bajada de la virgen de la cinta

Huelva volvió a amanecer junto con su patrona

La Virgen de la Cinta ya se encuentra en el centro de la ciudad, en la Parroquia de la Concepción, donde se celebrarán sus cultos en las próximas semanas

Las mejores imágenes de la bajada de la Virgen de la Cinta

La Virgen de la Cinta, arropada por sus fieles alberto díaz

Sergio Borrero

Huelva

La patrona de Huelva ya se encuentra en el centro de la ciudad. Los onubenses han cumplido con la tradición y en este tercer domingo de agosto han acompañado a la Virgen de la Cinta en su tradicional bajada. Una jornada en el que Huelva ve amanecer al son de los campanilleros arropando a su, virgen chiquita.

Desde lo alto del Conquero, como faro que guía a todos los hijos de María Santísima, la blanca espadaña del Santuario convocaba, al son de sus campanas, a todos los cinteros en el silencio de la madrugada onubense. Por calles y avenidas cientos de devotos caminaban con alegría a su encuentro. A las 06.00 horas de la mañana se iniciaba la misa del alba, predicada por el rector del santuario, Andrés Vázquez, y a su finalización, comenzaba la tradicional bajada mientras se rezaba el Santo Rosario.

Por segundo año, tras las obras realizadas en la plaza de los Capellanes, la Virgen de la Cinta salía de su Santuario por la puerta principal. El templete de plata de la patrona relucía en la oscuridad de la noche, siendo recibido por el coro de campanilleros. Campanilleros que no dejarían de entonar a lo largo de toda la mañana sus coplillas y fandangos a mayor gloria de la Virgen.

Recorrido de estreno

Si la salida se repetía por primera vez, el recorrido por la ciudad era de estreno. Las obras que se vienen realizando en el Conquero y la Plaza de la Merced han obligado a la hermandad a modificar su itinerario y a celebrar sus próximos cultos en la Parroquia de la Purísima Concepción. Tras abandonar la Virgen de la Cinta el entorno de su coqueto templo, se internó en el barrio de Santa Marta atravesando la avenida que lleva su nombre. Desde aquí caminó hacia el Huerto Paco, visitando a los ancianos del Asilo de Santa Teresa Journet.

La Virgen de la Cinta, a las puertas del asilo alberto díaz

La patrona entraba por vez primera en el templo de Cristo Sacerdote, a cuya parroquia pertenece el Santuario. En su interior, el párroco Andrés Vázquez entregó al hermano mayor de la Cinta un colgante de plata con el emblema de la parroquia en nombre de toda la comunidad parroquial. Una ofrenda de amor acompañada de una obra social que se ha realizado en paralelo a su recaudación y que le fue impuesta al momento a la Virgen, portándola desde ese instante de su mano siniestra. La subida por la avenida San Antonio con el sol ya dominando el cielo onubense volvió a dejar estampas novedosas, retomando la hermandad su itinerario más habitual al llegar al monumento en homenaje a Pedro Gómez.

Como es tradición, el coro de campanilleros de la Cinta entonaba los esperados fandangos cuando la Virgen alcanzaba la altura del instituto Rábida para a continuación, internarse por la calle San Andrés buscando la Mayor de San Pedro. La Virgen Chiquita llegaba al entorno de la Parroquia Mayor de San Pedro, templo en el que durante tantísimos años se predicó su novena antes de crearse la diócesis. En esta ocasión pasó de pasada por su puerta, donde fue recibida por las hermandades del Descendimiento y la Borriquita, así como la Sacramental de Pasión que hizo lo propio junto al azulejo del Señor.

Numerosas ofrendas

No fueron las únicas hermandades en recibir a la patrona. En su discurrir por las distintas feligresías la Virgen de la Cinta recibió las ofrendas de las hermandades del Perdón, Resucitado, Cautivo, Redención y Santo Entierro, así como las del Carmen, Inmaculada, Soledad, Oración en el Huerto, Nazareno y la Asociación del Corazón de Jesús a las puertas de la Concepción. No fueron las únicas ofrendas que recibió la Virgen en su bajada. Numerosos devotos ofrecían sus flores a la Virgen de la Cinta. Ofrendas que llevan atadas consigo secretas plegarias y peticiones o gracias por los favores concedidos durante todo el año.

La patrona, ya por Pablo Rada A. Díaz

Con un ritmo alto, a fin de evitar las horas de mayor calor, la Virgen llegaba a la feligresía de la Parroquia de la Purísima Concepción con una hora de antelación sobre el horario previsto. El paso hacía su entrada en el templo a las once y media cuando el movimiento de los abanicos de las fieles que rodeaban el paso se intensificaba para refrescar a los costaleros que portaban las andas. La Virgen de la Cinta era colocada a los pies del altar mayor de la Concepción. Un altar mayor presidido por el Simpecado de la Virgen y que dejaba entrever algunos trazos de lo que será el montaje de la novena. Con el rezo de la Salve de los Marineros entonada por los campanilleros y seguida por todos los fieles que llenaban la parroquia finalizaba una jornada de gran tradición y devoción.

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