nuestro pasado en clave de humor
La loca Historia de Huelva: La Prehistoria y los Tartessos
Se cree, se piensa, se dice y se comenta que los primeros pobladores de la Península Ibérica entraron por Gibraltar (en honor a Gibraltar bautizamos a uno de nuestros pueblos como Gibraltaleón). ¡Y eso que dicen que “ancha es Castilla”…!, pues nada, tuvieron que entrar por la parte más estrecha ¡Más difícil todavía!
Porque tendrían otros defectos estos inquietos pueblos nómadas viajeros, pero tontos lo que se dice tontos no eran, de ahí que eligieran el Sur antes que el Norte, el Este y el Oeste…bueno, un poquito del Oeste sí que eligieron, claro, y no me refiero al Oeste de Jhon Wayne (Oregón, Texas o Arkansas), sino al Suroeste nuestro de por aquí abajo, Huelva, Cádiz, Córdoba y Sevilla, y si las cito de esa manera ha sido algo casual, no por estricto orden de importancia, no quiero que se me vea el plumero, lo mismo que he dicho Huelva, Cádiz, Córdoba y Sevilla podría haber dicho… Huelva, Córdoba, Sevilla y Cádiz, o Huelva, Sevilla, Cádiz y Córdoba ¡Uf, no hay manera de disimular mi choquerismo, y mira que lo intento! Pero si a mí se me ve el plumero más todavía se les veía a ellos, ya que según distintos historiadores en activo, todos los nuevos pobladores traían puesta la camiseta del Recreativo.
Del Neolítico tenemos constancia de distintos yacimientos a través de numerosos restos de industria lítica (de piedra, para entendernos), pero queda más glamuroso y europeo lo de “lítico”. Era frecuente la expresión “ me he quedado lítico” o “ me he quedado lítica” cuando te enterabas de una noticia impactante. Por lo tanto, Neolítico significaría Neo (nuevo) y lítico (piedra), o sea, Nueva Edad de Piedra, y por ejemplo Político significaría….bueno, deducidlo ustedes mismos que no me quiero meter en un charco haciendo bromas sobre la piedra y la dureza de la cara de alguno de ellos. A lo que iba, algunos de esos yacimientos fueron La Dehesa (en el Condado), el Pozuelo o los Dólmenes de Soto, sin olvidar los restos de una ciudad amurallada como La Zarcita, que es cuando tú le dices a tu madre mientras comes “mamá échale zarcita a la carne, échale zarcita”. Obviamente aquellos poblados eran bastante pequeños: hoy tenemos en nuestra provincia el pueblo de La Zarza y por aquel entonces la Zarcita…o La Palmita, o La Pueblita o La Redondelita.
Luego llegaría la Edad de Bronce, llamada así, según los historiadores, porque aquí en nuestras playas se lograba un enorme bronceado, sobre todo teniendo en cuenta que aún no existían las potentes cremas de protección que existen ahora. Esta edad nos dejó un poco marcados a nivel deportivo en siglos posteriores, ya que, salvo honrosas excepciones, no pasábamos de ahí: una medalla de bronce, un cuarto puesto, algún que otro ascenso en los despachos…
De esta Edad destacaremos la necrópolis de El Becerro en la zona arqueológica de Santa Eulalia, donde se han encontrado collares y joyas de plata ¿De plata? Si es Edad de Bronce serán collares de bronce, ¿no? ¡Qué lío os estoy haciendo! Sin olvidarnos de los restos encontrados en la zona del Seminario de nuestra capital y en la propia Ría de Huelva, que, aparte de ánforas, cerámica y trozos de columnas, según mi amigo Budi, gran buceador y fotógrafo submarino, por aquel entonces lo mismo te encontrabas en el fondo de la Ría unas botas de agua, una nevera de playa o una moto vieja de 250 centímetros cúbicos…sí, efectivamente, más o menos lo mismo que te encuentras ahora por culpa de algunos cerdos, marranos, guarros y asquerosos (vaya, qué redundante, ni que me hubiese tragado un diccionario de sinónimos).
En definitiva, que con todos estos indicios podemos afirmar que estamos a la cabeza en cuanto a presencia humana continuada, y hablamos, día arriba día abajo, del año 3.000 a.C., por lo que, contradiciéndome a mí mismo con lo de los éxitos deportivos, acabo de colgarme en nombre de la provincia de Huelva la medalla de oro a la civilización más antigua de Occidente, que como todos sabéis fueron los Tartessos, pero esto merece un capítulo aparte.
LOS TARTESSOSLos Tartesios o Tartessos eran pueblos indígenas del suroeste de Andalucía, del suroeste de España y del suroeste de Europa (tres sitios en uno, como la Santísima Trinidad), denominados así, Tartessos, porque todos los problemas lo solucionaban a “tortassos”, a puñetazo limpio; de hecho en los cumpleaños los niños tartessos acababan siempre a “tartassos”, como no les gustaran los regalos se tiraban las tartas a la cara hubieran sido compradas en las pastelerías de San Bartolomé o de Moguer (las grandes mecas de la repostería tartésica), de manera que eran pueblos civilizados, sí, pero hasta cierto punto, que las criaturas aguantaban que les regalaran una, dos y hasta tres ánforas o vasijas de cerámica…pero cuando llegaban a la novena cogían un cabreo de narices, por mucho que llevaran todas ellas tatuado el escudo del Tartessos FC, precedente de nuestro actual Recre, y vale, cuando se liaban a tartazos era soportable, incluso divertido, pero es que inmediatamente se liaban a vasijazo limpio, las rompían todas…tanto las vasijas como sus propias cabezas (tanto de las jarritas como de los cráneos rotos podéis ver numerosos restos en el Museo Provincial de Huelva…a ser posible no digáis que vais de mi parte porque lo más probable es que no os dejen entrar).
Con el paso de los siglos, el pueblo tarteso empezó a mezclarse con los fenicios (que eran más feos que Picio) y con los griegos, que eran los que traían cada mañana a las tiendas los cargamentos de yogures. Pese al floreciente comercio, no solo de yogures sino también de metales de nuestras minas, los tartessos seguían viviendo de la agricultura, la ganadería y la pesca, ya que, al igual que pasa ahora, del comercio de metales sólo “trincaban” los mismos listos de siempre. Y eso que mucho se ha hablado de los tesoros escondidos de los Tartessos, de hecho lo siguen buscando a diario por Huelva y provincia un montón de operarios con petos amarillos que cavan zanjas y más zanjas por nuestras calles y carreteras. Sí, es por eso, por los tesoros, que no os engañen con que son arreglos del alcantarillado. En este sentido, citemos yacimientos importantes de la época como el de Tejada la Vieja (en Escacena del Campo) o la necrópolis del Cabezo de la Joya, en Huelva Capital, y en este tipo de enterramientos se veía que entre la gente pudiente no se estilaba eso de las herencias, con lo cual las familias no se peleaban nunca por sus posesiones y no dejaban de hablarse como ahora, sino que se llevaban con ellos toda la plata que hubieran acumulado en sus regalos de bodas, aniversarios e incluso del amigo invisible. Eso sí, los rastreadores de tesoros eran más bien torpes, porque más pistas no podían darles: “Cabezo de la Joya…de la Joya…”, que si se llamaba así sería por algo, o de lo contrario se hubiera llamado, por poner un ejemplo… Cabezo de la Olla, y en vez de collares de diamantes estaría todo aquello minado de sartenes, cazuelas y cucharas ( taperwares aún no, ya que los primeros datan de épocas posteriores, concretamente de la conocida como Edad del Plástico).
Pero como dice una famosa sevillana, “todo termina en la vida y hoy nuestro amor se acabó”. En este caso, lo que acabó a finales del Siglo VI a.C. fue el Reino Tartesio. Básicamente lo que ocurrió es que se liberalizó el comercio en el Mediterráneo Occidental, y empezaron a buscar yacimientos en la antigua Galia o en Cardif, capital de Gales, y precisamente fue otra Cardif (la Tacitaf de Plataf) la que se benefició de nuestra decadencia, llamada por aquel entonces Gadir (de ahí el actual gentilicio de Gadirtanos… o algo así). Todos estos cambios fueron controlados por los 'chulitos' de la época, Cartago, que hacían y deshacían en esto del comercio, y hacían oídos sordos a nuestras peticiones de tener un AVE o un muelle para la llegada de cruceros de turistas pudientes. Y no sólo perdieron los Tartessos el control de su propio comercio sino que perdieron incluso la independencia ante los cartagineses, por perder perdieron hasta el nombre: con el tiempo los que antes fueron tartessos pasaron a llamarse tourdetanos, en la Galia tenían el Tour de Francia y nosotros el “Tour de tanos”.
De todas formas, en nuestra provincia lo que perduró fue el recuerdo de los tartessos, no de los tourdetanos, que no veo yo en la actualidad ningún Hotel Tourdetano, o ninguna Autoescuela Tourdetana, ni ningún Colegio Público Tourdetano… en cambio Tartessos tenemos en la provincia 34 bares Tartessos, 28 Polígonos Tartessos y hasta churrerías y Pajarerías Tartessos. Y todo gracias, fundamentalmente, al gran rey Argantonio, al que debe su nombre el gran actor Argantonio Banderas, el escritor Argantonio Gala o el también actor Argantonio Ferrandis 'Alias Chanquete'... ah, y los Arganboys, muñequitos de plástico anticipo de los Clips de Famóbil. De Argantonio se dice que reinó durante 80 largos años, un claro precedente de apego al cargo equivalente a lo que hoy en día serían los Alcaldes, que seguro que alguno de ellos tendréis en vuestras perversas mentes.
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