EN LE MOULIN

Una noche de alocada diversión con el inclasificable Pablo Carbonell

Lucidez con humor, ironía y disparate. El público onubense no paró de reír en la sala Le Moulin con un concierto antológico de Pablo Carbonell, quien compartió una ristra de canciones con su enfoque personal entre incontenibles anécdotas de una vida inimitable.

Una noche de alocada diversión con el inclasificable Pablo Carbonell

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Una noche de alocada diversión con el inclasificable Pablo Carbonell

Hacer del mundo una parodia, con sus múltiples miserias, no es nada fácil, aunque no se queda atrás el mérito de hacer reír para sobrellevar precisamente ese mundo siendo más consciente de cómo es en realidad al abordar otro punto de vista. Ese punto que nadie exploró lo tiene en exclusiva como habitat Pablo Carbonell, un artista inclasificable que regaló una noche de alocada diversión al público onubense congregado en la sala Le Moulin, entre los que había muchos fieles de la doctrina trochodadaísta.

Una noche de alocada diversión con el inclasificable Pablo Carbonell

Carbonell, ciudadano del mundo, gaditano que vivió en Huelva y en Sevilla, torero muerto y bicho malo que no muere, reivindica sus facetas, aunque todo el mundo se quede con la del loco que te gustaría tener como amigo para que la vida no se haga tan pesada. 

Es cantautor porque hace sus canciones y porque muestra su particular visión del mundo en ellas. Como si de Instagram se tratara va pasando todo por el filtro de lo ridículo, lo irreverente e hilarante.  Es músico porque toca la guitarra y domina todos los géneros, aunque le gusta entretenerse a la hora de afinar el instrumento. Es ironista y humorista porque derrocha humor -disparatado y ocurrente- y es raro que alguien no se ría con él. Es actor porque actúa todo el tiempo, haciendo de sí mismo y eso sólo puede hacer él. Es activista de todo lo que no implique hacer lo que todos, quedarse sentado viendo la vida pasar. 

El ‘horror vacui’ le impidió dar tregua al silencio y llenó cada momento del concierto con impagables relatos, anécdotas graciosas y curiosidades, en las que insertó un buen número de sus canciones más conocidas, que cantaron como himnos sus seguidores más fieles. Nadie se quedó sin una sonrisa de regalo. 

Una noche de alocada diversión con el inclasificable Pablo Carbonell
Una noche de alocada diversión con el inclasificable Pablo Carbonell

No le fue a la zaga la pasión colectiva con que se cantó otro himno como ‘Mi agüita amarilla”, que “moja las calles, moja a tu padre… el patio del colegio y el ayuntamiento” un relato húmedo que como comentario final tuvo un “muchas gracias, me ha salido de adentro”.

Carbonell también quiso homenajear a Javier Krahe para celebrar el 8-M, dedicada “a las mujeres en general y a las asesinadas, que llevamos 14” y para “recordar que en el mundo estaríamos mejor con mujeres y hombres trabajando juntos, porque cuando trabajamos juntos somos superhéroes”. 

Más risas en situaciones disparatadas llegaron con ‘El último mono de la la Nasa’, “el que quita toa la grasa, el que barre la galaxia”, quien “el lado oscuro los dejo blanco” y le limpia “la cara al infinito”. En esa línea, la antítesis de los monos bonobos, que viven “el poliamor”, con “no todo va a ser follar, ya follé el año pasado”, un estribillo como lema e hilo conductor de una lista de obligaciones cotidianas. Y por ahí, una frase: “Como decía Paul McCartney el sexo en gira no es sexo”.

Una noche de alocada diversión con el inclasificable Pablo Carbonell

Con una parodia de Andalucía para el mundo Carbonell desplegó sus ‘Sevillanas globales’, un género que reconoce que no le mola nada y menos aún en manos de ‘Los Cantores de Híspalis’. Expresa su deseo de que se cree “un efecto llamada”, crezca la demanda y se lleven de Sevilla a todos los que cantan por sevillanas y escuchan fuerte esa música. “A tomar por culo las sevillanas. Me gusta toda la música pero los cantores de Híspalis no puedo con ellos. Uno estuvo en la cárcel”, aseguró convencido. Salpicado de paralelismos folclóricos que quedan desdibujados fuera de contexto, en otro lugar del planeta, se habla del “El río Ganges, la vaca de mi barrio, no las ato a mi carreta, aguas cristalinas con cenizas de la funeraria. Pasé la noche en vela metido en tu fabela, tú bailabas una samba yo me ponía cielo de gambas”. Oo

Y así, con un repertorio que induce irremediablemente a la risa y a pensar en todo menos lo habitual, Carbonell conquistó la que sigue siendo su casa y su tierra, que también le duele. Porque recordó el mapa de la mortalidad y el famoso triángulo Huelva-Sevilla-Cádiz, “todo bajo el manto de la Virgen del Rocío”, donde la principal causa de muerte “es el analfabetismo”. Como muestra, un ejemplo “Pone no tocar, peligro de muerte y lo tocas”. Por sabiduría, él acabó poniéndose las orejas junto a Superoídor para ser uno más de La 13 Dadá Trouch Gallery.

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