El más bello amanecer junto a la Virgen de la Cinta
La patrona de Huelva ya se encuentra en la Santa Iglesia Catedral tras protagonizar la tradicional bajada desde su santuario arropada por sus fieles
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Pocos días en el año hay más auténticos en el ADN choquero como el domingo de bajada. Una mañana de domingo en la que Huelva se echa a las calles con las claras del día, ahora que el periodo veraniego va dando sus últimos coletazos, para acompañar a la patrona de la ciudad en su traslado a la Catedral. Aquí presidirá los cultos y fiestas en su honor hasta que en la tarde del ocho de septiembre emprenda el camino de regreso a su privilegiado santuario en lo alto del Conquero.
El movimiento de fieles camino del santuario comenzaba temprano. Desde todos los lugares de la ciudad los onubenses acuden a la llamada del campanario del templo, que en mitad de la noche convoca a toda Huelva a la misa del alba. Una misa especial para el sacerdote Andrés Vázquez, rector del Santuario de la Cinta durante los últimos años y que a partir del próximo curso dejará este cargo para desempeñará su labor sacerdotal en la Parroquia de San Juan Bautista de La Palma del Condado. Se despide don Andrés de la Virgen de la Cinta y se despedía la Virgen Chiquita de su templo cuando en los relojes marcaban las 06:55 horas de la mañana.
Como viene ocurriendo desde que se reformara el entorno del santuario, la Virgen de la Cinta abandonó su templo por la puerta principal del templo, siendo entronizada en sus andas procesionales que aguardaron durante toda la noche en el interior claustro una vez finalizada la misa. Los sones de los Campanilleros rezando el primero de los misterios gloriosos del Rosario se mezclaban con el tañer de las campanas de la espadaña, anunciando la inminente salida de la Virgen.
Miles de onubenses aguardaban ya en el exterior del templo para acompañar a su patrona. Una multitud que a medida que avanzaba la mañana y la Virgen se acercaba al centro, se iba multiplicando. A las órdenes de José Ramón Romero, la cuadrilla de costaleros daba sus primeras chicotás por la plaza de los Capellanes despidiéndose la Virgen de sus vecinas, las Madre Oblatas. Las andas de plata que dan cobijo a la Virgen de la Cinta lucían un exorno floral en tonos pasteles a base de rosas, claveles, delphiniums y astilbe junto a las granadas tan características de la imagen de la Virgen. Exorno que protagoniza a el único leve incidente de la jornada, al desprenderse uno de los bouquets del paso en los primeros momentos de la noche.
La patrona onubense lucía en esta ocasión para la bajada la corona de plata que realizara el joyero onubense José María Carrasco en el año 2000 junto a la ráfaga de plata que realizara en los años noventa Fernando Marmolejo y medialuna del mismo metal. Porta sobre su pecho el corazón de oro regalo del Congreso Mariológico de 1957.
Itinerario tradicional tras los cambios del año pasado
Retomaba la Virgen en este año su itinerario tradicional, una vez culminadas las obras que obligaron a cambiarlo el pasado año. Tras abandonar el entorno del Santuario, volvía a pisar la remozada avenida Manuel Siurot, recorriendo el cabezo del Conquero con las marismas del Odiel como testigo. Fueron muchos los vivas, cantes y las ofrendas en forma de flores las que recibió la patrona a lo largo de su bajada. Entre ellas la realizada por el obispo de la Diócesis de Huelva, Santiago Gómez, que recibió a la Virgen Chiquita como es tradicional en el Palacio Episcopal para rezar allí el cuarto de los misterios del rosario.
Con el sol ya brillando en el cielo onubense la Virgen afrontaba la última parte de su recorrido, encarando el tramo final de la avenida Manuel Siurot. Momento en el que sonaron los fandangos que cada año los campanilleros cantan frente al Instituto Rábida. Uno de los momentos más esperados en la mañana y que congrega en este enclave a numerosos fieles. Pese a las calores que hemos tenido en los últimos días, la mañana mantuvo una agradable y llevadera temperatura, permitiendo que la bajada de la Cinta se realizara sin mayores complicaciones.
A las diez y media, con antelación sobre el horario previsto, llegaba la Virgen a la remozada plaza de la Merced, inaugurándola de manera oficiosa siendo la primera imagen devocional en pisar sus nuevas y relucientes losetas. Si la mañana comenzaba con el sonido de las campanas del Santuario, la bajada ponía su punto y final bajo el tañer de las campanas de la Santa Iglesia Catedral, que anunciaban a toda Huelva que su patrona ya estaba en el primer templo de la diócesis.
Con el rezo de las letanías y la entronización de la Virgen en el altar de la novena llegaba a su fin esta mañana de emociones y fe junto a Nuestra Señora de la Cinta. Ahora, comienzan los días de la patrona, con la celebración de los diferentes cultos, actos y fiestas en su honor.
