La buena campaña olivarera en Córdoba y Jaén condena a las cooperativas de Huelva

Con una producción raquítica y la garrafa de aceite casi 20 euros más barata que el año pasado, el olivar tradicional onubense lucha por mantenerse a flote

Mientras en explotaciones 'superintensivas' recurren a sistemas de riego, los olivos onubenses dependen de la lluvia, una apuesta arriesgada en tiempos de sequía prolongada

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Depósitos de aceite en una almazara de la provincia H.corpa
H. Corpa

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El sector del olivar tradicional en Huelva atraviesa una de la peores crisis que se recuerdan. Las lluvias tardías, una producción mínima y la presión del mercado nacional están causando estragos en las cooperativas aceiteras repartidas por la geografía onubense. Mientras Jaén y Córdoba disfrutan de una buena campaña, las expectativas para Huelva son muy desalentadoras.

Y es que, la que estos días está terminándose de rematar en las almazaras, es una de las campañas más pobres de las últimas décadas. José Anselmo Cruz, gerente de Olibeas, que produce más del 30% del aceite la provincia, destaca que apenas alcanzarán un 25% de su cosecha habitual: «De coger 14 millones de kilos, este año vamos a coger 3 o 3 y algo, no va a llegar a 4. Es la más corta de los últimos 10 o 15 años»; porque aunque éste no haya sido especialmente duro en lo meteorológico, la sequía de años anteriores ha afectado profundamente a los olivos, impidiendo que florezcan adecuadamente.

Descarga de aceituna en la cooperativa San Bartolomé de Paterna del Campo h.corpa

Así lo explica a huelva24 Pepi Mendoza, responsable de la Cooperativa Olivarera Bartolina (San Bartolomé de la Torre), quien señala que la sequía acumulada está mostrando ahora su peor cara: «Este año se está notando más que en ningún otro. Además, lo que ha hecho la lluvia de estas últimas semanas es empeorar la situación». Según nos cuenta, las lluvias llegaron tarde, provocando humedad en las aceitunas justo en plena recogida, lo que afectó la calidad de la producción.

Un mercado presionado

El panorama nacional no alivia la situación, sino al contrario. Si bien la producción en Jaén y Córdoba no es excepcional, sí es suficiente para alterar el mercado. Y ha obligado a las cooperativas onubenses a una bajada drástica de los precios, pese a que su cortísima campaña aconsejase, como mínimo, mantener los actuales. «Nosotros tenemos la garrafa de aceite ya a 36,95 euros. El año pasado, por estas fechas, estaba a 56,95. Es un desastre», lamenta el gerente de Olibeas. Mendoza también confirma esta tendencia: «La próxima salida de aceite nuevo ya va a notar la bajada de precio».

«Nosotros tenemos la garrafa de aceite ya a 36,95 euros. El año pasado, por estas fechas, estaba a 56,95. Es un desastre»

José Anselmo Cruz

Gerente de Olibeas

El mercado del aceite, como el resto, opera bajo la ley de oferta y demanda. Las cooperativas de Huelva no pueden mantener precios altos porque los consumidores optarían por aceites más baratos procedentes de otras regiones. «Si Jaén o Córdoba tienen aceite, los precios bajan significativamente. Es un mercado global», añade Cruz.

Una molturadora 'exprime' aceitunas en la cooperativa de Manzanilla h.corpa

La bajada de precios afecta especialmente al olivar tradicional, predominante en Huelva, mientras que el modelo superintensivo, más común en Jaén o Córdoba, puede resistir mejor esta situación gracias a su mayor eficiencia. Además, las cooperativas onubenses se enfrentan a unos costes de producción elevados. Mendoza subraya que factores como el aumento de precios de la energía y la mano de obra han complicado aún más la situación: «Los gastos han aumentado y el precio de la luz ha sido importante». Aunque en los últimos meses los costes energéticos se han estabilizado ligeramente, el impacto acumulado sigue siendo significativo.

Imposible competir

El olivar tradicional de Huelva, con una densidad de plantación baja y una dependencia casi absoluta de las lluvias, juega en una posición de clara desventaja frente a los modelos más modernos de cultivo predominantes en regiones como Jaén o Córdoba. Estos últimos, que incluyen sistemas hipermecanizados y de regadío, presentan una serie de ventajas estructurales que les permiten soportar mejor las condiciones climáticas adversas y mantener la rentabilidad incluso en escenarios complicados como el actual.

El sistema superintensivo, caracterizado por una alta densidad de plantación (entre 1.600 y 2.000 olivos por hectárea) y el uso de riego controlado, es un modelo que ha transformado la producción de aceite de oliva. Al garantizar un suministro de agua estable, incluso en períodos de sequía, y al incorporar maquinaria avanzada para la recolección, este tipo de cultivo reduce los costos laborales y asegura una mayor estabilidad en las cosechas. En contraste, el olivar tradicional depende exclusivamente de las precipitaciones, lo que lo hace extremadamente vulnerable a las sequías prolongadas, como las experimentadas en los últimos años.

Ademas, también tiene mayores costos asociados al trabajo manual. En palabras de José Anselmo Cruz, «el olivar tradicional, como el que tenemos en Huelva, ya no es rentable si el precio del aceite baja de 6 euros. Hay explotaciones que no saldrían adelante». Pepi Mendoza coincide y subraya que la combinación de sequía y altos costos ha puesto en jaque al sector.

Ante este panorama, los productores del olivar tradicional no tendrán otra opción que adaptarse para sobrevivir. La incorporación de tecnologías de riego, la mejora en las prácticas agronómicas y el acceso a recursos financieros serán cruciales para garantizar la viabilidad del sector y evitar el abandono de explotaciones históricas. Mientras tanto, Huelva seguirá luchando en clara desventaja en el mercado del aceite de oliva, mirando al cielo como se ha venido haciendo desde hace miles de años, con la esperanza de que la próxima campaña marque el inicio de la recuperación.

¿Y los consumidores?

Sin embargo, pese a la caída de precios, los consumidores no han abandonado el aceite de oliva virgen extra. Según Cruz, el público sigue valorando este producto: «Hay una cultura muy grande con esto y la gente sabe todas las bondades que tiene el aceite de oliva virgen». Mendoza coincide: «En vez de comprar diez garrafas en un mes, compran ahora tres, pero siguen consumiendo aceite de oliva».

Llenado de una garrafa de virgen extra en la cooperativa de Trigueros H.Corpa

No obstante, respecto a un abaratamiento del producto, la bajada de precios también tiene un límite. Según Mendoza, aunque habrá una reducción significativa, el aceite virgen extra difícilmente bajará de los 30-35 euros por garrafa: «El virgen extra no va a bajar de los cinco euros el litro. Aunque depende de la calidad, creo que no se llegará a eso».

Perspectivas esperanzadoras

A pesar de las dificultades actuales, hay cierta esperanza para las próximas campañas. Las lluvias recientes han fortalecido los olivos, lo que podría traducirse en una mejor cosecha el próximo año, siempre y cuando no haya inclemencias meteorológicas graves. Por eso, desde la cooperativa beasina no renuncian al optimismo: «Los olivos están muy fuertes para una próxima cosecha. Este año la campaña ya está hecha, pero nuestra esperanza está puesta en el año que viene».

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