CIENCIA
Pérez Mercader: «Estamos dando los primeros pasos para sintetizar un cerebro que tenga la capacidad de la millonésima parte del de un mosquito»
El científico onubense, invitado por el Ateneo de Huelva a la Casa Colón, desgranó la creación de vida sintética que desarrolla en Harvard, con múltiples aplicaciones, como la biomedicina
El método científico demuestra que la realidad puede traducirse al lenguaje de las ecuaciones matemáticas y por tanto se puede copiar la vida como se imita con un avión el vuelo de un ave
«Sirve para pensar que en muchos lugares del universo quizás se pueden dar condiciones tan sencillas como las de mi laboratorio», señala
El niño del Matadero que observaba con ojos de científico las estrellas
Juan Antonio Pérez Mercader: «A partir de ahora voy a poder decir que soy onubense»
El científico y profesor de Harvard Juan Pérez Mercader hablará sobre la vida terrestre y extraterrestre en la Casa Colón de Huelva
Juan Antonio Pérez Mercader, científico y catedrático de la prestigiosa Universidad de Harvard, es un brillante profesional que ha enfocado su vida a resolver preguntas sencillas con respuestas complicadas. El desafío de desentrañar el origen de la vida, cómo surge y si hay en otros lugares del universo y qué elementos la propician es grande, pero también su entusiasmo y pasión, una curiosidad y un hambre de saber que ha alimentado desde niño en un aprendizaje continuo. En los últimos años, rodeado de los mejores especialistas del mundo sigue su camino y está en la vanguardia de la creación de vida sintética, sistemas vivos a partir de elementos inertes sometidos a procesos químicos. Todo se produce un nivel de microscopio, pero que abre todo un mundo de posibilidades. Porque como él dice, toda la ciencia tiene como utilidad mejorar la vida de las personas.
Paso a paso Pérez Mercader explicó su trabajo en una conferencia cargada de conocimiento y rigor y a la vez amena y divertida, celebrada en el Salón Rojo de la Casa Colón, acto propiciado por el Ateneo de Huelva, que le invitó con motivo de su visita a la capital onubense desde Estados Unidos para recibir el título de Hijo Adoptivo de la ciudad donde se crió y se despertó su curiosidad por la ciencia.
«Hemos inventado un sistema químico que controla información, que computa»
Juan Antonio Pérez Mercader
Científico
En la recta final de su intervención detalló que «hemos inventado un sistema químico que controla información, que computa. Hemos inventado un computador químico. Nuestro cerebro es una computadora química», por lo que afirmó que «estamos dando los primeros pasos para sintetizar un cerebro que tenga la capacidad de una millonésima parte del de un mosquito».
La aplicación directa más evidente des estos estudios la ve en áreas como la biomedicina. «Es importantísimo empezar a pensar que en 10-15-20 años tendremos sistemas totalmente sintéticos que son capaces de inyectar el medicamento que necesito en el lugar y el momento».
Pérez Mercader resaltó que es «la importancia de la curiosidad satisfecha. Somos capaces de inventar cosas nuevas y es importantísimo para el progreso». Por eso subrayó que «hay que convencer a la sociedad de que la ciencia es útil y esa labor es de la torre de marfil. Estados y empresas tienen que invertir en ciencia básica». En su opinión «es un ejercicio de toda la sociedad que debería involucrar a varias generaciones y poderes y gente con visión no con ambición».
Otra de sus afirmaciones más categóricas es que «debe existir vida en muchos lugares del universo». Para el científico onubense el punto de partida está en las preguntas comunes que muchos se hacen y pocos son «valientes» de intentar responderlas porque requiere un extenso conocimiento en muchas áreas. Algunas de ellas son ¿por qué existe la vida? ¿Cuál fue su origen? ¿Existe vida en otros lugares del universo? «Es una necesidad imparable que tenemos los seres humano de dar respuestas a preguntas básicas», recalcó, Pérez Mercader, que trata de responderlas con un equipo multidisciplinar con expertos en física, química, matemáticas, ciencias de la conmutación y biología, que bajo el método científico buscan «usar la ciencia para entender la naturaleza y comprimir en ecuaciones un fenómeno natural».
De la manzana de Newton al espacio
Recordó que La Ley de Gravedad de Newton, que parte según la leyenda de la caída de una manzana de un árbol, tiene tanta trascendencia que Halley la aplicó al espacio y determinó con exactitud el paso de un cometa por la tierra. «Cualquiera que sepa las matemáticas y las fórmulas es capaz de calcular las consecuencias en cualquier sitio del mundo», dijo, por lo que «es factible, se puede predecir el comportamiento del universo. Es extraordinario». «Cualquier avance viene de este tipo de estudios», apuntó.
Y en esta línea según la cual el método científico puede describir matemáticamente cualquier fenómeno natural, también «la biología es reducible a ecuaciones y se puede representar matemáticamente las cuatro propiedades de un sistema vivo». Estas propiedades son información, metabolismo, reproducción y adaptación. Cualquier sistema vivo recaba información de su entorno, se alimenta, se reproduce y adapta a las condiciones que le rodean.
«Nos ayuda a entender quiénes somos y a dónde vamos y cuando uno se hace esas preguntas descubre cosas nuevas»
Sobre la pregunta muchas veces repetida de «¿esto para qué sirve?» respondió que «nos ayuda a entender quiénes somos y a dónde vamos y cuando uno se hace esas preguntas descubre cosas nuevas» y tiene su efecto directo en la vida de las personas las aplicaciones del conocimiento en ciencia básica. Puso como ejemplo que un colega suyo trabaja en cómo alargar la vida y está consiguiendo «soluciones médicas a muchos problemas de envejecimiento».
Si la biología es reductible a ecuaciones y éstas describen a los sistemas vivos, Pérez Mercader se planteó hacer vida sintética, crear vida a partir de elementos que se comportan en correspondencia con las cuatro propiedades mencionadas. Y es que la vida que conocemos procede de elementos inertes, no vivos, pero que juntos hacen saltar la chispa.
La creación del sistema solar
En un condensado recorrido por el origen del universo, indicó que su antigüedad es de hace 13.800 millones de años y que hace mil millones de años después de la creación del planeta tierra (4.500 años), sobre los 3.600 millones de años, existe vida. Hace 9.000 millones de años se empieza a generar agua, que describió como «un fósil que llegó a la tierra» entre colisiones de galaxias y estrellas. Hace 4.500 millones de años se formó el sistema planetario al que llamamos sistema solar, creado a partir de los efectos de la explosión de una estrella supernova sobre una nube, en la que las ondas de choque lumínicas comprimieron la materia y formaron estrellas dentro de esa nube, como el sol. En el polvo del campo gravitatorio formado a su alrededor fueron colisionando elementos a miles de kilómetros por hora de velocidad, fundiéndose a gran temperatura, para crear protoplanetas.
«Hace 30 años, desde 1995, conocemos la existencia de muchos sistemas como el nuestro. Los observamos con telecopios, como Kepler -en órbita en un satélite- y TESS y se forman igual pero son muy diferentes», apuntó Pérez Mercader, que aseguró que unos 50 años tarda la luz del sol en salir del sistema solar. Explicó que con estos avanzados telescopios se conocen del orden de unos 5.000 exoplanetas «y acabamos de empezar». Son capaces de ver cuánto cambia la luz de la estrella cuando se produce el tránsito de un planeta frente a ella. «Esto se entiende matemáticamente y se interpretan los cambios y se sabe la composición de gas del planeta y el campo magnético de la estrella. Los gases que estamos descubriendo en esas atmósferas nos pueden decir cosas de los sistemas químicos, de cómo se comporta la vida. Somos capaces de entender mirando espectros de luz elementos como metanol, cianuro, dióxido de azufre… moléculas que existen y son partes de la formación de un sistema planetario».
Replicar sistemas vivos
Hilando esto con su planteamiento inicial determinó que «si tenemos unas ecuaciones que describen la vida, podemos a aplicarlas en este caso y el ordenador es capaz de demostrarlo». En la práctica trabajan en el laboratorio con polímeros con parte que le gusta el agua y otra que no. Un punto de partida, pero «hace falta un conocimiento extremadamente profundo de muchas áreas». A esto lo llaman PISA (Polimerazation Induce Self-Assemby), que forma «una micela, una pelota»con propiedades y que forman objetos. Han conseguido copiar la vida cómo los hermano Wright copiaron el vuelo de las aves con ecuaciones matemáticas.
«Un sistema que usa una solución transparente, se le da luz y hay química de polimerización que se pone opalescente y al microscopio hay objetos. Se estudian los detalles». Lo ejemplificó con una pieza audiovisual donde lo que ellos llaman BICHOSS (Biologically Inspired Chemically Operated Synthetic System), en realidad unas siglas, «crecen como bacterias naturales». Se aprecian en las imágenes bolas que expuestas a la luz comen, crecen y se reproducen y mueren. Se multiplican exponencialmente.
En este punto afirmó que «hemos inventado un sistema químico que controla información, que computa. Hemos inventado un computador químico. Nuestro cerebro es una computadora química. Estamos dando los primeros pasos para sintetizar un cerebro que tenga la capacidad de una millonésima parte del de un mosquito».
«Somos capaces de coger nuestros bichos y poner un catalizador que hace que la reacción sea más rápida cuando la luz es de un determinado color. Se comportan los que tienen el catalizador como los paramecios cuando se pelean entre ellos».
Y con esto volvió al «¿para qué sirve?» y afirmó que «sirve para pensar que en muchos lugares del universo quizás se pueden dar condiciones tan sencillas como las de mi laboratorio».