JUAN ANTONIO PÉREZ MERCADER

El niño del Matadero que observaba con ojos de científico las estrellas

Desde la azotea desde la que su hermano tiraba cohetes, él miraba más allá de las vías del tren y las marismas, contemplaba el cielo y se hacía preguntas

En ese hambre de saber reside el germen de un investigador incansable que no ha perdido ni la pasión ni la sonrisa de la infancia

«Mi curiosidad se desarrolló aquí, en Huelva, y a ella mi agradecimiento», afirma el científico que está a la vanguardia de la creación de vida sintética

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Juan Antonio Pérez Mercader, durante su intervención M. A. F.
Mario Asensio Figueras

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Juan Antonio Pérez Mercader es un científico de talla internacional, catedrático de la Universidad de Harvard, una eminencia que está a la vanguardia de la creación de vida sintética. Además se siente de Huelva, de la que es oficialmente Hijo Adoptivo. Codearse con las mentes más brillantes del mundo, concentradas en los laboratorios, no le ha borrado la esencia de sus raíces. Divulga su inmenso conocimiento haciendo sencillo lo complejo y con la misma naturalidad comparte los recuerdos de su infancia en el barrio del Matadero y sus vecinos, tan presentes en él como la sonrisa eterna de niño, las bromas, la expresiva habla andaluza y el hambre de saber.

Un catalejo de forro azul

El pequeño Juan ya miraba a su alrededor y se hacía preguntas. Contemplaba el cielo más allá de las vías del tren y las marismas del río Tinto que divisaba desde su azotea, la misma desde la que su hermano tiraba cohetes. Miraba más allá con un catalejo de forro azul para libros y las lentes de un proyector de cine con el que se cayó mientras lo transportaba. Una cicatriz es ahora el pomo de la puerta hacia ese recuerdo.

«Dentro de mis propios huesos sabía que lo que miraba probablemente fuera como que vemos aquí y que en algún sitio habría seres vivos también»

Juan Antonio Pérez Mercader

Científico

«Miraba al cielo y me quedaba atónito. No sabía qué es lo que estaba mirando pero dentro de mis propios huesos sabía que lo que miraba probablemente fuera como que vemos aquí y que en algún sitio habría seres vivos también», describe sobre ese vívido momento que le marcó, recuerda Pérez Mercader, que de las fantasías de marcianos verdes pasó a desarrollar un rigor científico que nunca ha dejado de alimentar».

Por eso afirma sin duda que «mi curiosidad se desarrolló aquí, en Huelva, y a ella mi agradecimiento. Ser hijo adoptivo es algo espectacular, es encontrar refugio para tu existencia». Así lo reconoció en una conferencia repleta de sabiduría en la Casa Colón, propiciada por el Ateneo de Huelva, donde también puso palabras a su emoción de reencuentro.

Imagen principal - Arriba, Pérez Mercader con Guadalupe Ruiz, periodista y miembro del Ateneo de Huelva. Abajo, Francisco José Martínez y Antonio Rus, hablando del invitado especial
Imagen secundaria 1 - Arriba, Pérez Mercader con Guadalupe Ruiz, periodista y miembro del Ateneo de Huelva. Abajo, Francisco José Martínez y Antonio Rus, hablando del invitado especial
Imagen secundaria 2 - Arriba, Pérez Mercader con Guadalupe Ruiz, periodista y miembro del Ateneo de Huelva. Abajo, Francisco José Martínez y Antonio Rus, hablando del invitado especial
Arriba, Pérez Mercader con Guadalupe Ruiz, periodista y miembro del Ateneo de Huelva. Abajo, Francisco José Martínez y Antonio Rus, hablando del invitado especial M. A. F.

En la capital onubense, en su barrio, pasó muchos momentos tratando de encontrar respuestas a sus preguntas, como de qué manera se quemaba un cohete y ascendía. «Entendía la tercera ley de Newton sin saber lo que era y me dejó muy marcado», afirmó sobre el momento en el que «usaba la lógica para descubrir elementos básicos de la naturaleza» y física y química le comenzaron a interesar poderosamente.

Reconectó con todo aquello al internarse en el Salón Rojo de la Casa Colón. Vestía un jersey de rombos y llevaba una mochila naranja a la espalda, de la que sacó un puntero láser con el que bromeó. Fue un revivir ese pasado que tanto ama, con aquellos niños que fueron sus vecinos y ahora peinan canas y se sienten orgullosos por conocerle. A cada paso que dio intercambió el doble de saludos, muestras de cariño y bromas con su gente. Se encontró con otro Juan Pérez, del mismo barrio, el de Los Cuartelillos, y otras tantas personas que le abordaron para redescubrirle, pese al paso del tiempo, rostros cercanos e historias compartidas.

Antonio Rus, presidente del Ateneo de Huelva, comparte lugar de nacimiento con Pérez Mercader, Alcalá de Guadaíra (Sevilla), y desplegó una semblanza del paisaje cotidiano de «la tierra del pan», cuya «ley es que se ofrezca y se coma junto a los demás». Usó este alimento para asegurar que «el pan alcanza su plenitud en Juan Antonio Pérez Mercader», al que animó a repartir su «palabra sabia».

«No me deja contarlo, pero cuando hacía de las suyas el barrio temblaba»

Francisco José Martínez

Exrector de la Universidad de Huelva

No obstante, Francisco José Martínez, exrector de la Universidad de Huelva y catedrático de economía financiera, se apresuró a subrayar que «es del Matadero, representa a un territorio especial de Huelva», su hogar desde que se lo dieron como destino a su padre, trabajador de Correos. «No me deja contarlo, pero cuando hacía de las suyas el barrio temblaba», expuso y señaló que le confesó que cuando se sintió más feliz es cuando en mitad de Nueva York le dijeron «tú eres de Huelva».

«Especial en lo académico y espiritual»

Dijo que igualmente que su barrio, Pérez Mercader es «especial en lo académico y espiritual». Lo definió como «vitalista y alegre, siempre tiene esa sonrisa eterna, sentido del humor y dice unas palabrotas tremendas», comentó entre risas. Ese ser convive con el hecho de que «nació con un deseo de conocer cosas nuevas, de inquietud científica y rápidamente destacó en la física y ha llevado el nombre de Huelva por todo el mundo». Es «uno de los grandes científicos en el panorama nacional e internacional», catedrático de la Universidad de Harvard, a donde llegó desde Centro Nacional de Astrobiología, que cuenta con la exclusiva medalla de la NASA y que ahora transita «la frontera de la ciencia».

«Ha jugado a ser Dios, es más, es Dios, porque está creando vida»

Francisco José Martínez

«Trabaja en algo nuevo que no existía más que en la cabeza de Juan y va cobrando forma. Ha jugado a ser Dios, es más, es Dios, porque está creando vida», manifestó categóricamente Martínez. Indicó que si el invento más importante del siglo XX ha sido el ADN y que la labor de un científico es «dudar de la doctrina y hacer una nueva«, Pérez Mercader »ha tumbado el ADN y crea formas de vida sin él en su laboratorio muy primarias, como hace 3.000 millones de años».

Describió que en su laboratorio de ciencia básica a las afueras de la universidad, rodeado por un gran equipo, «se diseña el futuro de la vida» haciendo modelos informáticos, ecuaciones diferenciales, moléculas químicas… «diseñando cómo podría ser la vida en otros sitios, en otros planetas. Y está dando con la clave».

«Como él dice el cosmos está preñado de vida, pero no la sabemos ver y nos está poniendo las gafas», resaltó. Nos está enseñando a ver con la mirada de aquel niño con alma de científico que cazaba estrellas en El Matadero.

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