LIBROS: 'Aqva Onobensis. El acueducto de Onoba Aestuaria'
La Huelva romana en nueve deliciosos capítulos
Conocer qué fue y el estado actual del acueducto romano onubense es la intención del libro editado por la Universidad de Huelva con los resultados de las investigaciones de un grupo notable de científicos
Vuelven las visitas guiadas a la Fuente Vieja de Huelva
Un viaje a la época romana en Huelva con su nuevo acceso al acueducto subterráneo de Fuente Vieja

Hace apenas un par de décadas, la Huelva romana apenas era conocida por los resultados de algunas excavaciones que sacaron a la luz piezas tan llamativas como el altar encontrado en la plaza de las Monjas, una pieza expuesta en el Museo de la Alamenda Sundheim que, al igual que las distintas monedas acuñadas en la ciudad y encontradas en distintos lugares, siempre con la palabra Onuba escoltada por dos espigas tumbadas, certifican el hecho de que la ciudad fue un importante puerto comercial a principios de nuestra era.
Las distintas excavaciones realizadas en la capital onubense en los últimos veinte años han venido a poner de manifiesto que la ciudad llegó a contar con viviendas notables e infraestructuras de envergadura, entre ellas el acueducto que recorre bajo los cabezos buena parte de la ciudad atestiguando que en algún momento de la segunda mitad del siglo I e.a. Onoba Aestuaria vivió un apogeo
Onoba Aestuaria vivió un apogeo económico que le iba a permitir llevar a cabo una obra de la entidad del acueducto que aún hoy pervive
económico que le iba a permitir llevar a cabo una obra de la entidad de un acueducto que hoy, después de dos mil años, pervive en las cristalinas aguas que continúan manando de la Fuente Vieja, en la ladera de poniente del cabezo del Conquero.
Conocer qué fue y el estado actual del acueducto romano de Huelva es la intención del libro que hoy reseñamos, editado en 2020 por la Universidad de Huelva y que recoge en nueve interesantes y bien documentados capítulos los resultados de las investigaciones de un grupo notable de científicos, entre los que destacaremos en primer lugar a los editores de esta Aqva onobensis, dos figuras relevantes en el campo de la historiografía romana, el arqueólogo especializado en la Antigüedad Clásica, Javier Bermejo Meléndez, y el catedrático Juan Manuel Campos Carrasco, que ha dedicado parte de su brillante carrera a indagar en la huella romana en la actual provincia onubense. Ellos son quienes introducen la obra con la definición del plan general de investigación de la zona arqueológica de Huelva, dando paso a distintos aspectos de la trascendente construcción romana que con esfuerzo y dedicación la nueva savia de sabios que centran su labor en la historia de la ciudad han sacado a la luz desde las entrañas mismas de los cabezos onubenses.

Los distintos capítulos que componen la obra van desde el estudio del contexto hidrogeológico –Manuel Olías, Ana Rodríguez Cárdenas y Juan A. Adame-, la biodiversidad –Álvaro Luna-, y los textos históricos o geográficos que hacen referencia al acueducto –Manuel J. Lara Ródenas–, que componen la primera parte de esta amena e ilustrativa edición. Los últimos capítulos se centran en un estudio arqueoarquitectónico del acueducto –J. Bermejo, A. Bermejo, F. Marfil, Lucía Fdez. Sutilo, J. Campos, Rafael González, Genaro Álvarez y José Molina-, una aproximación a cómo sería la captación de aguas para la ciudad –Bermejo y Campos-, y la contextualización de esta obra de ingeniería romana en el occidente peninsular –Rafael González y J. Bermejo-, para finalizar con la labor de voluntariado y participación ciudadana en la puesta en valor de la Fuente Vieja –Rocío Rguez. Pujazón-.
Conocer lo recorrido por espeleólogos en el interior del acueducto, o estudiar a través de restos y referencias históricas la envergadura de una obra de ingeniería que alcanza desde los alrededores del santuario de la Cinta hasta el centro de la ciudad de Huelva, es posible gracias a una obra que sin abandonar un necesario lenguaje científico es accesible a todos los lectores interesados en conocer la ciudad de Huelva en un periodo breve pero intenso, el que va desde la segunda mitad del siglo I al tsunami que arrasó la ciudad en algún momento de finales del siglo II.
El libro se centra en la parte subterránea del acueducto, en las galerías para la captación de aguas, aunque es de notar que no hay referencias a las partes aéreas que hasta la mitad del pasado siglo eran conocidas, como el tramo de acueducto que los más viejos del lugar recuerdan en la trasera del instituto Rábida, o el tramo conocido con el genérico de las Cuevas de la Joya, que atravesaban un cabezo peinado a finales de los años sesenta pero que antes se podía recorrer desde la hoya de La Joya, ascendiendo por el cabezo permanecía visible y amenazadora la entrada, una oscura mina con peligrosos pozos de decantación, hasta el patio trasero del conocido como chalé del Sordo, donde una cisterna de notables proporciones con cubrición de bóveda de media naranja construida bajo el cabezo, hizo las veces de almacén de la que fuera vivienda de uno de los personajes más acaudalados de principios del siglo XX, Diego Garrido, y luego de los distintos usos que tuvo el citado edificio, entre ellos como escuela de Magisterio.

Cerca de esta cisterna abovedada hubo otra descubierta y con la cubierta desplomada, a la cual puede que se refieran los autores en las páginas 203 y 204 de Aqva onobensis. Este hermoso edificio neogótico al que hacemos referencia ya no existe. Como tantos otros edificios notables de la ciudad fueron entregados a la piqueta por quienes luego osan tintar con sus nombres el callejero onubense. De los restos del acueducto, de la parte aérea es de suponer, ya se lamentaba Richard Ford, el romántico hispanista y viajero inglés a su paso por la ciudad, culpando a la barbarie de los onubenses la destrucción de los restos romanos. Es el acarreo, que quisiera nuestro admirado y reverenciado señor Ford o no, ha sido práctica común en la historia de la civilización.
Las losas, ladrillos y tegulas romanas del extenso acueducto onubense, habrán servido en estos dos mil años como elementos de construcción gratis en los muchos periodos de penuria económica que ha vivido la ciudad. Hoy podemos acercarnos un poco más, gracias a esta extensa nómina de investigadores, coordinados por Bermejo y Campos, a la realidad de una Huelva romana que tuvo sus momentos de apogeo en un espacio de tiempo lamentablemente corto, pero sin lugar a dudas intenso. Huelva, excavación a excavación, va a seguir conociéndose por propios y extraños, pero sobre todo por los propios vecinos de la ciudad, que de este modo podrán amarla, pues sabido es que se ama lo que se conoce. Lo demás es pasajera pasión.
Aqva onobensis. El acueducto de Onoba Aestuaria. Bermejo y Campos editores. Colección Onoba de Monografías. 228 pp. Universidad de Huelva, 2020. ISBN: 978-84-17776-91-6.
A la venta en el servidio de publicaciones de la propia universidad a través del siguiente enlace