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El cóctel de los agresores sexuales en Huelva para someter a sus víctimas: benzodiacepinas y alcohol

La forense del Instituto de Medicina Legal, Ana Belén Ordoñez, advierte que esta mezcla, detectada de manera recurrente, persigue «bajar las defensas de las víctimas»

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La subdelegada del Gobierno (en el centro de la imagen) durante la presentación de la jornada Huelva24
Silvia Tubio

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Una jornada sobre la sumisión química que ha organizado este miércoles la Subdelegación del Gobierno en Huelva ha puesto encima de la mesa cuáles son las sustancias más usadas por los agresores sexuales para someter a sus víctimas. Los datos los ha expuesto la médico forense del Instituto de Medicina Legal de Huelva (IML) de Huelva, Ana Belén Ordóñez, quien ha apuntado que entre las sustancias de comercio legal que más han detectado son las benzodiacepinas como el Alprazolam o el Valium, mezcladas con el alcohol. Un cóctel que han detectado de manera recurrente los forenses de Huelva.

Las benzodiacepinas, ha explicado Ordóñez, «son sustancias depresoras del sistema nervioso central, con las que se pretende bajar las defensas protectoras de la persona y disminuir la conciencia». La forense ha descrito que esos componentes se suelen mezclar con las bebidas. Los agresores sexuales aprovechan el descuido de las víctimas para meter esas sustancias por ejemplo en sus consumiciones y lograr así ir doblegando su voluntad.

Según el último balance de criminalidad del Ministerio del Interior, relativo a los seis primeros meses del año, los delitos contra la libertad sexual crecieron un 1,4% en la provincia onubense; si bien, las agresiones con penetración bajaron un 28% (de 14 casos a 10) con respecto al mismo periodo del año pasado. El resto de delitos de la misma naturaleza sí aumentaron.

Perfil de riesgo: mujer entre 18 y 34 años

Durante la jornada se han expuesto igualmente datos que avalan el aumento de agresiones sexuales que se cometen mediante la sumisión química de la víctima. Así, según cifras del Instituto Nacional de Toxicología, estas denuncias han crecido en el país un 75%. El 93% de las víctimas son mujeres y, de ellas, el 60% se sitúa en edades de entre 18 y 34 años.

La gran dificultad que se encuentran los cuerpos policiales para perseguir a estos agresores son la lenta respuesta de las propias víctimas, que tras recuperar la conciencia, no recuerdan en muchas ocasiones qué ha ocurrido tan sólo horas antes. En este sentido, la jefa de Urgencias del Juan Ramón Jiménez, Rosa María Rodríguez Álvarez, y la ginecóloga del mismo centro hospitalario, Reyes Granell Escobar, han insistido en la importancia de que las víctimas, «a la menor sospecha de agresión sexual con sumisión química, pidan ayuda y acudan a los servicios de emergencias, dado que las primeras 24 horas son claves para poder detectar la sustancia empleada».

El incremento de casos también está favoreciendo a la concienciación de este problema ya que las víctimas en no pocas ocasiones eran cuestionadas sobre su voluntad a la hora de mantener relaciones sexuales. «El juicio social hacia las víctimas es una constante en los casos de violencia sexual con y sin sumisión química, lo que desalienta a las mujeres. El debate no debería centrarse en la sustancia utilizada, en el comportamiento de las mujeres o en los ambientes festivos, sino sobre el agresor y su necesidad de detentar el poder mediante la subordinación», ha afirmado la ginecóloga. En esta misma línea, la subdelegada del Gobierno, María José Rico, ha reclamado que se les dé «una mayor credibilidad» a las víctimas.

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