¿Sabes por qué San Sebastián es el patrón de Huelva?

En 1738 dejó de ser patrón oficial de la villa el señor San Roque por determinadas circunstancias económicas y religiosas

San Sebastián paseó por Huelva su bastón de mando como alcalde perpetuo

La procesión de San Sebastián por Huelva, en imágenes

El actual patrón de la capital durante una procesión H.corpa
Bernardo Romero

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Las razones por las que San Sebastián queda como patrón de la villa de Huelva y se prescinde del patronazgo de San Roque, obedecen a varias razones, de índole religiosa y también económicas que vamos a intentar desvelar, o al menos aclarar en estas que quieren ser breves líneas.

Antes debemos aclarar que San Roque y San Sebastián protegían a muchas, a muchísimas más bien, ciudades y pueblos de distintas epidemias, entre ellas las de la temida peste bubónica, que un siglo antes de que el cabildo municipal onubense dejara de lado al hasta entonces patrón, señor San Roque, sufrió una tremenda epidemia de peste que acabó con la mitad de la población entre los años 1649 y 1651. Entonces todavía estaba San Roque cuidando de la salud de los onubenses, aunque a pesar de las rogativas mandadas hacer por el cabildo un año antes de semejante desastre, ordenaba hacer una novena al tener noticia de que la peste era ya una realidad en el vecino Puerto de Santa María (1).

El fracaso de la dicha novena, o de la intervención celestial del señor San Roque no fue en todo caso la razón de que se le relegara de su ubicación en los altares y en el devocionario popular. Téngase en cuenta que ya por entonces San Sebastián era también patrono, aunque secundario, de la villa de Huelva. Como el patrón de los caminantes, San Roque, que en plena peregrinación a Roma vivió una epidemia de peste que no le impediría seguir su camino, sino que se ocupó de atender a las víctimas entre la desolación causada por el mal causado por la Yersinia pestis. De ahí el patronazgo de San Roque en tantos lugares. San Sebastián, además de su función como protector de las epidemias, es santo protector de viajeros y de atletas, y para

El hoy único santo patrón de la capital onubense, lo es de una infinidad de ciudades y pueblos de Europa y de América. Solo en la provincia de Huelva, está en el altar de más de una docena de municipios

entender este último patronazgo solo es menester acercarse a la inmensa iconografía pintada, grabada o esculpida que sobre el santo se ha realizado en todos los tiempos, en los actuales también (2). El hoy único santo patrón de la capital onubense, lo es de una infinidad de ciudades y pueblos de Europa y de América, siendo incluso patrón, seguro que, por su condición de soldado, de un país, Malta, como es sabido sede de la orden homónima desde el fin de los reinos latinos en Oriente Próximo. Solo en la provincia de Huelva, San Sebastián es patrón de más de una docena de municipios (3), pero nos remitiremos a la iconografía artística para dar cuenta de la popularidad del santo patrón de Huelva en todo el orbe cristiano.

Debemos trasladamos en primer lugar a una reunión del cabildo onubense llevada a cabo en abril de 1738 y en la cual se decide nombrar a San Sebastián como patrón de Huelva (4). Esta será la primera pista que nos conducirá a las razones que llevaron al ostracismo de San Roque y al emplazamiento del santo de Narbona (5) en solitario en los altares onubenses. En la dicha reunión se acuerda nombrar «patrono desta villa, por sí y en nombre de los vezinos de ella, al señor San Sebastián para que se le tenga e guarde como tal patrono y anualmente su día se le haga su fiesta por este Cavildo con su misa y sermón. Lo más relevante de todo lo que dejaron por escrito estos munícipes de la primera mitad del XVIII es que no hacen la más mínima mención a San Roque, el perjudicado por esta declaración de intenciones y más aun teniendo en cuenta que los hasta entonces copatrones habían tenido ermitas a ellos dedicadas en las dos más importantes puertas de la antigua villa de Huelva, la que se encontraba en el arranque del camino de Gibraleón, la de San Roque, y la ermita de San Sebastián algo más distante de la vida económica y social onubense, en el arranque de los caminos a San Juan del Puerto y Gibraleón, justo en la bifurcación de ambos, entre las Adoratrices y la calle de San Sebastián, donde después se emplazó el llamado cementerio viejo, y donde en tiempos muy recientes se levantaron unos bloques de viviendas que se les dio en llamar el Poltergeist. Las cosas de Huelva.

La llegada del conde de Niebla a Huelva vino a alterar la vida en este hasta entonces pequeño puerto pesquero. En un principio se instala la corte en el viejo castillo del cabezo de San Pedro (6) pero la insalubridad e incomodidad de la vieja construcción hizo que los condes de Niebla y señores de Huelva se trasladaran al palacio de nueva planta que levantaron en la calle que lleva su nombre, Palacio. También mandan edificar en 1602 un convento justo en el lugar donde se procedía a emplazar una nueva ermita dedicada al copatrón, pero principal, San Roque. Y aquí se encuentra el germen del conflicto que iría a acabar en 1738 con este patronazgo. La ermita dedicada al santo peregrino estaba siendo costeada por fieles y miembros de una exigua cofradía fundada con su nombre, siendo tanta la falta de caudales de los devotos vecinos que después de veinte años de obras intermitentes, estaba sin concluir. Y héteme aquí que el conde don Manuel Pérez de Guzmán el Bueno (7) cae enfermo y promete levantar un convento de frailes en el mismo lugar en el que estaba la inconclusa nueva ermita de San Roque. Se trata del convento de frailes descalzos de la Merced para la redención de cautivos, cuya iglesia es hoy la remozada catedral onubense, mientras que la zona conventual fue el hospital que muchos hemos conocido y que hoy es parte de la floreciente Universidad de Huelva (8). Y a lo que vamos, la venerada imagen del antiguo patrón, del siglo XVI, queda en la iglesia conventual y allí sigue, con su perro y mostrando sus llagas, en la que hoy es iglesia catedral de Huelva. Desaparece la ermita, pero no la devoción ni el santo, custodiado por los mercedarios. Ya hemos hecho mención de las dificultades económicas de una ciudad pequeña, y la pobreza de una cofradía de San Roque que no podía hacerse cargo de los fastos y liturgias que celebraban la festividad del santo. En los años que siguieron a la custodia del patrón en la iglesia mercedaria, se pudieron llevar a cabo porque los frailes acompañaron la procesión, ofrecieron misas cantadas y sermón gratis et amore, pero ya se sabe que las cosas de esta manera no duran.

El San Sebastián atribuido a Gaspar del Águila, en el Museo Provincial h24

Sería en 1716 cuando los mercedarios dicen hasta aquí hemos llegado. La respuesta del cabildo onubense pretendió ser ejemplar, sacando la imagen de San Roque del convento y llevándolo a la parroquial de la collación alta, a San Pedro para entendernos. El padre comendador fue sustituido poco después del desplante, con lo cual el cabildo se dirige al sustituto para explicarle las razones por las cuales la ciudad levantó a San Roque de su morada en el convento. El recién llegado acepta la situación y se ofrece a volver con sus misas y procesiones, de manera que se realiza solemne traslado procesional y el patrón no sólo es devuelto a La Merced, sino que el ayuntamiento se hace cargo de la restauración de la imagen (9). Todo parecía arreglado y conformadas estaban las partes, pero el cabildo onubense no veía con buenos ojos el tener que estar siempre a expensas de lo que decidiera el convento, por lo que los puso, los ojos, en la antigua ermita de San Sebastián, emplazada como se decía más arriba en lo que después sería el cementerio de la Soledad, que muchos hemos conocido como viejo. Esta ermita y el santo al que allí se veneraba eran más asequibles para el cabildo, y aunque las fechas no eran las más apropiadas, pues las de San Roque se celebraban en agosto, un tiempo ideal para celebrar corridas de toros en un coso de fortuna que con carros y tablazones varias se levantaba en el arco de la Estrella (10), se decide cambiar de cromo y donde dije Roque digo Sebastián. Uno toma protagonismo y el otro iría a quedar con el paso del tiempo y la ausencia de epidemias que diezmaran a la población, en el olvido.

Esta es la razón y no otra por la que San Sebastián es patrón único de Huelva, y del que tenemos constancia de que su ermita estaba ya levantada en el año de 1516, gracias a una bula de León X, que la menciona. La razón es la misma por la que se veneraba al santo de Montpellier, la protección de epidemias y calamidades similares. Acabamos recordando a San Roque, al cuidado de los enfermos que le llevó a contraer la enfermedad. Para no contagiar a nadie se retiró al campo, lejos de aquellos a quienes había asistido. En el lugar donde estaba brotó una fuente de aguas limpias que le calmaron la sed, y un perro, advertido de la situación del futuro santo, le llevaba pan. De ahí que se le represente con capa y sombrero de peregrino, mostrando las heridas de la peste bubónica en una pierna y con la compañía del perro de los panes a su lado.

Y hasta aquí hemos llegado, para más adelante les contaremos cosas creemos que interesantes de las imágenes de San Sebastián, la que sale en procesión, obra nada menos que de Pérez Comendador, y la que actualmente está en el Museo provincial, del abulense Gaspar del Águila, un imaginero manierista con taller muy activo en Sevilla en la segunda mitad del XVI.

Notas al pie

  • (1) En aquellos tiempos era más habitual, rápido y seguro el transporte tanto de mercancías como de personas por mar que por tierra. Y esto ha sido así hasta hace bien poco, cuando la mejora de los transportes y de las carreteras, a mediados del siglo XX, permitieron un cambio radical en los transportes.

  • (2) Desde Óscar Wilde o Marcel Proust, a una portada de la revista Enquire que mostraba a Mohammad Ali con calzón de boxeo y atravesado por flechas, queriendo mostrar la condena al púgil por negarse a servir en la guerra de Vietnam, o la más reciente aún película de Derek Jarman Sebastiane, rodada en latín y muy popular en su tiempo, hasta el punto de dar nombre a un premio que el festival de San Sebastián otorga a la cinta que de mayor valor a la comunidad de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales.

  • (3) Por orden alfabético: Aljaraque, Cabezas Rubias, Cañaveral de León, Cartaya, El Almendro, Galaroza, Higuera de la Sierra, La Redondela, Punta Umbría, San Bartolomé de la Torre, Santa Bárbara de Casa y Villanueva de las Cruces, además de la capital onubense.

  • (4) Los interesados en esta y otras historias de Huelva, pueden acercarse a la obra del catedrático de Historia don Manuel Lara Ródenas, además de riguroso historiador un escritor notabilísimo con una importante obra literaria detrás. En su amplia obra como historiador, destacaremos, solo por falta de espacio, su Biografía de una iglesia, excelente estudio sobre la historia de la iglesia de la Concepción, Contrareforma y bien morir o para el tema que nos ocupa, Religiosidad y Cultura en la Huelva Moderna.

  • (5) La misma existencia del soldado romano es puesta en duda por historiadores y especialistas de todo tipo y condición. Ni un solo documento la atestigua, siendo además muy peregrinas las leyendas que hablan de un martirio ordenado con suma crueldad por el tetrarca Diocleciano, efectuado en la capital del imperio en 288, cuando el emperador había dejado tres años antes el control de Roma a Maximiano para ocuparse de la parte oriental del imperio. La opción de que fuera este último el causante de la muerte de San Sebastián, no cuadran con un personaje que entre 285 y 288 estuvo en la Galia combatiendo a los baugadas, y a continuación a orillas del Rin arrasando las tierras de los alamanes. Hasta el 296 no visita Hispania el coemperador Maximiano, donde se ocupó de evitar incursiones de tribus norteafricanas y concluida su misión regresar al fin a Roma en 298, diez años después de que ordenara el martirio del santo un militar de alto rango llamado Daciano, de cuya existencia también existen dudas porque no hay ni un solo documento que haya dejado constancia de su existencia. No deja de ser curioso que reinando Diocleciano se produjera una terrible epidemia de peste y que el emperador ordenara a los romanos realizar ofrendas y sacrificios a los dioses. Algunos cristianos, en aquellos años una religión recién llegada de Oriente y apenas conocida, se negaron a realizar los dichos sacrificios y ofrendas, por lo cual fueron castigados con la confiscación de sus bienes y, en muchos casos, incluso con la muerte. Este hecho originaría en siglos posteriores multitud de relatos que darían forma a la célebre persecución de Diocleciano.

  • (6) La huella del castillo aún es visible observando una fotografía aérea del cabezo, aunque la esquina sur de esta austera fortaleza esté en el aire tras el trágico desplome de la calle Aragón.

  • (7) Manuel Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, XIII señor de Sanlúcar, XI conde de Niebla, VIII duque de Medina Sidonia y VI marqués de Cazaza, fue el padre de Luisa Francisca Pérez de Guzmán y Sandoval, reina regente de Portugal, nacida en Huelva y cuya partida de bautismo se encuentra en la iglesia parroquial de San Pedro.

  • (8) El anagrama de la Universidad es precisamente un sello rodado del documento por el que el conde lega a la orden franciscana, luego a los mercedarios, el convento. Todo este proceso ha sido estudiado también por el profesor Lara Ródenas.

  • (9) La fecha de la restauración se indica en la misma peana del santo, donde ustedes la podrán ver: 1722 y a expensas del cabildo.

  • (10) Otro ejemplo del amor de la ciudad por su patrimonio, el arco dedicado a la virgen de la Estrella, la puerta de la villa que daba al mar y ubicado donde hoy está la Placeta, se derribó en 1848 para facilitar la construcción de un nuevo muelle y debido al estado de abandono y lugar donde se depositaban basuras e inmundicias que las mareas no acababan nunca de limpiar.

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