Noche de fuegos artificiales 13 FOTOS
Una marea choquera acompaña a la Virgen de la Cinta hasta su santuario del Conquero
Con el siempre multitudinario traslado popular de la patrona a su santuario, Huelva pone el punto y final a las fiestas en honor a la Virgen de la Cinta
La Virgen de la Cinta se pasea entre el clamor de los onubenses
Huelva inunda de flores el Santuario de la Cinta

El Santuario del Conquero vuelve a brillar completo, como faro que guía los destinos de los choqueros. Vuelven a estar bajo el mismo techo las dos representaciones de la patrona onubense. Tras dos semanas de cultos en la Catedral, la Virgen Chiquita regresaba en la tarde de ayer a su templo, iniciándose así una nueva cuenta atrás que cada onubense lleva en su interior, aguardando la llegada de un nuevo domingo de bajada.
Un año queda para que llegue esa fecha. Mientras tanto, tenemos tiempo para paladear los momentos vividos junto a la Virgen de la Cinta en estos días de septiembre. Los más recientes, los vividos durante el multitudinario traslado de la patrona a su templo. Antes de las siete de la tarde la plaza de la Merced ya aparecía repleta de fieles, buscando la sombra a resguardo de los últimos rayos de sol de la tarde. Las puertas de la Catedral lucían abiertas de par en par y por le interior del templo comenzaba a avanzar las andas procesionales buscando la luz del día.
La Virgen de la Cinta salía a la calle bajo su templete de plata, luciendo el mismo exorno floral a base de nardos que ya perfumara en el día anterior las calles de la ciudad. Un aroma que ahora se repartiría por toda la barriada de las Colonias hasta llegar a su Santuario.
La imagen atribuida a Benito de Hita y Castillo lucía sus principales preseas en el día grande de su festividad. La corona de oro con la que fue coronada en el año 1992, la medalla de la ciudad de Huelva y el bastón de mando como alcaldesa perpetua, mientras que el Niño Jesús lucía sus característicos zapatitos de oro y la medalla de oro del Consejo de Hermandades, de quien la Cinta es Patrona y Protectora. Bajo la medialuna lucía otras preseas como la Cruz Naval concedida por la Armada o la medalla de la Diputación de Huelva. También podía apreciarse en la peana una presea de estreno, ofrendada durante la función principal por el Ayuntamiento de Huelva, en recuerdo del nombramiento de nuestra ciudad como “Ciudad Mariana”.
La Banda de Música Virgen de las Mercedes de Bollullos Par del Condado, como viene haciendo desde hace años, fue la encargada de poner sus sones al procesionar de la Virgen. Un repertorio de marchas procesionales que se salpicaba con los tradicionales cantes a la patrona cada pocos metros. Cantes que comenzaron en la misma plaza de la Merced, a las puertas del templo, y que continuarían a lo largo de toda la Avenida Cristóbal Colón. A pie de calle, desde los balcones o en entarimados preparados para la ocasión, Huelva rezó cantando a su Virgen de la Cinta durante todo el traslado.
En esta gran recta que es el recorrido del traslado de subida, la patrona fue recibida por diferentes instituciones que tienen su sede a lo largo de esta arteria. Es el caso de la Comandancia de la Guardia Civil, la Plaza de Toros, las diferentes asociaciones vecinales o las hermandades de la Lanzada y el Prendimiento, quienes con un altar presidido por la Virgen del Carmen aguardaban la llegada de la Cinta a las puertas de su barriada. Especialmente emotiva resultó como cada año la visita a la Parroquia Virgen de Belén, internándose la Virgen Chiquita en la Barriada Navidad para recibir también el amor y el cariño de sus vecinos.
Si en la tarde de ayer la lluvia causó ciertas dudas antes de la procesión solemne, en la jornada de domingo llovió, pero pétalos de flores. Petalás que se suceden en distintas partes del recorrido, destacando la vivida en las Colonias, bajo un cielo de papelillos. Así discurrió las cinco primeras horas del recorrido hasta llegar al Humilladero de la Cinta, donde se entonan los últimos cantes y se depositaron todos los ramos ofrendados a la Virgen por el camino a los pies del retablo cerámico que preside este coqueto lugar de la ciudad de Huelva.
Rondaba la medianoche cuando al Virgen de la Cinta enfilaba la cuesta que lleva su nombre. Las campanas de la espadaña del Santuario de la Cinta resonaban con más fuerza si cabe, anunciando que la Virgen Chiquita ya estaba próxima a ingresar de nuevo en su casa. Una marea de onubenses arropaba a la Virgen en la subida, rodeando el paso y clamando vivas a su devoción más profunda. Como viene sucediendo desde que se remodelara el entorno del santuario, la Virgen ingresó en la Plaza de los Capellanes subiendo por el Paseo de la Procesión de los Marineros, entrando de frente al templo. Por el camino, hubo unos momentos de oración y emoción al llegar al azulejo en memoria de los cinteros que ya comparten junto a ella la gloria del cielo. Emotiva fue también la levantá por las Madres Oblatas, vecinas de la Virgen durante todo el año en su convento, por cuyas ventanas se asomaban para ver llegar a la patrona.
En torno a las dos menos veinte de la noche la procesión llegaba a su fin, una vez pintado de colores el cielo onubense con la traca de fuegos artificiales. La Virgen de la Cinta ya estaba de vuelta en su Santuario, entronizada en su altar donde aguardará la visita de todos y cada uno de los onubenses a lo largo del año.

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