LA HUELVA CHOQUERA Y TABERNERA
La Moni de Huelva: «Me gustaba más la noche que el día»
Amiga y vecina del barrio, La Moni de Huelva es un personaje que asomará siempre en nuestra memoria y corazón
En siguientes entregas pasarán por este espacio algunos secretos de nuestras tabernas que ustedes están deseando conocer
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Hoy inauguramos la sección 'La Huelva Choquera y Tabernera'. Nueva aventura y nuevas ilusiones junto a Huelva24.com. Estoy encantado y espero que los relatos que aparecerán quincenalmente sean tan suculentos como ustedes, amado público, desean llevarse a la boca. Del grifo saldrá una cervecita refrescante en forma de anécdotas y sucedidos. A veces, las locuras que pasan cerca de las barras más encumbradas de nuestra Huelva radiante de felicidad. Otras, un pellizco en el corazón. Desde la verdad que compartimos cuando nos encontramos con nuestra gente querida en esos sitios mágicos que son los bares y tabernas de la celebrada geografía onubense. ¡Un brindis!
Qué mejor manera de enfilar este camino que acordándonos de una persona llena de luz y de matices, de alegría y de generosidad. Amiga y vecina del barrio, La Moni de Huelva es un personaje que asomará siempre en nuestra memoria y corazón. Va por ti.
Para ello haré una selección de fragmentos publicados este mismo 2024 en el libro 'Huelva choquera y tabernera, volumen II' (editorial Niebla) … pero tendremos ocasión pronto de volver a esas historias que con tanto arte nos contaba La Moniata.
Moni de noche y de día
«Yo es que he sido muy… desde chico. Yo de chico me encantaba la farándula. Con doce años me metí yo en un camión y me fui pa la Feria. Vamos, me fui a conocé la Feria. Allí me llevé en la Feria, no veas tú. Veía las películas, veía to… pues yo quería conocer Sevilla. Y me fui a un camión de pescao, de los pescaeros que iban allí al Barranco a llevá el pescao. Me llevó y después me trajo otro, pa´quí otra ve. Mi madre como sabía que me gustaba… ya sabía ella que yo me cuidaba. Mi padre si me trinca me da. Pero como no me trincaba, porque yo esperaba que se fuera al trabajo. Ya hasta que se acostumbró. Que a mí me gustaba más la noche que el día. Yo siempre he vivido la vida de noche».
La lechuga
Los otros menesteres eran en la calle Gran Capitán. «Yo trabajé en el Bar Rosa, frente por frente del bar La Lechuga. Bueno, de La Madrí. Nos poníamos los dos en la puerta: ¡tengo tres clientes…! Y la otra: pues a mí todavía me han entrado cuatro… (y se ríe). Después ibas y, mentira, no teníamos ninguno. Las dos por discutir y distraernos. De todas formas, yo cogía más de propinas que de sueldo contando chistes».
«Al final de la noche terminábamos y nos íbamos a los cabarés (El Rocío y El Bahía) y al Quitasueños. Sólo había dos, na ma. Conocí uno, pero era yo muy chico, muy chico y no me acuerdo cómo se llamaba. Estaba en la calle… donde está ahora el edificio colorao que arreglan los papele de… estaba en la esquina esa… Una sala de fiestas. Yo era un crío, era mu chiquinino y no me dejaban entrá. Pero tampoco sabía yo lo que era un cabaré ni na».
«La Lechuga ha sido una mariquita que no se dejaba venir a nadie. Por muy machote que fuera»
La Moni de Huelva
«La Lechuga era muy buena gente, pero que no se metieran con ella. Porque se deshojaba, ¡buuuh! Hombre, ha sido una mariquita que no se dejaba venir a nadie. Por muy machote que fuera. Y yo tampoco me dejaba venir a nadie, eh. Lo que pasa es que yo era más tranquilo, yo… Ella no. La otra se agarraba, le daba ya dos ostias, ya se liaba y ya está. Pero yo no: ¿tú qué quieres, un cachondeo? Mira, vete a aquella pared y te vas a dar un chocaso, y te vas tranquilo pa tu casa. Porque, como te coja yo, vas a ver que te dé yo los dos porrazos y te vas ya. Pero, bah, yo nunca nunca me he peleao».
Su barrio de la Isla Chica
¿Y cómo era la vida en nuestro barrio? «Oy, eso era divino, el centro de todo, fíjate. El centro de Huelva de noche era aquello. En los años ochenta allí, ¡bueeeno! Desde que tiraron el campo de fútbol ya se vino abajo. El campo de fútbol le dio mucha vida y había de negocios y de tiendas y de bares… ¡Pero bares que había! Estaba el Pozo, estaba El Puy, El Cristóbal, El Apolo, el Bar Isla Chica, que era un cine de verano también. Lo que queda ya en Fariña es lo de las quinielas. La esquina esa era el bar de Las Delicias y la otra esquina el bar Las Delicias también. Afuera era el bar, y adentro los futbolines. Jugaban la gente, ya mayores».
«¡A tomar por culo la bebida! Que yo no la necesito pa estar de cachondeo ni eso»
La Moni de Huelva
Hablando de los bares por los que hacía y hace su peregrinar diario cuenta con alegría que «a mí me trataban muy bien en todos. Ni he discutido con ninguno, ni yo he metido la pata en ninguno. Ahora voy a la cafetería Ely, voy con mi amiga Mari, me voy con la Luchi al Nuevo Cortijo. Vamos al bar del Pueblo, sobre las dos y media por ahí. Ancá La Ely ya después, cuando nos vamos pa casa. Y ya está. Sobre las dos y media cojo yo y me tomo las copitas ¡porque ya no bebo! Ahora lo que me tomo son unos vinos que yo les he dicho que me compren. Que es sin alcohol. Yo ya no bebo más, ya he bebido bastante. Yo digo no, esto se acaba. Yo no me conformaba con una copa. Yo me iba al mediodía pa arriba con diez o doce copas de rioja. Después por la tarde otra vez. Digo no. La única manera que hay pa durá ¡a tomar por culo la bebida! Que yo no la necesito pa estar de cachondeo ni eso. Además, actuando, una botella de agua no me la bebo. ¡Y no me la bebo!».
Artista para todo lo que hace
Rebusca en el bolso enseñándome fotos de sus galas. La Moni es consciente del arte que destila, de cómo la gente la quiere. «Me han grabao muchísimas cosas». Hablamos de pueblos recuerda algunos simpáticos. «Yo he estao actuando en El Berrocal. Una plazoletita que hay, alargá me parece que era, cuadrá. Pero también en El Patrás. En El Patrás también. Allí nada más que hay un bar, la iglesia… y el pueblo muy grasioso. Nos enseñaron la imagen, la imagen grande. Oye, el paso era grande. Un paso na ma, y muy buena gente. Hace tiempo. Nos perdimo y to, porque no tenía señalización y tuve que preguntá en una casa y entonces había un trozo de madera en un árbol y digo con razón le llaman Patrás ¡otra vez pa´trá!». A todas partes ha ido, de todas partes le llaman. Posiblemente no haya lugar de la provincia que no haya tenido su arte sobre unas tablas. Aunque no se ha prodigado por ahí fuera, también se acuerda de ocasiones en las que han tenido la suerte de disfrutar de la gran Moni de Huelva. «En Barcelona, la Costa Brava estupenda. En Canella, Pineda de Mar…»
«El final de fiesta era el bar Los Maestres. El edificio ese grande que está allí. Allí con el padre de Antonio, pobrecito. Coincidíamos siempre Toronjo y yo, y La Lechuga también»
La Moni de Huelva
«Otro bar muy interesante era el bar del Puerto. Pero le decían el bar Los Perros, porque había muchos perros. Les daban de comer a todos los perros de la Pescadería. Pues tos iban pa´llí. Allí tenían cenas y todo. También iban las muchachas de los cabarés, de los espectáculos, con los señores. Aparte de juerga, cenaban allí. Estábamos estupendamente. Frente del parque de las Palomas ¿no hay un edificio blanco, este que hay aquí blanco, cogiendo esta acera pa´llá? Esa esquina, que parece que es de la Comandancia Marina, era el bar Los Perros. El final de fiesta era el bar Los Maestres. El edificio ese grande que está allí. Allí con el padre de Antonio, pobrecito. Coincidíamos siempre Toronjo y yo, y La Lechuga también. Era muy buena, muy buena gente. Allí nos liábamos, con mi rinconcito siempre, con mi vino dulce. Yo era una costalera, porque venía jarta de aquí. De aguardiente y de to, y después vino dulce. La madre siempre compra las entradas para el espectáculo, siempre, para ir a vernos».
«Él se ponía en la barra y, si a él se le apetecía se jartaba de cante. Pero como tú le dijera cántame un fandanguito ya decía que no cantaba»
La Moni de Huelva
«Paco Toronjo era una persona… había que saberlo llevá. Por mucho dinero que tuvieras… anda, canta un fandanguito… Como le dijeran canta un fandango ya no cantaba, eh. Él se ponía en la barra y, si a él se le apetecía se jartaba de cante. Pero como tú le dijera cántame un fandanguito ya decía que no cantaba. Bueno ¡ya lo ponía verde!: ¡atontao!, pero tú qué eres, ¡atontao!, pa tú decirme canta un fandango, ¡imbécil!».
Hoy hemos recibido a La Moni… en siguientes entregas pasarán por este espacio algunos secretos de nuestras tabernas que ustedes están deseando conocer. Y los conocerán, claro que sí.
No se pierdan la siguiente entrega en la que conocerán al hacedor del mejor ponche de Punta Umbría, según el público más experto proclama.
Sobre el autor de esta sección
Aunque me llamo José Ramón Andikoetxea Rodrigo (toma ya nombre largo) todos me conocen como Andi. Estudié Derecho, pero pronto me torcí… para enfilar el camino de la formación y la dinamización en el mundo de la cultura y de lo social. El cuentacuentos es mi fuerte para conseguir que nuestros jóvenes y adolescentes despierten en su búsqueda de proyectos vitales. Como persona que escribe he publicado los libros 'Huelva choquera y tabernera' volúmenes I y II (editorial Niebla, 2021 y 2024), 'Sevilla, la ilustre taberna' (Fénix editora, 2023) y 'El Rompido 77. Los niños salvajes' (editorial Niebla, 2024).