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Recupera su piso okupado hace tres años en Huelva, reconvertido ahora «en un estercolero»

Hasta seis agentes de la Policía Nacional acudieron a desalojar a la pareja de okupas que llevaban viviendo allí tres años junto a un menor de edad

La dueña de la vivienda contratará a una empresa para que limpie una casa que parece «una pocilga», ha cambiado la cerradura y ha puesto una alarma

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Garrafas de orina acumuladas en una de las estancias del piso de la calle Murete Bajo de Huelva r. u.
Ricardo Ubric

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Este lunes llegó la esperada 'fumata blanca'. El Día D de la liberación para Ana María Rodríguez, la joven profesora onubense que llevaba casi tres años reclamando justicia después de que unos okupas se 'adueñaran' de una vivienda de su propiedad ubicada en la calle Murete bajo en la zona de Palomeque de Huelva capital (justo enfrente del colegio Reyes Católicos).

Después de muchas intentonas, la última de ellas el miércoles de la semana pasada, esta vez fue la definitiva gracias a la intervención de la Policía Nacional. Y es que en el antecedente más reciente habían acudido también funcionarios y una procuradora con la notificación de salida del piso para las personas que estaban viviendo dentro de él de manera ilegal pero hicieron oídos sordos al no haber policías ese día.

En esta ocasión hasta seis agentes se personaron en el piso a las 11.00 horas, junto a los funcionarios, la procuradora, la abogada de Ana María Rodríguez, la propia interesada, su padre, su madre y su hermano. Y tras más de una hora de conversaciones con los ocupas, pudieron desalojarlos. La Policía Nacional se encargó de la pareja (en principio para llevarlos a un albergue) y también está por ver ahora lo que sucederá con el menor de edad de tres años que vivía con ellos, ya que es posible que los Servicios Sociales tengan que ocuparse de él visto el lamentable estado en el que se encontraba la vivienda por dentro, con todo desordenado, destrozado y con un olor «insoportable».

Ana María Rodríguez expectante ante lo que iba a ocurrir en su vivienda, mientras que varios agentes de la Policía custodiaban el bloque r. u.

Lo relataba la madre de la joven en conversación con el programa 'Hoy en día' de Canal Sur TV desde el interior del piso. «Esto no se puede explicar con palabras. Hay una gran cantidad de mierda y mucha peste. Es inhumano. No sé cómo aquí ha podido vivir un niño tan pequeño. Estoy con arcadas y eso que trabajo en el sector de la ayuda a domicilio y tengo el estómago fuerte», declaraba, y añadía que «todo está lleno de garrafas de meado porque les cortaron el agua ya que no la pagaban. Y, por ejemplo, me pregunto cómo podían lavar la ropa porque los hemos visto y la llevaban limpia».

También aseguraba que estaba «con pánico y muerta de miedo porque ahora mi hija se tiene que ir a trabajar a Málaga y lo normal sería que aquí entrara ahora a vivir alguno de nosotros para evitar que se nos cuele otra vez gente». Lo primero que hicieron su marido y su hermano fue cambiar la cerradura e instalar una alarma, tardando en la segunda operación bastante más de lo habitual debido al inoportuno apagón eléctrico que afectó este lunes a toda España durante muchas horas.

Imagen principal - Ana María Rodríguez ha recuperado su vivienda y ahora una empresa de limpieza deberá darle un buen repaso
Imagen secundaria 1 - Ana María Rodríguez ha recuperado su vivienda y ahora una empresa de limpieza deberá darle un buen repaso
Imagen secundaria 2 - Ana María Rodríguez ha recuperado su vivienda y ahora una empresa de limpieza deberá darle un buen repaso
Ana María Rodríguez ha recuperado su vivienda y ahora una empresa de limpieza deberá darle un buen repaso R. U.

Ana María Rodríguez tuvo incluso que ser atendida por una ambulancia al sufrir un ataque de ansiedad en la puerta del bloque en el que se desarrollaban los acontecimientos (su piso está en la tercera planta y desde abajo se podía ver por las ventanas a varias personas moviéndose en el interior). Afortunadamente se recuperó y reconoció con pesar que ahora una empresa de limpieza tendrá que venir a limpiar la vivienda porque está convertida «poco menos que en un estercolero o en una especie de pocilga».

En conversación con Huelva24.com también volvía a mostrase molesta con la lentitud de la justicia para expulsar a los ocupas de su piso, ya que han tardado casi tres años desde que llevó a cabo la primera denuncia el 20 de junio de 2022. «Es algo que pienso que debería haber sido instantáneo porque el tema estaba bastante claro. Mientras tanto, en todo este tiempo yo he estado pagando la hipoteca, que ya me ha costado el piso alrededor de 30.000 euros desde que firmé las escrituras», incidía, reconociendo que la noche del domingo estuvo «temblando, atacada de los nervios, muy nerviosa y sin poder dormir».

«Nunca se dignaron a abrirnos la puerta»

«Incluso en estos tres años mi madre y yo fuimos varias veces a hablar con ellos y a decirles que cuánto dinero querían para marcharse, que se lo dábamos si hacía falta, pero ni siquiera se dignaban a abrirnos la puerta», comentaba apesadumbrada, señalando también que los vecinos le decían que veían entrar a mucha gente con aspecto un poco extraño en dicha vivienda.

A sus 32 años, la onubense, que es Doctora en Economía y trabaja como profesora en la Universidad de Málaga, confía en que por fin haya llegado el final de su pesadilla, y ahora deberá replantearse lo que hacer con su piso en un futuro, sin descartar intentar su venta para cerrar una etapa de su vida con agrio recuerdo.

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