ADIMA CONSIDERÓ 'CREÍBLE' EL TESTIMONIO DE LA NIÑA
La Audiencia de Huelva absuelve a un anciano al que su nieta menor acusó de abusos sexuales
13.32 h. El tribunal destaca las declaraciones en el juicio de la tutora de la niña y del padre, que dijo que “mi hija miente mucho”.
“De las pruebas practicadas y valoradas (en el juicio) no ha quedado acreditado con la seguridad y certeza que requiere todo pronunciamiento penal condenatorio, la comisión por el acusado del delito continuado de abuso sexual”. La Audiencia Provincial de Huelva (Sección I) ha absuelto a un hombre de 80 años al que su nieta, menor acusó de haber abusado sexualmente de ella desde que tenía siete años, testimonio al que la Asociación Andaluza para la Defensa de la Infancia y la Prevención del Maltrato ( Adima ), que interviene en este tipo de supuestos, había dado credibilidad en su informe.
En la vista oral, como antes en su declaración en sede policial, la niña (13 años) relató que su abuelo, “la trataba como a una mujer, que le tocaba sus partes íntimas y el pecho de manera reiterada” y que en una ocasión a la hora de merendar no la dejaba pasar y la retuvo, que otra vez que estaba en la cama se “subió encima”, que le daba “besos en la boca cuando se despedía y le metía la lengua en la boca”.
El tribunal, en contra del criterio de Adima, considera que existen “dudas razonables” para atribuir el requisito de credibilidad a la declaración de la menor después de oír y analizar los testimonios prestados en sala por su propio padre, su tío y su tutora en el colegio al que asiste, declaración que destaca la Audiencia en su sentencia - recurrible-, a la que ha tenido acceso Huelva24.com.
El padre de la supuesta víctima e hijo del acusado, que tenía la custodia de la niña desde 2015, supo de las acusaciones contra el abuelo en la misma Comisaría de la Policía Nacional cuando la niña denunció los presuntos abusos junto a la madre (mayo de 2021).
“Mi hija miente mucho”, llegó a afirmar en el juicio ante el tribunal, al que contó que la menor iba a la casa de los abuelos cuando ella quería, que se quedaba a dormir, que no le notó nada anormal en su comportamiento y que “era costumbre en su familia que a la hora de despedir se dieran ‘un piquito’ en la boca.
El padre concretó que cinco días antes de la denuncia su hija, estaba en casa de los abuelos porque se celebrara un cumpleaños y “se quería quedar allí”, relato que confirmó también el tío y yerno del acusado.
La Audiencia onubense cuestiona además la credibilidad del testimonio de la niña por la declaración de su tutora, que causó “gran impacto” en el tribunal, ya que afirmó que la niña le refirió “una buena relación con el abuelo, una relación de cariño”, que “su padre le ponía muchas normas” y que los problemas que tenía con su progenitor eran “porque mentía mucho” y que no sabía por qué mentía pero que “no podía parar”. Por ello, relató la profesora en el juicio, quedó “sorprendida” cuando un día que la alumna aportó un justificante de Adima por presuntos abusos sexuales del acusado.
En este contexto, la sala considera que declaración de la madre, con la que tenía una relación temporal y mantenía “desavenencias” con la familia paterna, “no aporta dato relevante”. La niña contó a su madre los supuestos abusos a través de un mensaje por una red social, y fue posteriormente cuando la llamó por teléfono para conocer el relato de la menor, a lo que siguió la denuncia y la personación en el departamento de Igualdad de la Junta para hablar con el personal del Servicio de Prevención.
En cuanto a la versión que el acusado J.R.G. ofreció en el juicio, el tribunal lo califica de “sincera”. “No negó que existieran contactos físicos con la menor, pero contactos normales entre abuelo y nieta, y si bien pudiera conceptuarse como peculiar que las despedidas se realizasen mediante lo que denominaban “piquitos”, besos en la boca, no es menos cierto que no solo el padre sino también el tío, expresaron que era una conducta habitual entre ellos y con todos los nietos”, sostiene la sentencia, para añadir que “no podemos atribuir credibilidad al testimonio de la menor cuando afirma que su abuelo aprovechaba esas despedidas para meterle la lengua en la boca pues en aquellos momentos no solo estaban la niña y el acusado, sino también los demás familiares”.
“Las pruebas practicadas no permiten sustentar un pronunciamiento condenatorio del acusado” al no proporcionar las pruebas practicadas “el convencimiento exigible y necesario para una sentencia de condena”, concluye.
Se trata de la segunda sentencia dictada en los últimos meses en la que se desoye o critica el informe emitido por la Asociación Andaluza para la Defensa de la Infancia y la Prevención del Maltrato, validando por creíble el testimonio prestado por una presunta víctima.
La Fiscalía de Huelva, en sus conclusiones definitivas, reclamaba para el abuelo seis años de cárcel por delito continuado de abuso sexual sobre menor de 16 años, concurriendo abuso de parentesco previsto, además una medida de siete años de libertad vigilada, así como la prohibición de acercarse a su nieta, a su domicilio, su colegio y a cuantos lugares frecuente durante Ocho años; y Prohibición de comunicarse con ella por cualquier medio por este mismo tiempo.