La Palma del Condado reivindica sus fiestas de Las Cruces de Mayo
Se trata de una tradición generalizada en muchos puntos de la geografía onubense, que en el municipio de La Palma del Condado se ha convertido en patrimonio cultural

Llega la primavera a Huelva y sus pueblos se engalanan. Inmersos en el mes de mayo, las calles del municipio de La Palma del Condado se agitan y llenan de sentimiento y emoción para recibir la Fiesta de la Cruz, una celebración con siglos de historia que ahora se reivindica para ser declarada Fiestas de Interés Turístico en Andalucía. «Es la tradición más arraigada dentro de la cultura festiva lúdica del municipio», sostiene Rocío Moreno Domínguez, alcaldesa de La Palma del Condado. El fervor hacia el santo madero y la rivalidad existente entre las dos hermandades cruceras han convertido estas fiestas en una de las señas de identidad más importantes del pueblo palmerino.
La tradición avala a estas fiestas, cuyo germen se sostiene en el siglo XV, cuando los frailes terceros de la orden de San Francisco fundaron el convento de San Juan de la Morañina. Desde entonces, ejercían una notable religiosidad en toda la comarca del Condado, llegando a impulsar la creación de las Hermandades de la Vera Cruz, inspiradas en la veneración al Sagrado Madero.
Estas cofradías, que centraban su piedad en el misterio de la crucifixión de Cristo, acostumbraban a celebrar también cada 3 de mayo la fiesta de la Invención de la Cruz. Con el tiempo, el carácter festivo y jubiloso relacionado con el santo madero se fue imponiendo, marcado por el peso de lo popular frente a la primitiva condición penitencial.
En el siglo VXI, con la importancia que adquirió en la archidiócesis de Sevilla la recreación del Vía Crucis, estas festividades fueron ganando importancia, y a lo largo del siglo XIX se consolidaron definitivamente, cuando vecinos del municipio levantaban sencillas cruces decoradas con flores y romeros del campo en los corrales y portales donde vivían y festejaban con música y folklore, manteniendo ese cariz religioso aunándolo con la algarabía, alegría y diversión de unas fiestas populares.

En la actualidad, únicamente se mantienen dos hermandades que recogen esa herencia cultural de La Palma del Condado: la hermanda de la Cruz de la Calle Sevilla y la hermandad de la Cruz de la Calle Cabo, que presentan «una pequeña rivalidad entre unos y otros. Un pique sano», sostiene la alcaldesa.
Una celebración grande
Las dos Cruces de La Palma del Condado dividen el calendario y el espacio en dos mitades, que giran alrededor de cada capilla, donde se venera el incono del Santo Madero. Junto a cada capilla, cada casa-hermandad reúne obras de artesanos, como cerámicas vidrieras, herrajes y pinturas. Además, ambas calles se engalanan y decoran, el pueblo entero se vuelca con un sentimiento muy arraigado, las mujeres lucen sus mejores trajes de flamenca, y los hombres sus mejores galas.
Esta celebración estructura el mes en dos quincenas, una para la Cruz de la Calle Sevilla y otra para la Cruz de la Calle Cabo. Durante esos días, se intensifican preparativos por parte de los hermanos, devotos y vecinos del municipio. Ambas Fiestas de las Cruces cuentan también por un cortejo de Reina y Damas, que acompañan en cada acto a la junta de cada hermandad.
Las celebraciones se inauguran con un pasacalle a cargo de la banda municipal, que se desplaza a los domicilios de las Reinas y damas de las fiestas para conducirlas a su coronación e imposición de banda. El viernes, tiene lugar uno de los actos más esperados: la llegada de las Bandas Militares, que siempre han estado ligadas a estas fiestas. En concreto, en mayo acuden a La Palma del Condado las mandas de la Brigada de Paracaidistas y de la Legión Española para acompañar de música a las hermandades de la Calle Sevilla y de la Calle Cabo, respectivamente. Durante esta jornada, además, se realiza un rosario por las calles de La Palma.

El sábado arranca con una ofrenda floral a la patrona, la Virgen del Valle y por la tarde, tiene lugar el Romerito urbano, donde participa el pueblo a caballo, coches de caballos y carrozas decoradas con papel de seda, plata y oro. «Se trata de un arte efímero», afirma Rocío Moreno. Mientras, la gente canta, come y bebe por el recorrido urbano.
El domingo constituye el día grande para ambas hermandades. La Exaltación de la Cruz, la Función de Iglesia y la Procesión de la Santa Cruz son el culmen de Las Fiestas de las Cruces de la Palma del Condado, cuando todo el pueblo se agrupa en torno a la procesión piropeando a la Cruz y lanzando vivas acompañadas del sonido de la flauta y el tamboril.
Así, durante el mes de mayo, La Palma del Condado vive su mes más esperado, y se prepara también para recibir a los visitantes que quieran conocer esta tradición. Una celebración que «el pueblo necesita tanto como Las Cruces de Mayo necesitan a La Palma del Condado», sentencia su alcaldesa.