El aficionado que vino de Huelva y no pudo entrar al Sánchez-Pizjuán por llevar una camiseta del Barça: «200 euros para nada»

El pasado fin de semana el F.C. Barcelona visitó el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán para jugar su último partido de liga contra el Sevilla F. C., un encuentro que, pese a la victoria de los catalanes, resultó muy amargo para un aficionado culé llegado desde Huelva al le impidieron la entrada al estadio de Nervión.

Tras gastar 200 euros en la entrada, conducir durante hora y media y encontrar aparcamiento «a tres kilómetros» del campo, los empleados del club sevillista decidieron no dejarle entrar por llevar puesta la camiseta del equipo visitante, un capítulo más de la polémica relacionada con la política de muchos clubes, entre ellos el propio F.C. Barcelona, de no permitir la presencia de camisetas o simbología de otro equipo que no sea el local.

Este seguidor blaugrana en particular, asegura no encontrar sentido a la medida: «Es mi equipo desde chico, lo llevo apoyando desde hace un montón de años y llego y me encuentro con que no puedo entrar porque llevo la camiseta». Y a quien diga que se lo merecen, porque ellos hicieron lo mismo en Montjuïc, el joven replica: «Yo no tengo nada que ver con eso, yo soy de aquí y me he gastado 200 euros para nada. Me siento fatal». Incluso intentó pasar con ella del revés, pero tampoco se lo permitieron, y en su desesperación preguntó por los alrededores por si algún desconocido accedía a intercambiar su camiseta, pero sin éxito.

La legislación es bastante clara al respecto, por lo que no sería legal impedir a un aficionado el acceso al estadio por el simple hecho de llevar una camiseta del equipo visitante, ya que estaría vulnerando lo dispuesto en el artículo 14 de la Constitución, donde se establece la igualdad de todos los españoles ante la Ley y la no discriminación.

Sí se le podría impedir la entrada, aparándose en el Reglamento Interno de Recintos Deportivos de la Real Federación Española de Fútbol, a quien llevara algún objeto que fuera peligroso, o alguna pancarta o indumentaria con un mensaje discriminatorio o vejatorio contra el resto de aficionados o los participantes en el encuentro.

No es el caso, a juzgar por el testimonio de este aficionado, por lo que bien podría formular una queja ante el Órgano de Disciplina Social de la Real Federación Española de Fútbol, que podría valorar la situación y emitir una resolución, pudiendo incluso llegar a sancionar al organizador del evento si considerase que el seguidor ha sufrido una discriminación injustificada.