nuestro pasado en clave de humor
La loca historia de Huelva: La conquista cristina y los señores feudales en la Edad Media
Los cristianos en su reconquista llegaron a nuestra provincia por el Norte, por la Sierra de Aracena, para así poder coger a los musulmanes distraídos y hartos de chacina. Las tropas estaban bajo el mando del Rey Alfonso IX, monarca del Reino de León, de hecho aún perviven en la zona bastantes palabras relacionadas con León...o leones, como por ejemplo Mufasa, Simba, Timón y Pumba o Hakuna Batata.
Incluso data de esa época la construcción de la famosa Torre Bruno, una torre de origen italiano muy, muy pequeñita, donde se puede leer el inquietante e enigmático lema de 'Tigres, tigres, leones, leones, todos quieren ser los campeones'.
En el siglo XIII, concretamente el año 1.262, se produce la toma de Huelva y Niebla por parte de Alfonso X el Sabio, apodado así porque no tenía ni un pelo de tonto, sólo hay que ver el empeño que tuvo en reconquistar toda la provincia de Huelva para llenarla de fortificaciones y taponar las continuas incursiones de los portugueses. Nuestra importancia estratégica, por tanto, estaba fuera de toda duda; lástima que futuros reyes de España no eran tan sabios como él y se olvidaron por completo de nosotros. En fin, ellos se lo perdieron.
Un factor fundamental para repoblar estos territorios fue la feudalización, los llamados señoríos. En 1.369 Enrique II de Castilla otorga el Condado de Niebla al hasta entonces Señor de Sanlúcar, Juan Alfonso Pérez de Guzmán (por aquella época si no te llamabas Alfonso no eras nadie en la vida), gracias a su fidelidad a la Corona durante la llamada I Guerra Civil Castellana. Normal, tantos reyes en la península no podían acabar de otra manera, ya os digo yo que no solucionaron sus disputas a almohadazos sino a mamporrazo limpio. Pérez de Guzmán fue, por tanto, el primer noble fuera de la familia real al que se le concedía un Condado; hasta ahora sólo les concedían un candado (el del cinturón de castidad de sus esposas). Ya luego, abierta la veda, llegaron numerosos nobles a repartirse las villas de Huelva, Gibraleón, Palos de la Frontera, Moguer y Ayamonte ( más o menos lo que hacen los alcaldes de hoy en día, repartirse...repartirse las alcaldías, no seáis malpensados).
Este desembarco nobiliario fue gestando poco a poco desde el siglo XIV otro desembarco que cambió la historia de la Humanidad: no, hombre no, el desembarco de Normandía no, me refiero al que tuvo lugar en América. Pero a esto, por su importancia para Huelva, le dedicaremos un capítulo aparte.
En definitiva, que se fueron gestando diversos señoríos en nuestra actual provincia que pervivieron durante varios siglos:
- Régimen Señorial de la Sierra. Teniendo en cuenta que desde la época de Sancho II de Portugal entraban siempre a dar la lata los portugueses (y no precisamente latas de bacalao al douro), destacan distintas fortificaciones como el Castillo de Santa Olalla, el de Cumbres Mayores, o el reconstruido Castillo de Aroche, incluso a un tal Alberto Cortez le dio por construir castillos en el aire, fracaso inmobiliario de enormes dimensiones equiparable en Huelva Capital a la ruinosa construcción de la Plaza de Toros Nueva.
- Marquesado de Gibraleón. En 1.306, Don Alfonso de la Cerda, nieto del Rey Alfonso X el Sabio, recibió este señorío. Al igual que se decía que Rómulo y Remo fueron amamantados por una loba, de Don Alfonso de la Cerda se decía que fue amamantado por una…por una…no, lo siento pero no me lo creo. Lo que fue impresionante, tanto en este señorío como en otros, fueron las continuas intrigas palaciegas, con bodas y más bodas y fallecimientos y más fallecimientos que cambiaban todo el panorama sociopolítico en poco espacio de tiempo, no en vano de esa época data la película '741 bodas y 875 funerales', todo ocurría a un ritmo vertiginoso, a Rey muerto Rey puesto del tirón, no se andaban con chiquitas (uy, chiquita, como la Virgen de la Cinta), o mejor dicho 'a Conde o Marqués muerto, Conde o Marqués puesto', que por algo estamos en época feudal.
- Marquesado de Ayamonte. A finales del Siglo XIII, Alonso Pérez de Guzmán, apodado Guzmán el Bueno, compró Ayamonte, Lepe y La Redondela, porque claro, sería muy bueno y muy santo, pero tonto lo que se dice tonto…pues no era, que mira que tenía pueblos para comprar en España por ahí por Soria, Valladolid o Burgos, pero él lo tuvo muy claro desde el principio ¡Dónde iba a estar mejor que aquí en la Costa de Huelva! Guzmán el Bueno era el mayor de 3 hermanos muy famosos por aquí por el Oeste: Guzmán el Bueno, Guzmán el Feo y Guzmán el Malo.
- Condado de Niebla. Volvamos brevemente a Ibn Mahfut, el que fue el último Rey Islámico de Niebla. Tanto le gustaba esa ciudad que rindió vasallaje durante un tiempo a un Rey católico como Fernando III el Santo (si Guzmán era bueno este era superbueno, lo dicho… un Santo), o sea, que le hizo la pelota durante meses para agarrarse a su poltrona iliplense, hasta que en 1.262 Alfonso X el Sabio reconquistó de una vez por todas tanto Niebla como el resto de nuestra actual provincia, para mandar definitivamente Al-Ándalus (con perdón) Al- Infierno. Aunque no fue “llegar y besar el santo” ( en este caso besar al moro), ya que duraron 9 meses y medio los asedios a las fortificaciones de Niebla ¡9 meses y medio! El parto de la burra, un interminable y pesado embarazo bélico. Desde esas murallas les caía de todo a los católicos: piedras, flechas, dardos, parchís, ocas…pero sobre todo, unos rarísimos fuegos de artificio que no veas cómo achicharraban los cogotes de los soldaditos de plomo del Rey Alfonso, en lo que parece ser, fue la primera aparición de la pólvora en España, algo que captaron rápidamente en la localidad cercana de Estepa para inventar un delicioso derivado de la pólvora: los polvorones.
Ah, y una anécdota divertida para cerrar, de momento, los señoríos, sobre todo el de esta interminable batalla que precedió al Condado de Niebla. Se suponía que en el interior de las murallas debían estar ya sin provisiones, sin víveres, muertos de hambre, pero el altivo Rey Ibn Mahfut mandó al exterior a King África, que así se llamaba el buey más gordo que tenían ( el más gordo y el único) a través de la conocida actualmente como Puerta del Buey, para hacer creer que no tenían hambre ninguna, que como ese tenían bueyes bastantes como para hacer 600 caminos del Rocío. Además de falso y mentiroso, orgulloso y soberbio como él solo...y rociero, muy rociero, que una cosa no quita la otra.
Y ahora sí, como lo prometido es deuda, recréense con el que es quizás el episodio histórico más importante para nuestra provincia, sin olvidar por supuesto los 3 ascensos a Primera División del Recre y la aparición de la Virgen en lo alto de un árbol de la estación de El Repilao.
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