron entrar. “Si, los vimos, la policía marroquí es quien encendió el fuego, vieron perfectamente que nuestros hermanos cameruneses entraron en la cueva. Nosotros mismos nos preguntamos a menudo si somos humanos o bien somos animales”, comentó uno de los jóvenes cameruneses que presenciaron los hechos. El corto vídeo adjunto recoge el dramático encuentro de los cuerpos cuando accedieron a la cueva.    Dejo el enlace de la noticia que se recogió en la prensa sobre el suceso. http://www.eldiario.es/desalambre/Denuncian-inmigrantes-subsaharianos-asfixiados-Castillejos_0_458104736.html  Diariamente muchos menores arriesgan su vida para intentar cruzar el Estrecho en busca de la calidad de vida que les reconoce la DUDH y que no encuentran en sus países de origen.  El día 10 de diciembre en un acto de conmemoración de los DH en el edificio Gota de Leche de Huelva se planteaba qué podemos hacer para parar la guerra en Siria (es lo primero que exige la población civil, detener la guerra, la destrucción y la muerte), qué podemos hacer para garantizar el derecho de asilo de los refugiados de ese país, de Afganistán, Irak o de otras zonas en conflicto, qué podemos hacer para garantizar los DH en la frontera sur, en Ceuta, en Melilla, en Marruecos, en el Sahara… La respuesta surgió de varias voces: los ciudadanos tenemos una herramienta en nuestro poder: el voto. En los estados democráticos el poder reside en la ciudadanía. Elijamos gobiernos que exijan en los organismos internacionales, ONU, UE, el respeto a los DH, que se garantice el asilo de los refugiados, que se establezcan mecanismos de control de la venta de armas, que se corten relaciones y se impongan sanciones a los gobiernos que violan DH (son demasiados, desde Arabia Saudí, China, a Marruecos, Turquía, Israel, Siria, Venezuela, Rusia, Estados Unidos, Hungría…la propia España). Los ciudadanos podemos votar a partidos que no supriman las ayudas al desarrollo, fuera y dentro de nuestro país, que no fomenten la desigualdad, que inviertan en ayudas a la dependencia, en la supresión de barreras a los derechos de todas las personas, que destinen recursos suficientes para luchar contra la violencia machista, para la mejora de la educación pública gratuita, la ciencia y la cultura, que no aprueben leyes en contra de la libertad de expresión y de manifestación, ni leyes ilegales para la “devolución en caliente” de personas inmigrantes. Podemos votar a partidos cuyos miembros no tengan intereses con empresas de armamento, que se comprometan a exigir el respeto a los DH  en toda la Unión Europea, en todos los países con los que mantengamos relaciones. También podemos informarnos sobre la realidad que nos rodea, trabajar por la sensibilización de la sociedad, no dejándonos llevar por falsos rumores, ni por opiniones xenófobas, racistas, islamófobas. Los DH tenemos que ejercerlos y defenderlos día tras día. Pueden quitárnoslos en cualquier momento. Sí. Verdaderamente tenemos mucha capacidad de actuar para la defensa de los derechos humanos, en nuestro país y en todo el planeta. Notas:(1) 'Declaración Universal de los Derechos Humanos' (http://www.un.org/es). Consultado el 12 de diciembre de 2015. (2) Afganistán, Argentina, Australia, Bélgica, Bolivia, Brasil, Burma, Canadá, Chile, China, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dinamarca, República Dominicana, Ecuador, Egipto, El Salvador, Etiopía, Francia, Grecia, Guatemala, Haití, Islandia, India, Irán, Irak, Líbano, Liberia, Luxemburgo, México, Países Bajos, Nueva Zelanda, Nicaragua, Noruega, Pakistán, Panamá, Paraguay, Perú, Filipinas, Tailandia (entonces Siam), Suecia, Siria, Turquía, Reino Unido, Estados Unidos, Uruguay, Venezuela. (3) URSS, Bielorrusia, Ucrania, Checoslovaquia, Polonia, Yugoslavia, Sudáfrica y Arabia Saudí. (4) Gómez Isa, F (2006) 'Declaración Universal de los derechos Humanos' (www.dicc.hegoa.ehu.es). Consultado el 12 de diciembre de 2015

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