COCINAR BUENO, SANO Y BARATO

Pollo con morcilla (o chorizo) y gurumelos

Aunque lo más habitual con ellos es hacer revueltos e incluso croquetas, hoy traemos este guiso para mojar pan protagonizado por la reina onubense de las setas

Papas con bacalao

Garbanzos con chocos y longuerones

B.R.
Bernardo Romero

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Las cazoletas y el cabo. A ver qué hacemos con lo que nos queda de los gurumelos cuando no hemos podido aguantar las ganas de hacernos las cazoletas, a la plancha o en el microondas un par de minutos o como mucho dos minutos y medio a máxima potencia. Pues muy fácil, nos hacemos un arrocito con lo que nos queda del cabo, que es como llamamos por aquí a la volva y a todo el pie, a todo el gurumelo excepto la cazoleta, el sombrero de las que pasan por ser las reinas de las setas en Huelva aunque sólo sea por el volumen consumido de estas setas en la temporada, inmensamente superior al consumo de cualquier otra seta.

Los gurumelos (Amanita ponderosa) están en todo lo alto del escalafón y en cuanto a sabor es inigualable, con permiso de las tanas (A. cesarea) y de los tentullos (Boletus reticulatus o B. edulis), y sin olvidar a los rebozuelos, los rebullones, los galipiernos o las setas de pie azul por poner tres o cuatro ejemplos de la riqueza micológica que ofrece la provincia de Huelva.

Lo más habitual es hacer revueltos con todo menos con los sombreros, las cazoletas, que son lo más atractivo del gurumelo, pero también podemos hacer croquetas, o añadir los cabos, el pie incluyendo la volva, a cualquier guiso. En esta ocasión hemos decidido hacernos guiso para mojar pan, dándole algo de consistencia con un poco de pollo, para lo cual hemos utilizado pechuga.

Presentación B.R.

Elaboración

Ingredientes: Pechuga de pollo, morcilla (o si no nos apetece se puede cambiar por chorizo o ambos embutidos), gurumelos, puerro, cebolla, ajo, perejil o culantro (o ambas hierbas), vino blanco, laurel, azafrán, pimienta y sal.

1. En una sartén amplia y de paredes bajas, tipo paella, pintamos el fondo de aceite y lo ponemos a calentar para añadir la pechuga troceada. Le damos unas vueltas para que queden los trozos dorados por todos lados y enseguida lo estamos apartando.

2. En el mismo aceite vamos a sofreír cebolla, puerro y ajos, todo muy bien picado. El caso es que con la cebolla al final tengamos un resultado meloso, una salsita para mojar pan. Cuando veamos la cebolla transparente añadimos lo que hayamos decidido para dar consistencia al guiso, en este caso morcilla.

3. Integramos el embutido en el sofrito y añadimos una hoja de laurel, azafrán, pimienta y sal. A dar dos o tres vueltas para mojar todo con un vaso, de los de agua, de vino blanco. Subimos el fuego y esperamos un par de minutos para que se evapore el vino en un tercio aproximadamente.

4. Volvemos a meter el pollo y los gurumelos picados a gusto de cada cual, pero nunca pequeño para que nos queden los gurumelos bien visibles al ojo y sabrosos al paladar.

5. Al servir se adorna con perejil o culantro, o los dos, picados por encima de cada plato, o se pone al lado en un bol pequeño para que cada cual le ponga si quiere.

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