El papa Francisco se convierte en rociero de Emigrantes

Su Santidad lució al cuello la medalla de la Hermandad del Rocío de Emigrantes al término de la audiencia general a la que la filial onubense ha acudido en la mañana de este miércoles

La Plaza de San Pedro del Vaticano vuelve a ser tomada por los rocieros

El papa Francisco, con un bebé con la medalla de Emigrantes VM

Sergio Borrero

Huelva

Histórica jornada la vivida en el día de hoy para todos los rocieros de la Hermandad de Emigrantes. La guinda a esta peregrinación extraordinaria que la filial onubense ha realizado a Roma con motivo del Año Santo Jubilar llegaba con la audiencia general con el Papa Francisco.

Una audiencia tras la que Su Santidad ha mantenido un encuentro con la delegación rociera, bendiciendo su Simpecado y colgándose al cuello la medalla con la Concha Peregrina y los colores de la bandera española. Desde primera hora de la mañana, los cantes por sevillanas inundaban el Aula Pablo VI.

En su catequesis, Francisco seguía reflexionando sobre los orígenes de Jesús y el papel de José al asumir la paternidad legal de Jesús. Al término de la misma tenía unas palabras para los peregrinos de habla española, entre los que se encontraban los rocieros onubenses, presentes en la audiencia «Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, que son muchos hoy» señalaba el papa.

El Santo Padre recibe la medalla rociera de la Hermandad de Emigrantes H24

«Que repliquen las campanas que Emigrantes ya está aquí». Así rezaba los cantes de los hermanos de la Hermandad del Rocío de Emigrantes mientras aguardaban el momento más esperado, el encuentro frente a frente con Su Santidad. El papa Francisco llegaba ante el Simpecado de la Concha Peregrina, junto al que aguardaban el presidente de la hermandad, José Francisco Garrido y la hermana mayor para la Romería de 2025, María José Muiño.

Instantes de gran emoción en el que la hermana mayor le entregaba al Santo Padre la medalla de la hermandad para colgársela al cuello, como un peregrino más, al tiempo que le ofrecían un lazo con los colores vaticanos para ser bendecido y colocarlo en el Simpecado de la hermandad, como recuerdo de esta extraordinaria peregrinación. Como banda sonora al momento, la salve de la Hermandad de Emigrantes salía de las gargantas y los corazones de los rocieros allí presentes, despidiéndose el papa Francisco de este intenso encuentro con la filial onubense entre vivas a la Virgen del Rocío, al Pastorcito Divino y al Santo Padre.

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