Baloncesto
Aday Mara, un «unicornio» que ya vuela de Zaragoza a Los Angeles
El pívot de 2,20, tras su año de debut en la ACB, ya prepara las maletas para cruzar el Atlántico
Las universidades de Estados Unidos, amenaza para las canteras españolas

Aday Mara, pese a sus 18 primaveras, ya huele a estrella. Es todo un unicornio el maño, como le gusta apodar a los ojeadores de la NBA a aquellos jugadores que reúnen una serie de cualidades improbables. Un ser mitológico. Y ciertamente el español ... las posee casi todas: 2,20 metros de estatura, una lectura del juego impecable, tiro de larga distancia, capacidad pasadora, defensa… Un hombre que saltó a la fama el pasado verano por ser una de las puntas de lanza de la España sub-17 en el Mundial de Málaga, donde se hizo con la medalla de plata, pero que se consagró, como no podía ser de otra manera, ante el Real Madrid.
Recibía el pasado 6 de noviembre el Zaragoza a los blancos en la séptima jornada de la ACB. Los locales eran colistas y aún no habían estrenado el casillero de victorias pero, por sorpresa, consiguieron doblegar al actual campeón (94-89). Euforia descontrolada en Zaragoza que no consiguió hacer pasar desapercibido a Mara, que consiguió la impresionante marca de ocho puntos en ocho minutos ante el Madrid, pese a que se emparejó por momentos al que quizás sea el mejor defensor interior del continente, Eddy Tavares.
Además del partido ante los de Chus Mateo, Mara ha sumado esta campaña, su primera participación en la ACB, 21 duelos más con el Zaragoza, donde ha promediado cinco puntos y tres rebotes en once minutos de juego de media, aunque sus chispazos sobre la pista han sido inconfundibles, tanto que desde Estados Unidos lo consideran, junto con Izan Almasa y el madridista Hugo González, como uno de los proyectos que más opciones tiene de acabar en la NBA.
Una proyección imparable que se ha visto algo emborronada en los últimos meses, cuando el pívot decidió comunicar a su club el pasado abril que dejaría el equipo a final de temporada para ir a la NCAA, concretamente a la universidad de UCLA, en Los Angeles. Una bomba que sentó mal en el seno del club y que incluso se filtro a la escena pública:
«Yo no estoy contento con él, me gustaría que tuviera otra serie de condiciones. No en el juego, que él en el juego va creciendo y no necesita una ayuda excesiva de los entrenadores. Sí en cuanto a la forma de actuar en el campo, a la forma de hablar con los árbitros. Quiero que baje un poco esas revoluciones. Hay cosas en las que tiene muchísimo margen de mejora y muchas de ellas no tienen que ser de baloncesto», aseguró su entrenador Porfirio Fisac tras un encuentro.
A vueltas con la cláusula
Una bronca que ha llegado a su clímax en las últimas semanas, cuando se acercaba el momento de la teórica desvinculación del pívot. Como adelantó 'El Heraldo', ambas partes tuvieron una reunión y a su finalización, el Zaragoza aseguró que el jugador quería romper su contrato de forma unilateral al considerar que no tenía contrato profesional (aún poseía ficha del filial), versión contraria a la que emitió el club, que pidió el abono de la cláusula de rescisión para salir.
«Respetamos su decisión de igual forma que entendemos deben respetarse los contratos. Así ha sido en todos los casos de los jugadores formados en nuestra cantera y, por el bien y la defensa del Club, nos veremos obligados a adoptar las medidas necesarias para que así siga siendo», esgrimió el Zaragoza en un comunicado.
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