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El encanto especial del Muelle del Tinto

No es casualidad que el eslogan turístico de nuestra provincia sea ‘Huelva, La Luz’.  Ya sea por la orientación, la latitud o los cielos despejados durante la mayor parte del año, en Huelva podemos disfrutar de amaneceres y atardeceres espectaculares.

El encanto especial del Muelle del Tinto

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Y uno de los mejores lugares para presenciarlos, es el Muelle de Riotinto (o Muelle del Tinto para los onubenses). Un lugar con un encanto especial que con la inauguración del nuevo Paseo de la Ría ha recobrado el protagonismo que merece como espacio social de una ciudad que comienza a mirar de nuevo a su ría.  La Historia El muelle-embarcadero recibe el nombre de la Riotinto Company Limited, la empresa británica que en 1873 se hizo con la concesión de la explotación de las minas de cobre en el entorno de Riotinto. En aquel entonces, Huelva capital era una pequeña localidad dedicada a la pesca que carecía de las infraestructuras necesarias para la exportación de materiales pesados.  De ahí la importancia que tuvo para toda la provincia la llegada de los ingleses y la importante inversión que realizaron para sacar el mayor provecho posible a la licencia otorgada por la Corona española. Al fin y al cabo, Huelva se convirtió de una año para otro en el mayor exportador de cobre del mundo.  Uno de los primeros escollos que tuvieron que salvar era cómo transportar las toneladas de mineral de cobre que extraían de las minas, y enviarlo al Reino Unido. Para ello, construyeron una línea de ferrocarril de 86 kilómetros de longitud que conectaba Minas de Riotinto con el puerto de Huelva.  Allí, en la parte sur del muelle de levante, levantaron una prolongación de la vía férrea que penetraba en el río Odiel más de 500 metros y desembocaba en un cargadero de dos plataformas. La superior estaba destinada a los trenes de minerales y funcionaba por gravedad, y la inferior a las de mercancías, cuyo transvase era realizado mediante grúas.  El Muelle del Tinto, una estructura de madera y hierro de más de un kilómetro de longitud, se construyó entre 1874 y 1876 siguiendo las premisas de la escuela de Gustave Eiffel. Sí, el de la torre de París. Concretamente fueron los arquitectos ingleses Sir George Barclay Bruce y Thomas Gibson los responsables de esta obra que aún sigue impresionando por su elegancia e impacto paisajístico.  Para hacernos una idea de la importancia que tuvo el muelle de la Riotinto Company hasta que dejó de ser utilizado en 1975, basta observar las cifras que material que fue embarcado durante casi un siglo; ¡150 millones de toneladas! Puede que los beneficios no se quedaran en Huelva, ni en España, pero al menos nos quedan las obras que los ingleses acometieron durante su paso por la ciudad, como el Barrio Obrero, la Casa Colón o el propio muelle.  El balcón de la RíaLamentablemente, con la construcción de la carretera que enlazaba con el Polo Químico, el Muelle del Tinto fue cercenado. Y al fin en 2006, tras ser declarado Bien de Interés Cultural, se sometió a una profunda rehabilitación para que la población onubense pudiera disfrutar de la ría y de los magníficos atardeceres reflejados en la superficie calma del agua.

La Historia El muelle-embarcadero recibe el nombre de la Riotinto Company Limited, la empresa británica que en 1873 se hizo con la concesión de la explotación de las minas de cobre en el entorno de Riotinto. En aquel entonces, Huelva capital era una pequeña localidad dedicada a la pesca que carecía de las infraestructuras necesarias para la exportación de materiales pesados. 

De ahí la importancia que tuvo para toda la provincia la llegada de los ingleses y la importante inversión que realizaron para sacar el mayor provecho posible a la licencia otorgada por la Corona española. Al fin y al cabo, Huelva se convirtió de una año para otro en el mayor exportador de cobre del mundo. 

El encanto especial del Muelle del Tinto

Uno de los primeros escollos que tuvieron que salvar era cómo transportar las toneladas de mineral de cobre que extraían de las minas, y enviarlo al Reino Unido. Para ello, construyeron una línea de ferrocarril de 86 kilómetros de longitud que conectaba Minas de Riotinto con el puerto de Huelva. 

Allí, en la parte sur del muelle de levante, levantaron una prolongación de la vía férrea que penetraba en el río Odiel más de 500 metros y desembocaba en un cargadero de dos plataformas. La superior estaba destinada a los trenes de minerales y funcionaba por gravedad, y la inferior a las de mercancías, cuyo transvase era realizado mediante grúas. 

El Muelle del Tinto, una estructura de madera y hierro de más de un kilómetro de longitud, se construyó entre 1874 y 1876 siguiendo las premisas de la escuela de Gustave Eiffel. Sí, el de la torre de París. Concretamente fueron los arquitectos ingleses Sir George Barclay Bruce y Thomas Gibson los responsables de esta obra que aún sigue impresionando por su elegancia e impacto paisajístico. 

El encanto especial del Muelle del Tinto

Para hacernos una idea de la importancia que tuvo el muelle de la Riotinto Company hasta que dejó de ser utilizado en 1975, basta observar las cifras que material que fue embarcado durante casi un siglo; ¡150 millones de toneladas! Puede que los beneficios no se quedaran en Huelva, ni en España, pero al menos nos quedan las obras que los ingleses acometieron durante su paso por la ciudad, como el Barrio Obrero, la Casa Colón o el propio muelle. 

Y uno de los mejores lugares para presenciarlos, es el Muelle de Riotinto (o Muelle del Tinto para los onubenses). Un lugar con un encanto especial que con la inauguración del nuevo Paseo de la Ría ha recobrado el protagonismo que merece como espacio social de una ciudad que comienza a mirar de nuevo a su ría.  La Historia El muelle-embarcadero recibe el nombre de la Riotinto Company Limited, la empresa británica que en 1873 se hizo con la concesión de la explotación de las minas de cobre en el entorno de Riotinto. En aquel entonces, Huelva capital era una pequeña localidad dedicada a la pesca que carecía de las infraestructuras necesarias para la exportación de materiales pesados.  De ahí la importancia que tuvo para toda la provincia la llegada de los ingleses y la importante inversión que realizaron para sacar el mayor provecho posible a la licencia otorgada por la Corona española. Al fin y al cabo, Huelva se convirtió de una año para otro en el mayor exportador de cobre del mundo.  Uno de los primeros escollos que tuvieron que salvar era cómo transportar las toneladas de mineral de cobre que extraían de las minas, y enviarlo al Reino Unido. Para ello, construyeron una línea de ferrocarril de 86 kilómetros de longitud que conectaba Minas de Riotinto con el puerto de Huelva.  Allí, en la parte sur del muelle de levante, levantaron una prolongación de la vía férrea que penetraba en el río Odiel más de 500 metros y desembocaba en un cargadero de dos plataformas. La superior estaba destinada a los trenes de minerales y funcionaba por gravedad, y la inferior a las de mercancías, cuyo transvase era realizado mediante grúas.  El Muelle del Tinto, una estructura de madera y hierro de más de un kilómetro de longitud, se construyó entre 1874 y 1876 siguiendo las premisas de la escuela de Gustave Eiffel. Sí, el de la torre de París. Concretamente fueron los arquitectos ingleses Sir George Barclay Bruce y Thomas Gibson los responsables de esta obra que aún sigue impresionando por su elegancia e impacto paisajístico.  Para hacernos una idea de la importancia que tuvo el muelle de la Riotinto Company hasta que dejó de ser utilizado en 1975, basta observar las cifras que material que fue embarcado durante casi un siglo; ¡150 millones de toneladas! Puede que los beneficios no se quedaran en Huelva, ni en España, pero al menos nos quedan las obras que los ingleses acometieron durante su paso por la ciudad, como el Barrio Obrero, la Casa Colón o el propio muelle.  El balcón de la RíaLamentablemente, con la construcción de la carretera que enlazaba con el Polo Químico, el Muelle del Tinto fue cercenado. Y al fin en 2006, tras ser declarado Bien de Interés Cultural, se sometió a una profunda rehabilitación para que la población onubense pudiera disfrutar de la ría y de los magníficos atardeceres reflejados en la superficie calma del agua.

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