'gente de aquí'

Nicolás Gómez Marín, «el boticario de pueblo» que denunció la situación de la ría de Punta Umbría: «Intentaron desprestigiarme»

El doctor en Farmacia onubense afirma que «hay muchas depuradoras en el litoral onubense, pero no funcionan correctamente»

«Nos vimos en la obligación de cerrar la playa de Matalascañas. Era agosto, a principios de los noventa, y la cerramos. Tuve que ir con escoltas de la Guardia Civil», recuerda de cuando fue responsable de los análisis de aguas de la provincia

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Nicolás Gómez Marín, en el despacho de su laboratorio H24
Bernardo Romero

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Valverdeños por los cuatro costados, los Gómez Marín vinieron a nacer en la capital provincial debido a la ocupación de su progenitor, ingeniero en la Société de Pirites de Huelva, responsable de la agencia consular de Francia. De ellos uno ha dedicado su vida a la investigación científica y ha tenido a Huelva como una ciudad reconocida por albergar las más modernas e innovadoras técnicas en citogenética, la especialidad que ha llevado a Nicolás Gómez Marín a impartir cursos en las más prestigiosas universidades y a dar conferencias e intervenir en todos los congresos relacionados con la investigación farmacéutica, dando a conocer el resultado de sus investigaciones. Cromosomas, enterovirus, autovacunas… de su saber han surgido experiencias punteras en el campo de la investigación, pero además, un aceite que hasta hace unos años elaboraba de forma absolutamente natural en su molino de Beas, con el que consiguió hacer un aceite de renombre.

- Eres doctor en Farmacia, una vez acabados tus estudios de licenciatura en Madrid y en Barcelona, decides volver al sur.

- Sí, empecé en Madrid, pero fui a Barcelona buscando un profesorado más especializado en lo que más me interesaba, luego el doctorado ya lo hice en Sevilla, mientras trabajaba en Huelva. El doctorado me costó miles de kilómetros, desde Punta Umbría, donde puse una farmacia nada más acabar los estudios, hasta Sevilla, en cuya facultad realicé el doctorado.

- Con paradas en Huelva.

- Aquí me hice cargo del laboratorio del Hospital Provincial, de donde tuve que rescatar instrumental que estaba almacenado y con los precintos todavía puestos. Además, puse en marcha un laboratorio en el que hice trabajos que hoy siguen siendo de vanguardia, para lo cual tuve que adquirir instrumentos y materiales tremendamente costosos, pero valía la pena.

- En el doctorado tuviste un primer contacto con la radioactividad.

- Efectivamente, he trabajado en muchas ocasiones con isótopos radioactivos. De ahí que tuviera necesidad de obtener permisos adecuados a esta actividad como los que te han llamado la atención al entrar en el laboratorio actual, los que están fijados en las puertas correspondientes.

En sus inicios como investigador H24

- En el campo de la investigación, tan poco valorado, has destacado sobremanera, estás citado en multitud de trabajos científicos e incluso tu tesis doctoral, hoy visitable en Internet, está siendo muy visitada ¿Nunca te motivó dedicarte a la docencia?

- Me ha interesado siempre más la investigación, lo que no me ha impedido dar cientos de cursos. Incluso pude impartir en la Complutense de Madrid un curso completo de citogenética humana, teoría por la mañana y prácticas por las tardes, yo como único profesor. También he impartido cursos en otras universidades, como en la de Valencia, donde antes estuve como alumno de Forteza Bover, indudablemente uno de los nombres claves en la citogenética, todavía hoy, en todo el mundo.

«El único que ha hecho cromosomas en Huelva, quiero decir citogenética, no ya genética, sino citogenética, he sido yo»

- En ese campo de la citogenética es donde se te reconoce internacionalmente, has pertenecido la vanguardia de la investigación española.

- Modestia aparte tengo que decirte que sí. El único que ha hecho cromosomas en Huelva, quiero decir citogenética, no ya genética, sino citogenética, he sido yo. En España ahora mismo, en 2025, y salvando a los grandes laboratorios de las grandes capitales, pocos o nadie hace cromosomas. Yo he hecho cientos de ellos.

- Disculpa mi ignorancia, pero ¿qué diferencia hay entre citogenética y genética, tengo que entender que aquella es una parte de ésta?

- Así es, pero la citogenética trata del estudio de los cromosomas. Estuve en Valencia estudiando citogenética con Forteza Bover, como te decía, una de las autoridades mundiales en esta especialidad, cuyas investigaciones están publicadas en el Atlas de Citología Sanguínea, y fue este profesor quien puso en marcha la metodología para el estudio de los cromosomas humanos, o quien como genetista aportó la puesta en práctica de cultivos celulares y técnicas de hibridación celular, estos estudios son absolutamente trascendentales, pues en pocos lugares se realizaban entonces este tipo de análisis.

Gómez Marín, en su laboratorio H24

- Forteza Bover ha sido una auténtica eminencia.

- Ya lo creo. Es uno de los más importantes hematólogos del mundo. Estuvo exiliado después de la Guerra Civil y estuvo trabajando e investigando en Inglaterra, hasta que pudo volver.

- Resulta al menos llamativo, en estos tiempos, que nada más acabar la carrera, muy joven, pusieras una farmacia y además en Punta Umbría.

- Sí, la abrí en 1966, en un tiempo en que no es que fuera fácil, es que era necesario abrir farmacias. Faltaban licenciados. La única exigencia era que estuviera a más de doscientos cincuenta metros de la más cercana. Pero no me quedé ahí, también pude poner en marcha un laboratorio en Huelva, ya que nada más acabar la carrera en junio, estuve haciendo prácticas en el laboratorio de Salud Pública de Huelva, hasta diciembre, cuando tuve que hacer el Servicio Militar, y en consecuencia dejar un regente en la farmacia para hacer prácticas de milicias y marchar a la capital castellana, con la suerte de que en Valladolid tuve la fortuna de ir a dar con un teniente coronel que era una autoridad en lo que a laboratorios se refiere, de hecho, tenía un laboratorio en aquella ciudad que era toda una referencia.

Imagen - «Aproveché para aprender todo lo que pude, entre otras cosas a hacer algo que es poco usual no ya en Huelva, sino en toda España, las autovacunas»

«Aproveché para aprender todo lo que pude, entre otras cosas a hacer algo que es poco usual no ya en Huelva, sino en toda España, las autovacunas»

Aproveché para aprender todo lo que pude, entre otras cosas a hacer algo que es poco usual no ya en Huelva, sino en toda España, las autovacunas. En aquellos meses invernales, desde diciembre a mayo, no salía del laboratorio del teniente coronel, todo el día trabajando, pero al menos me quitaba del frío, fue un invierno muy frío, con medio metro de nieve en las calles, imagina. De modo que lo mejor que podía hacer era laboratorio y más laboratorio.

- Vuelves a Huelva, al calor de la familia y de los amigos, para seguir con la farmacia, pero también con la actividad profesional en un laboratorio además del tuyo propio

- Exacto, me hago cargo del laboratorio del Hospital Provincial, en La Merced, donde cuando llego me encuentro que allí no se hacía prácticamente nada. Hasta encontré material sin desembalar, aparatos que bajé al laboratorio y los puse en funcionamiento. En tan desaprovechado laboratorio apenas se hacían uno o dos análisis a la semana, cuando me fui se hacían sesenta diarios.

- ¿Dejas entonces la actividad en un laboratorio ajeno y te dedicas al tuyo?

- No, me fui con don Anselmo Botello, que tú ya recordarás la clínica que tenía en la plaza de San Pedro, la Clínica San Vicente. Figuraba como clínica, pero era un auténtico hospital, cuando necesitabas un especialista, la clínica llamaba a uno de entre la cantidad de contactos que don Anselmo tenía, por eso te digo que funcionaba como si fuera un auténtico hospital. Ahí estuve hasta que se cerró la clínica porque don Anselmo se jubiló y se retiró.

- Trabajabas en un sitio o en otro, pero en tu farmacia tenías también laboratorio.

- En Punta Umbría uno y en Huelva otro, en la calle del Puerto, donde tenía mi domicilio familiar. Pero al mismo tiempo gestionaba el laboratorio de la clínica San Vicente. No paraba, entre otras cosas porque no podía parar, en la Huelva de finales de los sesenta no había suficientes laboratorios para una población en aumento. Además, igual te llamaban para una urgencia a las tres o las cuatro de la mañana y tenías que acudir. Era joven y podía aguantar semejante ritmo.

En una conferencia H24

- Sin parar de trabajar estarías deseando que llegara el verano para ir a la playa a descansar.

- En verano seguía trabajando e incluso con mayor intensidad, porque la población en las playas de Huelva se multiplicaba. He cogido vacaciones apenas un par de veces en toda mi vida, y cortas, además, un par de semanas o tres. Descansaba apenas los fines de semana, cuando se podía.

- Es lo que tiene trabajar en lo que te gusta, pero además la investigación debe ser pura pasión.

- Pasión por aprender. La vida es puro aprendizaje.

«Compré un microscopio que, por aquél entonces, en los años setenta, me costó tres millones de pesetas, más que una vivienda de tipo medio»

- Y este laboratorio de referencia que instalaste aquí, en las Tres Calles, o en la Palmera, como es más conocido ahora el lugar, contaba con material para realizar investigaciones o estudios genéticos.

- Claro, fue el primero. Todos los conocimientos adquiridos en tantos años de estudio y de práctica, con gente tan importante como Forteza o Faustino Cordón, los pude continuar aquí, en mi propio laboratorio. Te voy a dar un solo detalle, compré un microscopio que, por aquél entonces, en los años setenta, me costó tres millones de pesetas, más que una vivienda de tipo medio.

- Era un no parar.

- Y además me presento a las oposiciones para la plaza de farmacéutico titular, que las gano. Mi primera actuación fue la de denunciar la situación de las aguas de la ría de Punta Umbría. Esto fue a finales de los noventa. Aquello apareció en la prensa y se armó la gorda. El delegado de Sanidad, que estaba de vacaciones en Cádiz tuvo que volver, y un político al uso declaró a la prensa que el denunciante era un boticario de pueblo, intentando desprestigiarme, pero yo tenía un arma muy eficaz, documentos y resultados de los análisis que había hecho a las aguas de Punta Umbría.

Imagen - «Tuvo que rectificar y pedirme disculpas públicamente, porque el boticario de pueblo había realizado un trabajo de excelencia, de forma correcta y gracias al uso de aparatos de última generación»

«Tuvo que rectificar y pedirme disculpas públicamente, porque el boticario de pueblo había realizado un trabajo de excelencia, de forma correcta y gracias al uso de aparatos de última generación»

Este hombre tuvo que rectificar y pedirme disculpas públicamente, porque el boticario de pueblo había realizado un trabajo de excelencia, de forma correcta y gracias al uso de aparatos de última generación.

- Pues este incidente con las aguas fecales en Punta Umbría te lleva a analizar todas las del litoral.

- En efecto, a raíz de aquello me proponen ser el responsable de los análisis de todas las aguas de la provincia y le advierto al delegado gubernativo que cualquier caso de aguas contaminadas, lo iba a denunciar, y así fue.

- Te ocupabas de las aguas fecales exclusivamente.

- Así es, entonces no había depuradoras y todo iba a parar al mar, a las playas en las que luego nos bañábamos. Ahora todas las poblaciones tienen depuradoras, pero ojo, una cosa es tener depuradora y otra que funcionen correctamente.

«Hay muchas depuradoras y algunas modélicas, pero dejan mucho que desear en cuanto a su funcionamiento»

- Pues son inversiones muy altas para que no funcionen correctamente.

- Y muy costoso el material del que deberían disponer para hacer todo correctamente. Hay muchas depuradoras y algunas modélicas, pero dejan mucho que desear en cuanto a su funcionamiento.

- Sembraste el litoral onubense de puntos de muestreo.

- A lo largo de los ciento veinte kilómetros de playa que tiene la provincia de Huelva. Y tuvimos resultados, muchos resultados que contribuyeron a la mejora de las condiciones de las playas y en la seguridad higiénico sanitaria de los usuarios de las misma. Pero no fue un camino fácil. En pleno verano nos vimos en la obligación de cerrar la playa de Matalascañas. Era agosto, a principios de los noventa, y la cerramos. Tuve que ir con escoltas de la Guardia Civil.

«Tuve el apoyo de la administración, que me dio garantías de que se iba a ser riguroso con el control de las aguas fecales en toda la costa de Huelva»

Desde luego tuve el apoyo de la administración, que me dio garantías de que se iba a ser riguroso con el control de las aguas fecales en toda la costa de Huelva. Así que en solo una semana tuve una furgoneta con un laboratorio móvil recorriendo todo el litoral de Huelva. Esta agilidad y esta movilidad nos permitía realizar en óptimas condiciones los análisis de las aguas de baño, ya que el agua del mar tiene un poder destructivo impresionante, de manera que o se hace en tiempo y correctamente un análisis o no se obtienen resultados correctos.

- Y en el resto de provincias andaluzas se actuaba con el mismo rigor científico.

- No. Decididamente, no. Tenían técnicas anticuadas y no se hacían análisis serios. De modo que todo esto llegó al gobierno andaluz, con Griñán recién llegado, y me ofrecen coordinar los análisis de aguas del mar de toda la comunidad autónoma. Además, se llegó a conformar una comisión de expertos, con catedráticos y jefes de servicio de los distintos hospitales públicos de Andalucía, de la que forme parte.

«Nadie había hecho un análisis de agua por filtración por membranas, que eran las técnicas más modernas que yo proponía, pero el caso es que nadie había hecho siquiera un análisis a aguas marinas»

Recuerdo que en aquella comisión nadie había hecho un análisis de agua por filtración por membranas, que eran las técnicas más modernas que yo proponía, pero el caso es que nadie había hecho siquiera un análisis a aguas marinas. Afortunadamente en la comisión estaba Ruiz Berraquero, que luego sería el primer rector de la Universidad de Huelva, y que era catedrático de microbiología. Como él sí que sabía lo que había que hacer, porque conocía las distintas técnicas, me apoyó incondicionalmente. Desde entonces se hacen correctamente todos los análisis en las costas andaluzas.

- Has impartido cursos y conferencias por toda la geografía española, pero a Huelva fuiste tú el que trajiste a lo más granado de la bioquímica.

- Al cumplirse el centenario de la muerte de Charles Darwin, en 1982, puse en marcha la realización de un congreso en el Colegio de Farmacéuticos de Huelva y conseguí traer a gente como José Luis Díez, un onubense que ha estado en el CSIC trabajando muchísimos años y es toda una autoridad en genética, a Ginés Morata, reciente premio Princesa de Asturias, a Terrón otro nombre propio y discípulo de Faustino Cordón, que por aquel tiempo estaba nominado al premio nobel. Aquello fue todo un acontecimiento y el Colegio Farmacéutico, agradecido, me concedió la medalla de oro de la institución.

- De pronto te da por el olivar y logras hacer los mejores aceites del momento.

- Sí, todo procedente de siete mil árboles plantado en Beas, la mayoría arbequinos, pero también picual, hojiblanca, picudo, manzanilla. Se hacía una cosecha manual, después del envero, cuando el fruto cambia de color, pero antes de la maduración, que es el momento en que la aceituna tiene un mayor número de compuestos beneficiosos para la salud y los mejores aromas y sabores.

- En El Molino de San Nicolás y San Esteban se hacía un polivarietal muy inteligente y muy premiado.

- Claro, las medidas exactas de cada especie, de la arbequina la intensidad de los aromas, de la manzanilla el afrutado, el picante el amargo, de la hojiblanca el cuerpo y los aromas frescos, de la picudo la frescura, y de la picual su punto de atractivo amargor y su estabilidad. En el laboratorio estudiaba la cantidad de cada variedad en cada momento para determinar la composición final, los porcentajes de una y otra variedad. Esto fue lo que se valoró en el Concurso Internacional de Aceites de Oliva Virgen Extra que organiza anualmente en Los Ángeles la County Fair, el aceite de San Nicolás y San Esteban logró el primer premio en 2003, 2004 y 2005.

«Estoy orgulloso de haber hecho un aceite como este, absolutamente natural y con filtros ideados por mí que contribuyeron a la excelencia»

- Pero todo tiene su fin.

- En 2021 lo dejé de elaborar. Son 27 hectáreas de olivar, pero no toda la aceituna se utilizaba para hacer esos aceites, con lo cual resultaba costoso, aunque en los Estados Unidos lo pagaban muy bien, el problema fue simplemente burocrático, demasiados papeles y una inspección detrás de otra a las que había que atender una y otra vez. Me exigían los mismos papeles que a almazaras con producciones de millones de litros. La administración no entiende lo que es una producción artesanal y respetuosa con el medio, así que estudié los pros y los contras y me traía más a cuenta cerrar el molino. Pero estoy orgulloso de haber hecho un aceite como este, absolutamente natural y con filtros ideados por mí que contribuyeron a la excelencia de aquel auténtico zumo de aceituna. Date cuenta que para su elaboración me inspiré en dos obras de Columela, De re rustica y De arboribus, es decir, que empleé métodos tradicionales y respetuosos con el producto que estaba obteniendo. Ahí no había otra cosa que utilizar la mejor aceituna y tratarla con mimo para extraer un aceite que con razón fue muy demandado por los más prestigiosos chefs.

Le dejo en el laboratorio, trabajando con sus hijas, también farmacéuticas y rodeado de papeles y de libros, atento a una formación que asegura que debe y tiene que ser constante, porque la vida es puro conocimiento. En las paredes cuelgan diplomas, títulos y reconocimientos que se han ido acumulando a lo largo de una vida dedicada a una pasión, la de investigar y conocer. Supervisor de instalaciones radioactivas, especialista en citogenética, biología molecular o curso de enterovirus en la facultad de Biológicas de Barcelona, estos son algunos de los nombres que aparecen enmarcados entre estantes repletos de libros, entre los que cuida dos firmados y dedicados por Forteza Bover y por Faustino Cordón, dos citas ineludibles en la investigación española de todos los tiempos.

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