Un 24 horas de la droga junto a la Comandancia de la Guardia Civil de Huelva

Los vecinos del entorno de la Plaza de Toros denuncian que el narcopiso ubicado en la calle Ayamonte ha convertido la zona en un punto negro de delincuencia

Peleas, robos, consumo de drogas y prostitución en los portales forman parte del día a día del barrio

Varios heridos en un reyerta con botellas rotas a la salida de una discoteca de Huelva

La proliferación de gorrillas, un problema que se cronifica en Huelva

A la izquierda, la casa actualmente 'okupada', frente a la plaza de toros google
H. Corpa

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A escasos metros de la Comandancia de la Guardia Civil de Huelva, un narcopiso ha convertido los aledaños del Paseo Independencia en un foco de delincuencia e inseguridad. Atracos, peleas y toxicómanos consumiendo en los portales forman parte del día a día de los vecinos, que denuncian la degradación de un barrio que antes consideraban tranquilo.

Se trata del entorno de la Plaza de Toros de la Merced, la zona que comunica la barriada de Las Colonias y de La Navidad, a través de la Avenida Cristóbal Colón, con el acceso norte al centro de la ciudad, el Paseo Independencia; un punto de la capital no especialmente conflictivo que desde hace unos años se ha transformado para desesperación de muchos de sus vecinos. La razón no es otra que la ubicación de un punto de venta de droga en uno de laterales del coso mercedario, en la calle Ayamonte, concretamente en una casa edificada hace casi un siglo y que hoy se ha convertido en un narcopiso regentado por 'okupas' de origen subsahariano que operan a plena luz del día.

«No se esconden, se colocan en diferentes puntos de la plaza de toros para vigilar. Uno en las tragaperras, otro en la esquina, dos arriba en la azotea… Es una banda perfectamente estructurada»

José, vecino del Paseo Independencia, explica a huelva24 cómo el ir y venir de toxicómanos se ha convertido en parte del paisaje diario. «El tráfico de yonkis es constante. Se drogan en los portales, en los cuartos de contadores, en las azoteas… Y si les dices algo, te amenazan o te escupen», relata indignado. Y añade: «La gente tiene miedo de entrar en su propio portal porque nunca sabe lo que se va a encontrar».

Lo más sorprendente para los residentes es la organización y la impunidad con la que opera este 'súper' de la droga, ya que «no se esconden, se colocan en diferentes puntos de la plaza de toros para vigilar. Uno en el casino de las tragaperras, otro en la esquina, dos arriba en la azotea… Es una banda perfectamente estructurada». De hecho, desde los balcones de los edificios cercanos se pueden ver los constantes movimientos de compra y venta de droga, así como las disputas entre los propios consumidores. «Hace unos días vi a una gitana con unos televisores intentando venderlos. Como no se los compraron, se puso a gritar y a maldecir a los de la casa», cuenta el vecino.

«Se meten en los portales a drogarse y a prostituirse. Hemos tenido que reforzar las puertas, poner rejas en las azoteas y candados en los cuartos de contadores, pero siguen colándose»

Pero la degradación va más allá del tráfico de drogas. «Los yonkis se meten en los portales a drogarse y a prostituirse. Hemos tenido que reforzar las puertas, poner rejas en las azoteas y candados en los cuartos de contadores, pero siguen colándose», lamenta, encontrándose habitualmente las zonas comunes regadas de papelinas, jeringuillas y mucha suciedad.

Violencia e inseguridad

Los comerciantes también sufren las consecuencias de esta situación. Uno de los casos más alarmantes fue el atraco a punta de navaja que sufrieron, recuerda José, tres empleadas del Carrefour Express del Paseo Independencia. «Las asaltaron cuando estaban cerrando, con la recaudación. Se escucharon gritos por toda la calle. Desde entonces, las chicas se fueron y solo trabajan hombres», relata.

La propia Policía Nacional reconoció hace unas semanas que se trata de una zona complicada. Sin ir más lejos, a finales del pasado año, una pelea en los alrededores de la discoteca 'La Gozadera', ubicada en los bajos de plaza de toros y frente a este edificio 'okupado', terminó con tres personas gravemente heridas por cortes de botellas rotas. Después de recibir atención médica, los mismos agresores los sorprendieron al salir del hospital y volvieron a golpearlos y apuñalarlos, lo que ha incrementado aún más la sensación de inseguridad entre los vecinos.

A la izquierda de la plaza, el edificio de la Comandancia de la Guardia Civil; en el costado de derecho la casa 'okupada' google

«Aquí ya no se puede vivir. Atracos, peleas, drogas… Todo el día lo mismo. Da igual la hora, la calle está tomada por los yonkis. Si te sientas a desayunar en una terraza, vienen a pedirte dinero y si no se lo das, te escupen en la mesa», comenta el denunciante.

Pasividad de las autoridades

Pero, sin duda, lo que más exaspera a los vecinos es el «descontrol» por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. «Cada vez que llamamos a la policía, vienen, los echan y al rato están otra vez», explica. «A mi hijo lo han cacheado decenas de veces por la calle, pero a estos que venden heroína y que están destrozando la zona, no les hacen nada», añade.

La Comandancia de la Guardia Civil google

La proximidad de la Comandancia de la Guardia Civil, ubicada a pocos metros del narcopiso, hace que la situación sea aún más incomprensible para los residentes. «Es increíble. Tenemos la Guardia Civil enfrente y parece que aquí no pasa nada». Por eso, algunos vecinos han decidido tomar una drástica decisión: vender sus viviendas y mudarse a una zona menos conflictiva. «Un amigo mío intentó aguantar y cuatro años después de comprarse la casa, al final se marchó a Pescadería. Aquí no se puede vivir». Otros, como él, siguen resistiendo con la esperanza de que en algún momento las autoridades tomen cartas en el asunto y devuelvan la tranquilidad al barrio.

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