Huelva, entre la costa y la sierra: ¿un equilibrio turístico imposible?

El auge de viviendas turísticas en Huelva revela una gran desproporción entre el litoral y el interior de la provincia

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H.Corpa

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Huelva vive un momento de expansión en el sector turístico, especialmente en lo que respecta a las viviendas con fines turísticos (VFT), que han alcanzado las 3.308 unidades registradas en 2024. Este crecimiento consolida a la provincia como un destino atractivo para los visitantes, pero al mismo tiempo, pone en evidencia las desigualdades entre la costa, donde se concentra la mayor parte de la oferta, y la sierra, que permanece significativamente rezagada en este ámbito.

El litoral onubense domina el mercado de VFT con una alta densidad de alojamientos turísticos. Municipios como Ayamonte e Isla Cristina destacan notablemente. Ayamonte lidera con 1.277 establecimientos y 6.385 plazas, lo que refuerza su posición estratégica como puerta de entrada a Portugal y un enclave costero de gran atractivo. Isla Cristina, por su parte, alberga 539 establecimientos y 2.955 plazas, consolidándose como otro punto clave del turismo en la provincia.

En contraste, la sierra onubense presenta cifras mucho más modestas. Aracena, la localidad 'estrella' de la comarca, reconocida por su rico patrimonio natural y cultural, apenas cuenta con 21 viviendas turísticas registradas. Esta disparidad pone de manifiesto un desarrollo turístico desproporcionado que podría limitar las oportunidades para diversificar la oferta y fomentar el crecimiento económico en las zonas rurales.

Un alojamiento rural en Aracena el castañar

Expansión con interrogantes

El incremento del 13,79% en el número de VFT desde diciembre de 2023 ha llevado a Huelva a disponer de 17.820 plazas turísticas bajo esta modalidad. Si bien este crecimiento refleja un dinamismo en el sector, también plantea preguntas sobre su sostenibilidad y los efectos secundarios en el territorio, especialmente si esta tendencia se agudiza y continúa creciendo a este ritmo a medio y largo plazo. Por un lado, está la cuestión del impacto en el mercado de la vivienda para los residentes locales. El auge de las VFT podría reducir la oferta de viviendas disponibles para alquiler tradicional, encareciendo los precios y desplazando a los habitantes de las áreas más turísticas. Por otro lado, la concentración en la costa plantea dudas sobre la capacidad de los destinos para absorber el aumento de visitantes sin comprometer los recursos naturales ni la calidad de vida de sus tradicionales vecinos.

Realidad y oportunidad

Aunque la sierra onubense no lidera en número de VFT, su protagonismo en el turismo rural sigue siendo significativo gracias a las viviendas turísticas de alojamiento rural (VTAR), las populares casas rurales, que están reguladas bajo un marco normativo distinto. Este segmento ofrece una oportunidad para promover un modelo más sostenible y 'auténtico' que atraiga a un turismo menos masificado y más conectado con el entorno. Sin embargo, esto también representa un reto, que es el de adaptar la normativa para facilitar la implantación de VFT en la sierra sin desvirtuar el carácter distintivo del turismo rural. Además, la falta de infraestructuras y la menor promoción de estas áreas dificultan su competitividad frente a los destinos costeros.

Lo que parece evidente es que el notable contraste entre la costa y la sierra de Huelva en términos de desarrollo turístico plantea la necesidad de una planificación más equilibrada, con políticas futuras centradas en fomentar la inversión en infraestructuras y servicios en las zonas rurales, promoviendo su potencial turístico, uno de los objetivos que se ha marcado la Diputación Provincialde Huelva; al tiempo que se regula el crecimiento de las VFT para evitar efectos negativos como los ya apuntados.

Así, la provincia busca su oportunidad de convertirse en un ejemplo de desarrollo turístico sostenible, capaz de integrar la diversidad de sus paisajes y modelos de ocio vacacionales. En una tierra de contrastes como esta, lograr un equilibrio entre las zonas costeras y la sierra es un objetivo largamente perseguido por el sector, pues ampliaría la oferta para los visitantes evitando los efectos negativos que ya padecen otras zonas del país sobreexplotadas turísticamente.

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