sucesos

Las cinco zonas calientes donde crecen los cultivos de marihuana en Huelva

La compañía Endesa tiene detectados los puntos de la capital donde el consumo energético no coincide con un gasto doméstico habitual

El problema de seguridad que genera la producción clandestina de esta droga ya es una realidad local

Los enganches ilegales detectados en Huelva aumentan un 104% en diez meses

Una plantación de marihuana desmantelada en el interior de un narcopiso H24
Silvia Tubio

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El dato dejó en evidencia el problema. Huelva ya es una zona afectada por la producción clandestina de marihuana a escala industrial que hasta no hace mucho era una actividad residual para los clanes locales. El auge de los invernaderos ocultos en narcopisos y naves en provincias andaluzas como Granada o Sevilla se ha trasladado también a la capital onubense a tenor de los datos que maneja la compañía Endesa.

Recientemente se conocía que entre enero y octubre los enganches ilegales detectados en esta zona habían crecido un 104%. Además, la potencia que consumían estas plantaciones era mayor de la que gastaban los cultivos desmantelados en años anteriores. Una realidad que preocupa en el seno de la empresa energética porque han visto los efectos que esta actividad ha tenido en otras ciudades con incrementos de las incidencias en el suministro, incendios en centros de transformación y un aumento de la violencia en aquellos lugares donde crece la marihuana.

Huelva24 ha tenido acceso a un informe de Endesa que analiza el comportamiento de una serie de centros de transformación de la capital y ha definido lo que sería el mapa de las zonas calientes donde crecen cultivos de marihuana. En algunos de esos barrios ha habido intervenciones policiales que han acabado con cultivos arrancados que confirman la existencia de esta actividad; en otros, los técnicos han cortado enganches ilegales pero no han conseguido revertir la situación y en otros puntos, los centros de transformación están delatando lo que ocurre en el interior de las viviendas.

En total, hay cinco zonas calientes donde existen evidencias de que la marihuana crece en el interior de habitaciones o viviendas completas. Se trata del Torrejón, Pérez-Cubillas, la Navidad, las Colonias y calle Honduras. Todas estas zonas de la capital comparten un perfil social: son lugares desfavorecidos con una alta conflictividad y donde el tráfico de drogas y el uso de armas son moneda común. Estas características son aprovechadas por las organizaciones para hacerse con el control de viviendas completas o alquilar habitaciones por más de 1.000 euros al mes para instalar sus invernaderos.

Técnicos de Endesa trabajando en la barriada Navidad con la cara tapada para evitar represalias H24

La última actuación relevante llevada a cabo contra la producción de marihuana fue durante el despliegue policial en el Torrejón el pasado mes de octubre. Aquel dispositivo nació como respuesta del Gobierno a los incidentes que se sucedían en el marco de un enfrentamiento entre clanes. La forma de intentar poner algo de orden fue atacar algunos de los cultivos de marihuana que financian a las organizaciones que están detrás de ellos. En aquella ocasión se desmantelaron cuatro plantaciones. Según los datos que ofrece el seguimiento a la actividad del centro de transformación (CT), antes de que se produjera esa redada se habían detectado pérdidas de energía de más del 97%. Esto quiere decir que es energía que se distribuye pero que no llega a clientes con contrato en vigor. Es decir, que forma parte de esa bolsa de fraude energético.

Un centro de transformación que además está sometido a una carga muy elevada, incompatible con el consumo de decenas de viviendas enganchadas para obtener simplemente luz gratis. En el citado estudio se recogen picos de demanda en una de las fases de más de 900 amperios el pasado 21 de octubre. El consumo elevado de un hogar apenas llega a un amperio.

Tras la acción de la Policía Nacional, que ocurrió pocos días después (29 de octubre) la carga descendió un 46% y las pérdidas a un 75%. La incógnita, que se despejará en breve, es si el consumo energético fraudulento vuelve a incrementarse por la reactivación de las plantaciones. Y es que la reincidencia es una realidad contra la que luchan a diario los cuerpos policiales y compañías como Endesa.

Hace un año, Endesa hizo un corte masivo de enganches ilegales en la Navidad pero no se actuó contra las plantaciones; por lo que apenas se notó en los índices de fraude energético

El papel que desempeña la Policía Nacional y la Guardia Civil en la lucha contra esta actividad es fundamental, subrayan desde Endesa y ponen como ejemplo una actuación llevada a cabo el año pasado en la barriada Navidad donde los técnicos de Endesa realizaron un corte masivo de enganches ilegales, «pero como no se intervinieron los cultivos», apenas se notó en el centro de transformación.

Según los datos recopilados sobre la actividad de este CT, el 21 de diciembre del año pasado, los técnicos cortaron 47 suministros de los 120 inspeccionados ante las sospechas de fraude. El descenso de la carga del transformador fue solo del 19%. Pero lo que más evidenció que los enganches se habían reproducido es que la intensidad en la carga se volvió a recuperar a las pocas horas, nada más marcharse la presencia policial. «Es muy importante atajar el problema, quitando las plantaciones, porque sólo con el corte del enganche, apenas hay resultados».

Fuentes de la compañía insisten en que hay una diferencia notable entre el enganche ilegal «que ha existido toda la vida» y que da suministro para un consumo doméstico y el que abastece a una producción industrial ilegal que demanda energía las 24 horas del día. Una plantación tipo indoor consume lo mismo que 80 viviendas a pleno rendimiento; lo que acaba derivando en una sobrecarga muy peligrosa sobre la red.

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