Miedo de los regantes a 2025: «Cerrar el grifo a la mitad sería un desastre económico y social»

Con 100.000 empleos en juego y la incertidumbre climática, los regantes onubenses vuelven a reclamar infraestructuras hídricas urgentes

La falta de agua y de relevo generacional amenazan al sector agroalimentario en Huelva

Crisis y oportunidades en el rompecabezas de la falta de agua en la provincia de Huelva

Un embalse de la provincia bajo mínimos h24
H. Corpa

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La incertidumbre sobre las restricciones de agua mantiene en vilo al sector agrícola de Huelva. Y es que un posible recorte del 50% en el riego en 2025 podría asestar un golpe devastador a uno de los pilares de la economía onubense, afectando no solo a la producción agrícola; también a los miles de empleos que dependen de ella. Por eso los agricultores miran con preocupación a la próxima primavera: saben que las decisiones que se tomen en los próximos tres meses serán cruciales.

La situación no es nueva, pero los temores van a más con el paso del tiempo. Durante el último año, el campo onubense ha lidiado con restricciones severas que comenzaron con un recorte del 50% en noviembre de 2023. Aunque a principios de 2024 el Comité de Sequía redujo este límite al 25%, la amenaza de volver a niveles más extremos sigue presente, especialmente si la primavera de 2025 resulta seca. «Esperamos que no se dé ese salto, pero no estamos libres de que la primavera sea seca y cuando llegue el mes de marzo o abril, vayamos al 50% de recorte», alerta González en declaraciones a Europa Press.

Porque la agricultura en Huelva depende en gran medida del agua para el riego, especialmente para cultivos 'estrella' como la fresa, los arándanos y los cítricos. Su escasez ya ha obligado a los regantes a reducir la superficie en producción en un 25%, sacrificando parte de las cosechas. Pero el temor a un recorte del 50% los pone en guardia: según González, un recorte así no solo implicaría abandonar grandes extensiones cultivadas, sino también la pérdida de años de inversión en plantaciones perennes como los arándanos y naranjos, que tardan años en alcanzar su plena producción.

El presidente de Huelva Riega, Fernando González (izquierda), y el gerente, Jorge Forné h24

La producción de fresas, que alcanza su pico en primavera, también se vería gravemente afectada si la reducción de agua coincidiera con esta etapa crítica. «La fresa ya está plantada, aunque sea con un 25% menos, pero si ahora la recortamos en el 50%, sería tremendo», advierte González. Esto no sería solo un palo económico para los agricultores, sino también para las miles y miles de personas empleadas en las tareas de recolección. De hecho, las contrataciones en Marruecos se han hecho pensando en una campaña como la del año pasado. Si se recorta al 50%, ya lo avisa el sector, «la mitad de la gente no podrá venir porque no habrá trabajo».

Un 2024 de luces y sombras

El año que estamos a punto de cerrar deja sensaciones encontradas entre los agricultores. Las lluvias de otoño y la primavera ayudaron a una ligera mejora en las reservas de agua y a día de hoy los embalses cuentan con 60 hectómetros cúbicos más que en las mismas fechas del año pasado. Sin embargo, esta cifra sigue lejos de cubrir las necesidades de la provincia, estimadas en 260 hectómetros cúbicos anuales en condiciones normales.

El presidente de Huelva Riega lamenta que, pese a las lluvias, «el problema es que, aunque llueva, no tenemos dónde meter el agua que cae», refiriéndose a la falta de infraestructuras. Los agricultores insisten en la necesidad de construir obras fundamentales como la presa de Alcolea, cuya ausencia contribuye a que la cuenca del Tinto-Odiel-Piedras sea deficitaria en recursos. Según González, la dejadez administrativa en la construcción de estas infraestructuras agrava la crisis hídrica y pone en peligro la viabilidad de las explotaciones agrícolas.

Durante 2023, la Comisión de Gestión de la Sequía tomó decisiones drásticas para afrontar la situación crítica de los embalses, que cayeron por debajo del 30% de su capacidad por primera vez en la historia reciente. Estas medidas, aunque necesarias, pusieron al sector agrícola en una situación límite. En 2024, el alivio de las restricciones trajo algo de respiro, pero no eliminó una amenaza que sigue muy presente. Por eso, entre otras cosas, las empresas han tenido que implementar sistemas de riego más eficientes y buscar variedades de cultivos más resistentes a la sequía.

En cualquier caso, el temor a un recorte del 50% en 2025 no solo viene del cielo; también de las instancias políticas donde se deciden las medidas que deben garantizar el suministro de agua. La lluvia, aunque necesaria, no puede ser la única solución para un problema crónico. Sin infraestructuras adecuadas, como embalses y sistemas de almacenamiento, el agua que cae se va por el 'desagüe'. De ahí que el sector agrícola de Huelva, que genera alrededor de 100.000 empleos al año, tema a un futuro con tantos interrogantes, ya sean divinos o humanos.

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