Cuando el Papa Francisco se hizo rociero
El Santo Padre, fallecido este lunes, recibió en enero en el Vaticano a la Hermandad de Emigrantes, un momento emotivo ya de eterno recuerdo
Se cantaron sevillanas, el Papa se colgó la medalla de la Concha Peregrina y dejó una instantánea para el recuerdo con un bebé de la hermandad
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El pasado 29 de enero el Papa Francisco, fallecido este lunes, se convirtió en rociero. Su Santidad nunca estuvo en El Rocío, como sí hizo Juan Pablo II en una recordada visita en junio de 1993, pero el sentimiento rociero llegó a él a través de la Hermandad de Emigrantes.
La filial onubense realizó una peregrinación extraordinaria a Roma con motivo del Año Santo Jubilar y disfrutó de una audiencia general con el Papa Francisco. El Santo Padre bendijo el Simpecado de Emigrantes y se colgó al cuello la medalla de la Concha Peregrina, entregada con mucha emoción por la hermana mayor.
Se convirtió así el Papa Francisco en un peregrino más y además departió unos minutos con la delegación rociera. «Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, que son muchos hoy» señalaba el papa.
El presidente de la hermandad, José Francisco Garrido y la hermana mayor para la Romería de 2025, María José Muiño, tuvieron la ocasión de compartir unas palabras con Su Santidad, un encuentro estuvo ambientado por los cantes por sevillanas.
Instantes para el recuerdo
Como publicó Huelva24 este día, la salve de la Hermandad de Emigrantes salía de las gargantas y los corazones de los rocieros allí presentes, despidiéndose el papa Francisco de este intenso encuentro con la filial onubense entre vivas a la Virgen del Rocío, al Pastorcito Divino y al Santo Padre.
Quedó como imagen para el recuerdo una instantánea en la que el Papa Sostenía a un bebé vestido de color celeste con la medalla rociera junto al corazón. Ahora el corazón de todos los rocieros, también está con el Papa Francisco.