peregrinación
La Plaza de San Pedro del Vaticano vuelve a ser tomada por los rocieros
La Hermandad de Emigrantes llega a Roma con su simpecado de la Concha Peregrina en conmemoración del Año Santo Jubilar
Roma espera la llegada de la Concha Peregrina de la Hermandad del Rocío de Emigrantes
Las grandes columnas de la plaza de San Pedro del Vaticano vuelven a bailar por sevillanas. Los sones rocieros inundan el ambiente a más de 1.700 kilómetros de la aldea de El Rocío. La Hermandad de Emigrantes ya está presente en Roma y el simpecado de la Concha Peregrina ya ha grabado su silueta en la fachada de la Basílica de San Pedro.
La amplia comitiva de peregrinos partía a primera hora de la mañana de este lunes desde la capilla del Colegio San Juan de Ávila de la ciudad de Roma. Bajo la noche romana y arropando al simpecado, rompiendo en cantes por sevillanas al acercarse a las puertas del Vaticano. Versos dedicados a la Virgen del Rocío, acordes de Emigrantes y las sevillanas más típicas de la romería servían de banda sonora a la entrada de la Concha Peregrina a la Basílica de San Pedro.
Aquí se producía uno de los grandes momentos que guarda esta peregrinación extraordinaria a Roma con motivo del Año Santo Jubilar. El director espiritual de la hermandad y vicario episcopal Jaime Jesús Cano oficiaba una eucaristía en la Capilla de San Sebastián de la Basílica de San Pedro, ante el Sepulcro de San Juan Pablo II, acompañado por los cantes del coro de la hermandad, que ponían el colofón a la misa entonando la conocida salve de la Hermandad de Emigrantes.
Por sevillanas
Al término de la celebración, en la plaza, el consultor del Dicasterio para las Iglesias Orientales, Salvador Alguilera, ha querido tener un encuentro con la filial onubense. Tras el rezo de la salve ante el simpecado, el sacerdote ha dado unos vivas a la Virgen para a continuación volver a cantarse y bailarse unas sevillanas en la misma plaza de San Pedro.
«Madre mía eres tú, la guía del peregrino» Así reza la salve de la hermandad y la Virgen del Rocío, haciendo caso, guió los pasos de los hermanos de Emigrantes para a continuación acudir a la iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles. Allí los esperaba el Simpecado Verde de la Hermandad Matriz de Almonte, el cual desde diciembre se encuentra en Roma para recibir a todos los peregrinos que durante este Año Jubilar acudan al templo español. Un momento histórico, pues por vez primera dos simpecados de la Virgen del Rocío se unían en tierra santa y se encontraba frente a frente bajo el mismo techo.
El rector de la Iglesia nacional española de Roma, José Jaime Brosel, acogía la llegada de los peregrinos onubenses. «Para nosotros es una honra y una alegría el tener este año el Simpecado Verde de la Hermandad Matriz, hoy enriquecido con el de ustedes». Un sacerdote con sangre onubense también, pues tal y como manifestó a los hermanos de Emigrantes, su madre es nacida en la localidad de Nerva. Tras el canto de la salve ante los dos simpecados, el presidente de la hermandad, Jose Francisco Garrido, le impuso la medalla de la hermandad al rector del templo como recuerdo y agradecimiento por la acogida.