¿Por qué todos quieren probar el 'Volcán ibérico' de El Repilado?
Servido en un recipiente con forma de pata de jamón, promete derramar un festín de sabores ibéricos sobre los comensales
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Que la Sierra de Huelva es el destino soñado por cualquier paladar que sepa apreciar el sabor de la mejor carne ibérica, no es algo que vayamos a descubrir ahora. Su privilegiado entorno natural está jalonado de pueblos que compiten por ofrecer los más espectaculares platos con el cerdo, criado entre encinas y alcornoques, como protagonista indiscutible.
En el corazón de esta tierra de sabores exquisitos, una pequeña aldea llamada El Repilado –perteneciente al emblemático municipio de Jabugo– se ha convertido en el epicentro de un fenómeno gastronómico que está conquistando las redes sociales y atrayendo a gourmets de toda España, especialmente a aquellos que no tienen reparos calóricos. El responsable de este revuelo culinario es un plato tan espectacular como delicioso: el 'Volcán ibérico'.
Este monumento a la gastronomía serrana debe su nombre a su imponente presentación. Servido en un recipiente con forma de pata de jamón, el 'Volcán ibérico' se eleva majestuosamente sobre la mesa, como si fuera a entrar en erupción en cualquier momento, derramando un festín de sabores ibéricos sobre los comensales.
La creación de esta obra maestra culinaria tiene lugar en el Bar del Casino de El Repilado, un establecimiento centenario ubicado frente a la estación de ferrocarril. Este local, que ha sabido combinar la tradición con la innovación, ha dado vida a un plato que resume en sí mismo toda la esencia de la gastronomía de la Sierra de Huelva.
Pero, ¿qué hace tan especial al 'Volcán Ibérico'? La respuesta está en su composición, una cuidadosa selección de los mejores productos de la zona, dispuestos en capas que se superponen creando una sinfonía de texturas y sabores.
La base del volcán está formada por crujientes patatas fritas caseras, cortadas al estilo panadero, que sirven de cimiento para el festín que se avecina. Sobre ellas, se despliega un generoso surtido de las partes más codiciadas del cerdo ibérico: presa, solomillo, secreto, pluma o lagarto. Cada bocado de estas carnes es una explosión de sabor, resultado de la crianza en libertad de los cerdos ibéricos, alimentados con bellotas en las dehesas de la sierra.
La siguiente capa añade un toque de frescura con pimientos verdes fritos, cuyo sabor ligeramente amargo contrasta perfectamente con la intensidad de las carnes. Coronando esta torre de delicias, encontramos varios huevos fritos de yema cremosa, que al romperse bañan el conjunto con su delicado sabor.
Pero el 'Volcán ibérico' no estaría completo sin su guinda final: una generosa porción de jamón ibérico finamente loncheado y trozos de choricillo asado. Estos últimos elementos aportan ese toque de intensidad y curado que eleva el plato a la categoría de obra maestra.
El éxito de esta creación no solo radica en su impresionante presentación o en la calidad de sus ingredientes, sino también en cómo representa la esencia misma de la cocina de la Sierra de Huelva. Es un homenaje a la tradición chacinera de la zona, un tributo al cerdo ibérico en todas sus formas y expresiones.
Con un precio de 45 euros y capacidad para satisfacer entre 4 y 6 comensales, se convierte en el centro de un festín para compartir
Además, el 'Volcán ibérico' encarna perfectamente el espíritu de la comida compartida, tan arraigado en la cultura española. Con un precio de 45 euros y capacidad para satisfacer entre 4 y 6 comensales, se convierte en el centro de un festín alrededor del cual familias y amigos pueden reunirse para disfrutar de la buena mesa y la mejor compañía.
La popularidad de este plato ha crecido de tal manera que se recomienda reservar con antelación (en el teléfono 620 97 68 65), especialmente durante los fines de semana y la temporada alta de otoño e invierno.
Pero el 'Volcán ibérico' no es solo un plato, es una experiencia completa que invita a sumergirse en la cultura y las tradiciones de la Sierra de Huelva. Muchos visitantes aprovechan la ocasión para combinar su peregrinación gastronómica con actividades de turismo activo, como el senderismo por los hermosos paisajes de la zona. De esta manera, el festín se convierte en la recompensa perfecta tras una jornada de ejercicio, que nos habrá venido bien teniendo en cuenta la bomba calórica que se nos viene encima.
