LA HUELVA CHOQUERA Y TABERNERA
U.J.M.
Siglas crípticas como tantas. La Ujotaeme. Qué guardarán, qué misterios atesoraban esas tres letras…
Un pub en Antonio Delgado
Bar Leonardo, caracoles frente a la Fábrica de Harinas
Detrás de los nombres, detrás de las barras: personas

Quien se acuerde de los Tele-Club sabrá que eran sitios donde hacer los guateques con el picú (1). Fiestas con música yeyé en las que bailar dislocados o bien juntitos. Donde la vigilancia a veces, sólo a veces, se relajaba. En ocasiones eran municipales y en otras eclesiásticos. Vamos, que las autoridades civiles o los curas organizaban las fiestas aquellas para tener al ganado adolescente un poquito más recogido a la hora en la que las calles eran vistas como lupanares y lugares en los que el vicio y el pecado acechaban sin tregua. Era una traslación de la frase bíblica (San Mateo 19:14) «Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos», con el ánimo de tener a los más incautos en el redil.
Era el momento de los marcajes, del flirteo, del baile lento y pegados cuando se podía. «Bailar de lejos no es bailar», cantaría años después Sergio Dalma. Y seguía Sergio «Tú bailando en tu volcán, y a dos metros de ti, bailando yo en el polo». Ante esa situación dramática, había que acercarse sin miedo. Nada de quedarse tras la barrera e irse a casa con la frustración ardiendo en un nudo del estómago. Con las mariposas en día de difuntos. Todos, y todas, querían sentir más y las miradas y los roces esquivaban el inmisericorde ejercicio de las carabinas (2).
Pues la UJM era un teleclub. Los teleclubs fueron, originalmente, y su nombre lo indica, lugares en los que el vecindario se reunía para ver la tele. Pero una cosa lleva a la otra y las necesidades de socialización… de arrimar la berenjena, dirían otros, hizo que hubiera una reconversión a ciertas horas de la tarde noche, en los fines de semana normalmente.
Si el modelo funcionaba bajo el amparo del régimen en los sesenta y en los setenta, con la muerte del dictador y la llegada de los primeros atisbos de democracia, organizaciones políticas de corte izquierdista y revolucionario pensaron que ellos también podían tener cerca las mentes y voluntades permeables e influenciables de los muchachos y muchachas. Porque UJM significa, nada más y nada menos, ¡Unión de Juventudes Maoístas! (3).



Fali se arranca con su sonrisa de soslayo, sabiendo que lo que va a contar tiene su miga. «Había un cartel de madera y tal. UJM. Colaboraban con la Liga Comunista Revolucionaria. Era una moda ser de la UJM… pero pa el chavaleo todavía con menor de edad». Era una casa vieja en el llamado altillo de San Sebastián, subiendo unas escaleritas. También tuvo el nombre popular de altillo del Salao, por el nombre de una taberna allí ubicada. Para los que no lo conocieron, estaba en la misma acera de la ermita de La Soledad, en la calle Jesús de la Pasión, antigua calle Silos. De las barandillas era común ver colgar los palmitos en los primeros meses del año y, principalmente, con ocasión de la festividad del patrón de Huelva, San Sebastián.
«A lo mejó este hombre…». Fali va preguntando por el bar Palomeque a ver si alguien conoció aquellos sucedidos. «Es que eso es pa los que tenemos de cincuenta y siete pa arriba, por lo menos». «Yo tengo cincuenta y uno», le responde un camarero. «¡Claro, lo ves!».
«¿Te quieres apuntar?, te decían. Estaba de moda. Estaba recién muerto… el Paco»
Era el lugar de marras donde se encontraban los más jovencitos con ganas de fiesta. «Yo entraba y me lo pasaba muy bien» y se carcajea con el recuerdo, picarón. «Había chavalas… éramos críos de dieciséis años, quince… pues allí se bailaba agarrao. ¿Te quieres apuntar?, te decían. Estaba de moda. Estaba recién muerto… el Paco. De moda como ahora está de moda… Vox, como algo subversivo».

Los adolescentes creamos nuestro propio mundo, sustentado en los pilares del rupturismo, de la confrontación con nuestros mayores. Somos lo único que importa y la razón, nuestra razón, nos protege del absurdo mundo adulto. Somos puro desafío, con la mirada altiva, un rebelarse tantas veces sin argumentos. Chocarse contra los muros de la autoridad y atisbar cualquier fisura para hurgar en la herida. En la búsqueda de referencia, nuestros iguales, los amigos y amigas son el baluarte al que agarrarnos. Somos omnipotentes, somos omniscientes, somos indestructibles e inmortales. Y nos gusta apurar la copa de la diversión sin límites.«
El comedor grande era la pista de baile y después a la derecha,
enfocao
al patio, estaba una barrita pequeñita que te ponían un botellín«
«Era un club y creo que la cerveza te costaría cincuenta pesetas… igual valía menos, yo qué sé. El comedor grande era la pista de baile y después a la derecha, enfocao al patio, estaba una barrita pequeñita que te ponían un botellín, una cervecita, Cruzcampo. Íbamos pa bailotear el acanyumondeplayer» (4) y a la menor sugerencia se arranca a cantárnoslo con todo su groove. «A bailar con Nino Bravo, con Los Bravos… Bailabas agarrao, ya te digo, le dabas un beso a la chica en los labios y te ibas pa casa el tío más feliz del mundo. Era otra historia la vida».
«Yo fui muy poco porque me cogía mu lejos, yo vivía en Fuentepiña. Y después había reuniones de lo que era la UJM. La persona que me llevó pa allá, hoy en día ya no vive, siendo de la misma edad que yo, era El Vito de Guadalupe. Era un rubio muy guaperas de Huelva. Nos hicimos colegas, tal y cual, y él fue quien me presentó aquello. Puede que yo no tuviera todavía ni lo dieciséis años. Y yo era otro guaperas moreno». Definitivamente todos éramos más guapos. «Éramos los más guapos de Huerva, y los más rebeldes. Entonces teníamos a to el personal pa nosotros». Qué bien se lo está pasando Fali. «Y tocaba la guitarra y to… ¡vente a la UJM!». ¿Quién se iba a resistir?.



«Mi mujer en años posteriores me decía yo a ti te conocía de vista de la UJM… mira el moreno aquel, qué vasileta e. Pero no me llamabas la atención, te veía algún fallo. Hoy en día sé los fallos que son, pa qué me casé contigo» y se ríe Fali, porque todo le trae un poso de alegre melancolía.
Quiero rematar la jugada, ahora que estamos en Palomeque después de ver a nuestro Athletic en la tele. Del resultado hoy no se habla. Así que echo la caña, por si acaso… «fotos imposible ¿no?», pregunto, absolutamente descreído del asunto. «¡Uoh, nada! No existía nada. Ni el teléfono fijo». «¿Qué exagerao eres?». Y nos reímos con más ganas. Si es que nos reímos hasta de nuestra sombra. Otro día más de barra y de darle a la sin hueso. Qué nos gusta.
Notas al pie
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(1) En España, durante los años 60 y 70, los tocadiscos portátiles de alta fidelidad fueron llamados coloquialmente picús, adaptación fonética libre del inglés pick up.
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(2) Persona, generalmente del sexo femenino, que acompaña a una chica soltera y ejerce así una vigilancia discreta. Se registra en 1896, en Los telefonemas de Manolita de J. Valera, y parece ser en este sentido un vocablo característico de España y en franco retroceso. 1896 Valera, J. Telefonemas Manolita [2003] Después, la verdadera culpada de que hable yo con Narcisito, de que me ponga con él de acuerdo y de que el flirteo se convierta en noviazgo, ha sido esa hipocritona de Doña Rita. Bien hacen algunas muchachas desenfadadas en llamar carabinas a tales ayas o acompañantas: son la carabina de Ambrosio.
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(3) La Unión de Juventudes Maoístas (UJM) fue una organización política española de la época de la transición a la democracia tras la dictadura franquista, fundada como el ala juvenil de la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT) en 1975. En marzo de 1975, la ORT emitió una declaración denominada Una llamada a la juventud revolucionaria. El 22 de febrero de 1977, la UJM solicitó al gobierno su legalización. En una de sus declaraciones, indicó que el imperialismo norteamericano y el social imperialismo ruso eran «jurados enemigos de la soberanía y libertad de los pueblos», lo que amenazaba las personas con el riesgo de una nueva guerra mundial.
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(4) Fali hace referencia a una película, a una banda sonora y a una canción que fueron la bomba en aquellos años. «Grease» (EEUU, 1978) y «You´re the one that I want» y, en concreto, la primera frase de Danny Zuko (John Travolta en la vida real) en el tema: «I got chills, they're multiplying» (tengo escalofríos, se están multiplicando). Era su reacción desaforada ante una Sandy Olsson (Olivia Newton-John) de rompe y rasga. Toda en cuero negro, un látigo sacó… pero aquí ya me estoy yendo de madre. En aquel tiempo el inglés no era nuestro fuerte y éramos frutos del nacionalismo idiomático. En definitiva, que no le podíamos hacer ascos a cantar en el típico guachi guachi porque no podíamos evitarlo, y era eso o cantar Los Pecos.