'Encuentros por la Constitución': Por un clima de consenso, concordia y generosidad donde nadie se salte «semáforos en rojo»

Mario Asensio

Huelva

04/12/2023
Actualizado a las 16:25h.

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La Constitución Española de 1978 cumple 45 años y en honor a ella Huelva24 y Vocento organizó este lunes el foro 'Encuentros por la Constitución', donde voces relevantes de la sociedad onubense construyeron desde «lugares comunes», como ha indicado el moderador, el periodista onubense Juan José Borrero (ABC de Sevilla), un discurso colectivo de mucho nivel en el centro cultural de la Fundación Caja Rural del Sur José Luis García Palacios, con el patrocinio de la Diputación Provincial y Aguas de Huelva.

Partiendo de la idea inicial de «conmemorar, explicar y defender» la Carta Magna en una coyuntura en la que «se siente amenazada», Antonio Fernández Jurado, José Luis García Palacios, Francisco José Martínez, María Antonia Peña y Pedro Rodríguez confluyeron en el pensamiento de que es necesario recuperar el espíritu de consenso y generosidad de sus fundadores, que lograron llegar mediante el diálogo a acuerdos y construir un gran pacto que sigue muy vigente hoy. Igualmente coincidieron en que la constitución es un marco con todo lo necesario para desarrollar los derechos y obligaciones de los ciudadanos, con los fundamentos para resolver las necesidades y desafíos de la sociedad española, en una 'Libertad sin ira', como la canción de Jarcha, y donde nadie debe saltarse «semáforos en rojo».

Esta expresión la rescató Pedro Rodríguez, exalcalde de Huelva durante 20 años y que ejerció antes de periodista. En ese 78 se aprobó la constitución, acabó la carrera de Periodismo y perdió a su padre. En el 79 entrevistó para su libro 'Conversaciones en Huelva' al ilustre periodista onubense Jesús Hermida, a quién le preguntó que era para él la constitución y democracia, a lo que respondió «no pasarse los semáforos en rojo». Rodríguez valoró que en 45 años la inmensa mayoría ha respetado los límites de la constitución y que eso España ha vivido «los mejores momentos de su historia», con más libertad, igualdad y justicia social como nunca se había tenido. «Antes no se vivía mejor», recalcó y puso de ejemplo cómo la ciudad de Huelva ha podido acometer grandes proyectos como la modernización de su red de saneamiento gracias a fondos del Estado y Europa, algo posible gracias a tener una constitución y formar parte de la Unión Europea.

Rodríguez opinó que «la constitución la tenemos que cuidar y desgraciadamente el edificio constitucional tiene grietas tras 45 años». Algunas son «por el paso del tiempo» y otras producto de «los habitantes del edificio». «Los partidos mayoritarios están peleándose entre ellos creyendo que la democracia es algo que te viene dado de nacimiento y es un jardín que hay que regar todos los días», expuso sobre un panorama con «muchas peleas, envidias, egoísmo y acaparamiento institucionales, como en este momento». Por otro lado, consideró que los partidos de la nueva política «pusieron en jaque» la constitución, abriendo un «revisionismo sin aportar nada» y «poniendo en duda el espíritu del 78».

En esta línea, reflejó sobre el panorama político actual que «tenemos un partido de derecha que niega las sensibilidades y la identidad del pueblo español y uno de izquierda extrema que quiere en España un gobierno republicano y federalista, que sería acabar con la constitución del 78 y con España». A ellos sumó a los independentistas, que «no aceptan el modelo que tenemos, que es lo que trae libertad y derechos». Recordó que la unidad de la diversidad es el lema de la Unión Europea, algo recogido en el artículo 2 de la constitución, que es «como si fuera un lienzo donde estuvieran dibujadas las identidades y sentimientos de España, que entre todos tenemos que seguir construyendo».

Insistió el exalcalde de Huelva que la constitución es «un gran pacto de España por la democracia» y que tras la redacción consensuada de la constitución, más de un 70% de los españoles votó sí en las urnas. «Ahora necesitamos lo mismo que el 78, darle valor a los pactos y acuerdos», llevados a cabo por personas «razonables y educadas». Criticó que haya políticos que piensa «sólo en el poder».

Por su parte Antonio Fernández Jurado, médico que fue presidente de Alianza Popular en Huelva, subrayó que «adolecemos ahora de la generosidad que tuvieron los políticos del 78», dada la tensiones actuales entre partidos y territorios. Y ese espíritu lo concretó con la famosa canción del grupo onubense Jarcha 'Libertad sin ira'. «Es el fundamento diferenciador del momento actual con el de entonces», afirmó y recordó como políticos de la etapa franquista iniciaron el proyecto de una ley de reforma política que avanzó hacia la elaboración de la constitución donde había corrientes políticas como el Partido Comunista o un PSOE «aún marxista».

«Se reunían antes las veces que hiciera falta y hablaban. Para mí hay un salto generacional en el que el objetivo partidista y más que partidista individual está condicionando el futuro político de todo el país. Se les ha olvidado que hay libertad sin ira», sostuvo Fernández Jurado, que incidió en referencia la ley de amnistía de Pedro Sánchez que «en el momento actual el Gobierno progresista, entre comillas, propone un movimiento involucionista que niega elementos fundamentales de la constitución vigente».

Por todo esto afirmó que es «pesimista en el corto plazo», pues cree que «Europa no va profundizar en la crisis española y lo harán los tribunales europeos». Agregó que la cuestión territorial «tiene una dificilísima solución y ninguna amnistía ni otra maniobra va a solucionar el problema del independentismo». En su opinión esta corriente «no quiere realmente la independencia sino la rentabilidad del discurso independentista, que le permite estar en un protagonismo permanente, con réditos estructurales, sociales y económicos. Les interesa más amagar que golpear».

Volvió al pasado para señalar como el clima del 78 es «inimaginable» en este momento y que no podría verse a Fraga presentando a Carrillo en el club siglo XXI o a Felipe González sentando en el sofá a Fraga como líder de la oposición, una figura que creó y que ahora es «carcajeada» por Sánchez en su investidura.

Insistió en que el modelo de la constitución es «cooperativo», algo que Pascual Margall quiso saltárselo en Cataluña con una asimetría que ahora se pretende consolidar, cuando Andalucía «consiguió el café para todos de Manuel Clavero». Es por ello que «cualquier movimiento contrario a esa cooperación sería lo contrario a las leyes europeas, a la unidad que nos da universalidad». Fijó en la llegada de Rodríguez Zapatero al poder el inicio del «retroceso de todos los criterios democráticos consagrados en la constitución».

María Antonia Peña, rectora de la Universidad de Huelva e historiadora, recordó que la constitución de 1978, la séptima de la historia de España, permite «el salto de la dictadura a la democracia» y que también hay que verla como una culminación del proceso iniciado en el siglo XIX. Como docente usó la metáfora que siempre cuenta a sus alumnos, en la que la constitución es «un traje que una sociedad se compra». Nadie se lo compra pequeño ni tan justo para que no admita tener algún kilo de más en el futuro, porque puede causar que esté colgado sin usarse y genere frustración. Por eso se elabora con «un objetivo por encima de lo concreto y diseña el tipo de país que se quiere tener, marca un horizonte».

En este sentido, Peña valoró la experiencia de conocer otras constituciones del XIX con «muchos errores», que fueron en unos casos «trajes pequeños» o que como la de Cádiz de 1812 era un traje amplio «imposible de aplicar». Otra enseñanza de la herencia es que el fenómeno constitucional «no debe tener apropiación política» y los partidos no deben apropiarse ideológicamente de ella y convertirla en un instrumento político, porque la deslegitima. «Se tiene que aplicar y respetar como instrumento de todos, no de una parte». 

Asimismo, recordó que otro punto a favor de la constitución del 78 es que tiene «su propio mecanismo de autodestrucción y reforma garantista que permita la adecuación a los cambios de la sociedad y haya un mecanismo de sustitución, si no el hecho constitucional se debilita y se deslegitima». También resaltó la rectora de la UHU que «es un error trasladar que la constitución es frágil. Está fuerte y no en peligro». «No creo en la amenaza porque nuestra constitución tiene en sí misma todas las garantías constitucionales para sobrevivir a la lucha política, que debe estar en otro plano».

Peña compartió su optimismo «a corto y largo plazo» porque «creo en la constitución y el constitucionalismo para organizar el estado». Insistió en que contamos con una «buena» carta magna, «bien hecha», que que dispuso de la existencia del Tribunal Constitucional, cuya misión es «precisamente que nadie se salte el semáforo en rojo». Al respecto, avisó de que «si perdemos la fe en eso lógicamente estamos poniendo en cuestión la propia constitución, que es europeísta, y que si se quiere defender hay que defenderla en todo su conjunto e integridad. No vale un sí pero no y quedarse con una parte. Si no te gusta promueve su reforma pero no la incumplas».

Opinó que «no tiene arreglo» la historia de «tensiones territoriales», que es «producto de muchos siglos» y rememoró que esa tensión ya estuvo en el nacimiento de la constitución y que de hecho en ella se defiende la igualdad pero se reconocen los derechos forales de País Vasco y Navarra, vigente desde 1839, y que «ni siquiera Franco puso en cuestión». En el artículo 129 se reconoce que estos territorios van a «funcional de una manera distinta». Llevándolo a su terreno, reconoció que le pide «al cielo» ser una universidad vasca, porque su concierto fiscal hace que sus universidades reciban «una gran cantidad de dinero».

Es por ello que María Antonia Peña expuso que a lo largo de la historia de la democracia «la negociación política ha existido pero no se han negociado los derechos». Ahora ve que se ha llegado a «un punto álgido de una negociación radical por una situación electoral», pero que ésta viene «de una cultura política que no es nueva».

En esta línea, consideró que «el gran problema de España no es la amenaza a la constitución, sino la cultura política del radicalismo, la polarización y el enfrentamiento, de la violencia. De la generosidad de la Transición queda muy poco y de su búsqueda de puntos comunes». Lamentó que se haya instalado en la política «la mala educación, la agresión verbal», con las que se ha llegado a «la intorelancia y la ausencia de diálogo, a no admitir la existencia del otro y nos está llevando a lo peor». Reiteró su confianza en el TC y sí el temor de la «deriva de un país polarizado, en el que se coge una parte de la constitución y se incumple otro».

También apostó por el optimismo José Luis García Palacios, presidente de la Federación Onubense de Empresarios (FOE), de la Caja Rural del Sur y Asaja. No obstante no escondió su «tristeza» por la injerencia de una deriva de quienes se dedican a la política y en el extremo «ganan protagonismo e influencia», dando «una imagen bochornosa de España a nivel internacional». 

«Estamos en una situación en la que alguien se ha construido una forma de hacer política individual que tiene muchos adeptos», consideró García Palacios, que criticó a quienes «amenazan con romper el jamón y a la vez quieren llevarse el mejor trozo», lo que está generando «un desapego» de la sociedad con respecto a la política. «La constitución era el catecismo de la convivencia social y se está rompiendo», afirmó.

Señaló que ante los que dicen que el rey «no hace nada» hay que recordarles que la soberanía de este país está en el Congreso de los Diputados, pero criticó que en las elecciones hubiera un 40% de españoles a los que no les interesa lo que pasa en el país, por lo que ve necesario «trabajar en la parte social para reforzar el constitucionalismo».

García Palacios calificó de «insostenible» la situación de pactos y exigencias que se está produciendo y que «tenga que haber un mediador de El Salvador para las negociaciones -entre el Gobierno y Junts- es motivo de mofa caricaturesca a nivel internacional».

Opinó que como obra de personas que es, la constitución es «imperfecta» y que por eso hay que estar en el «escenario de la mejora continua» y no en una de «intereses personales». Desde el punto de vista de su sector, el empresarial, el que «crea empleo y riqueza», valoró la estabilidad que aporta la constitución y que es un referencia para los límites «de la cancha donde tenemos que jugar y que esa convivencia con los agentes sociales permitan el desarrollo social en base a la economía». Sin embargo cree que «la inseguridad jurídica que venimos sintiendo es muy inquietante», especialmente porque con la amnistía se va«contra la igualdad» y se «manosea alto tan equitativo e igualitario como la constitución».

Francisco José Martínez, que fue rector de la Universidad de Huelva y ejerce de catedrático de Economía Financiera y Contabilidad, incidió en el hecho de que es necesario que la constitución esté más presente en las diferentes etapas educativas. «Falta una una labor didáctica de la norma básica que nos une a todos» y que se debe analizar «transversalmente», dijo.

Citó de su contenido el artículo 2 y la «unidad indisoluble» ahora está en «un proceso de debate» y ya fue «un punto crítico» en la elaboración de la Carta Magna. Expuso que la tendencia debería ser integrarse en administraciones más grandes, como ocurre con la Unión Europea, y no querer crear nuevas «diminutas», pues con ellas no se solucionan los problemas de la sociedad.

Consideró que las constituciones se deben adaptar a los tiempos y que la española se modificó ya dos veces por imposiciones tributarias y de gestión procedentes de la Unión Europea «y no ha pasado nada». Pero lamentó que no estamos sólo en una democracia, sino también en una «partidocracia» y que cada partido tiene «sus propias derivas».

Martínez afirmó que la Constitución Española está en «un momento importante, delicado» y que se le están «dando en la línea de flotación» de los artículos 1 y 2, referidos a la igualdad y la unidad. «Tenemos que unirnos los españoles e ir hacia adelante, hacia la Unión Europea, y no hacía atrás».

Otro aspecto que introdujo en su intervención es que en el momento de la creación de la constitución la confrontación política era entre izquierda y derecha, cuando en la historia la confrontación venía siendo entre lo musulmán y lo cristiano. Ahora en el siglo XXI cree que la confrontación ha pasado a polarizarse en extremo y que los bandos pasan a ser los nacionalistas y los que no lo son y populistas y los que no lo son. «Hay partidos muy de derechas con partidos muy de izquierdas votando juntos unidos por otros intereses», comentó y apuntó que se viene encima una «crisis importante» en la que cada cual va a mirar «su ombligo» y ve necesario ser «hábiles» para educar a los jóvenes.

Precisamente un 4 de diciembre, la fecha en la que Andalucía alzó la voz por su autonomía, el moderador Juan José Borrero, introdujo una pregunta final sobre el papel fundamental que puede representar la comunidad andaluza en la coyuntura actual. Antonio Fernández Jurado aseguró que «las potencialidades de Andalucía están aún bajo mínimos» y que tiene todo para convertirse en «referente europeo» o ser aquella promesa incumplida de la «California de Europa». En su opinión, «está en manos de los propios andaluces».

José Luis García Palacios señaló que si Andalucía es la comunidad más poblada de España eso «tiene que marcar un criterio» y que cuenta con el «talento y potencial» necesario para ser «un referente a nivel europeo», línea que cree que está sabiendo llevar el gobierno autonómico de Juanma Moreno Bonilla.

Francisco José Martínez, manifestó que se siente «muy andaluz», pero también «muy español, europeo y onubense» y que nada de eso es «excluyente». Por eso dirigió la mirada a «quien está haciendo de la exclusión el problema». 

María Antonia Peña, determinó que el reto que tiene Andalucía como región es «importante» y que sin necesidad de alinearse con «actitudes nacionalistas e independentistas» tendría que tener «la actitud de reivindicación ante el gobierno central que no ha tenido y ese es nuestro desafío, conseguir que se nos valore y que por razones políticas no estemos sometidos».

Cerró Pedro Rodríguez señalando que si Andalucía ha dado emperadores a Roma y poetas al mundo, «también puede ser un ejemplo político en España». Haciendo un juego de palabras comentó que la palabra andaluz se compone de 'anda' y 'luz' y ahí está el desafío: «demos luz a España».

El interesante foro tuvo como apertura las palabras de David Toscano, presidente de la Diputación Provincial, y como clausura las de Pilar Miranda, alcaldesa de Huelva. Toscano consideró que hoy es «más necesario que nunca» poner en valor lo que significa la constitución de 1978 y la «etapa clave» de la Transición desde el «nuevo periodo» al que se enfrenta España. Ve necesario que se le rinda homenaje a quienes sentaron las bases de la «concordia y el acuerdo» de lo que hoy es España. Consideró clave comprender su espíritu y sus valores, que «siguen vigentes».

El presidente de la Diputación recordó que la constitución es «cimiento» que da cabida a las diferentes «corrientes ideológicas y sensibilidades» y que debe «presidir» en la vida pública «la igualdad de derechos entre territorios», así como derechos como los de vivienda, educación y sanidad o la protección del medio ambiente. Defendió que la constitución da «perdurabilidad» a todos esos derechos y que gracias a ella España es «una gran nación» con «más peso en el mundo». 

Recalcó que la constitución es la «salvaguarda» de los principios de «igualdad» y que no hay que «dar alas a decisiones en la dirección contraria». Insistió en que «la igualdad debe presidir toda gestión pública» y es algo básico en la administración provincial que preside. Por eso recalcó que la constitución garantiza un estado del bienestar donde «cabemos todos los españoles» y que por ello no logra entender que «haya quien esta ley no le puede servir hoy para afrontar los retos que afrontamos en la actualidad». Agregó que «no entiendo que apuesten por la desigualdad para resolver conflictos territoriales», porque «la discriminación no debe afectar a nadie. Es una ineludible meta».

En la misma línea, Pilar Miranda, tras valorar que le encantó el contenido del foro, quiso recordar la figura de José Luis García Palacios padre, «un ejemplo de concordia y generosidad». Recuerda que éste le contaba que cuando era senador e iba a Madrid los diferentes representantes políticos «llegaban a acuerdos» y que la constitución presenta eso. «Es un gran pacto y acuerdo que no es ni el 100% de uno ni de otro, sino una mezcla razonable y lógica», manifestó la alcaldesa, que afirmó que «la Constitución Española fue un éxito del raciocinio y la generosidad que hoy día desgraciadamente no existe».

«La constitución es la madre de todas las leyes y no se puede ir contra la madre porque es ir en contra de si mismo. La madre siempre protege», destacó Miranda, que ha tenido presente en su juramento de proteger la constitución como concejal, presidenta del Puerto y ahora como alcaldesa. «Que no se pierda ese espíritu de libertad sin ira del 78, de generosidad y concordia», insistió.

La alcaldesa de la capital onubense compartió su preocupación por la situación actual, donde «no hay respeto y hay ideas ilógicas que ponen en peligro a todos». Es por ello que instó a seguir protegiendo la constitución y la igualdad entre todos los españoles y a esforzarse en que «no haya ciudadanos de primera y segunda y sigamos protegiendo el Estado de Derecho».

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