ANTONIO MORÓN MÁRQUEZ, EXJUGADOR DEL CIUDAD DE HUELVA
'Huelva podría ser una ciudad de baloncesto de primer nivel, pero siempre ha habido pocas ayudas'
A punto de cumplir 37 años, el que fuera pívot y capitán del Ciudad de Huelva durante seis temporadas reside ahora en Málaga y recuerda para huelva24.com que 'lo de que pensaba como un base era cierto. Me gustaba ser entrenador en la pista y ayudar a mis compañeros'. Señala que 'quizás el jugador más cualificado al que me enfrenté fue John Williams' y elogia a Perico Zalvide y a Joaquim Costa, 'quizás el técnico con el que más sufrí a todos los niveles pero también con el que di mi mejor nivel'.
PREGUNTA- ¿Cómo recuerda sus inicios en el mundo del baloncesto?
P.- ¿Lo tuvo claro desde pequeño o tenía otros hobbies?
R.- La verdad es que jugaba a cualquier deporte. Me gustaba mucho el futbol. Mi padre, Antonio Morón, por esa época seguía jugando al futbol y pensando en la retirada, y también yo lo vivía muy de cerca, pero me tiraba más el baloncesto.
P.- ¿Era buen estudiante? ¿Hasta qué curso llegó o qué estudios tiene?
R.- No era mal estudiante, pero bueno tampoco (risas). Iba sacando los cursos con mucho trabajo y con mi madre encima todo el día. Luego, cuando me fui a Málaga, lo fui dejando de lado un poco y ya de profesional lo dejé definitivamente. Fui compaginando el baloncesto con algunos cursos y la verdad es que una de las cosas de las que más me arrepiento de esa época es la de no haber terminado los estudios.
P.- ¿Le dio el baloncesto para vivir?
R.- No, yo no fui jugador de ganar mucho dinero. Fui ganando cada año un poquito más, a razón de mi rendimiento, y eso me ayudó a vivir cómodamente durante los años en los que jugué. Luego, después de la retirada, buscas trabajo y a vivir como una persona normal.
P.- ¿Quiénes eran sus referencias en este deporte cuando empezaba, sean de Huelva, de España del extranjero?
R.- Bueno como dije antes, me fijaba mucho en mi tío, pero luego por esa época de los 80-90 la NBA empezaba a sonar mucho por España y, como cualquier niño, uno quería parecerse a Michael Jordan (risas).
P.- ¿Qué entrenadores o qué personas le marcaron más en este deporte?
P.- ¿Cuál ha sido el mejor compañero que ha tenido?
R.- Bueno, he tenido muchos y tampoco quiero que el resto se enfade (risas), pero por nombrar alguno estarían Isaac López, Fede Van Lacke, Javier Montaner, Javier Zalvide, Antonio Gómez, Carlos Cabezas, Juan Sanguino, Juanma Ruiz… Estos, además de compañeros de equipo, son gente con la que a día de hoy mantengo una bonita amistad.
P- ¿Y el rival más difícil o más cualificado al que se ha medido?
R.- La verdad es que también ha habido muchos. Siendo de la generación del 80, los años en Málaga me dieron la posibilidad de jugar contra jugadores que hoy en día son de primerísimo nivel ACB e incluso NBA. Yo sufría bastante con jugadores mucho más altos que yo, pero intentaba ser más listo. Quizás el jugador más cualificado fue John Williams. Aun con sus problemas de físico era un espectáculo y muy difícil de defender.
P.- ¿Y el equipo más fuerte contra el que ha jugado?
R.- También ha habido muchos. En mis años de profesional la Liga LEB era de las mejores y había súper equipos que seguro que a día de hoy podrían estar perfectamente en ACB.
P.- ¿Qué ha sido lo mejor y lo peor que le ha dado el baloncesto?
P.- Supongo que como espinita tendrá el no haber podido jugar en la ACB, y eso que lo tuvo cerca con el Ciudad de Huelva...
R.- Pues la verdad es que sí, y eso que jugué varias veces por el ascenso. Cuando estuve en Unicaja, en mi último año allí, en la temporada 1998/99, estuve compaginando la liga EBA y el primer equipo, pero no llegué a debutar en la ACB, y luego jugué varios ‘play-offs’ de ascenso, perdiendo en la final. Pero el más significativo fue contra Fuenlabrada, que perdimos en el quinto partido de la serie. Si hubiéramos subido, tenía contrato en vigor con el Ciudad de Huelva y quizás hubiera jugado en ACB.
P.- Algunos le definían como un pívot que pensaba como un base. ¿Cómo ve esa definición? ¿Cuáles cree que eran sus principales características en la cancha?
R.- Durante mi carrera me definieron de muchas maneras. Lo de que pensaba como un base pues era cierto. Quizás tenía mucho más conocimiento del juego o veía el juego diferente al resto. Yo jugaba a ser más listo que el resto, ya que no era un portento físico, no corría, no saltaba…, pero sabía colocarme y suplir mis deficiencias con otras maneras de jugar. Me gustaba ser entrenador en la pista y ayudar a mis compañeros en el juego. No sé cuáles eran mis virtudes, quizás la colocación, el pase y el tiro, pero siempre intentaba ayudar en todo y no cometer errores.
P.- Supongo que sus inicios en la cantera de Unicaja con Carlos Cabezas, Germán Gabriel o Berni Rodríguez tendrán un hueco especial en su cabeza.
R.- La verdad es que sí. Fue un año muy bonito y duro a la vez. Era la primera vez que salía de casa y es complicado todo lo que conlleva eso, pero entre todos me hicieron la estancia muy cómoda y me aceptaron como uno más de la familia. El jugar con ellos me dio la posibilidad de jugar al más alto nivel en la categoría júnior y el estar seleccionado por la Selección Española con los ‘Júnior de Oro’, pero por culpa de una lesión de ligamentos del tobillo pues no tuve la suerte de poder jugar en ese gran equipo.
P.- Y después Menorca para debutar en la LEB y Gibraleón, donde bajó dos categorías y no sé si lo pasó mal con el tema del peso.
R.- Fueron unos comienzos difíciles. Salí de Málaga cedido a Menorca en la Liga LEB, era mi primera experiencia como profesional, tenía 20 años, era un equipo joven con algún veterano y fue también un año bonito. Al final perdimos en el quinto partido del ascenso en Granada. yo tenía un papel poco importante y empezaba a tener problemas con el peso. Me costaba controlarlo. Llegó el verano y no encontraba equipo hasta que finalmente fiché en La Coruña, pero no pasé el reconocimiento médico y me vine a Huelva. Fue un momento difícil también. Ahí no sabía que pasaría y volvió a aparecer Perico Zalvide, que era entrenador del Gibraleón, habló conmigo y me dijo que si quería jugar con él mientras intentaba recuperarme del peso. Hubo opciones de irme, pero al final jugué allí toda la temporada en Primera Nacional.
P.- Ahí apareció Pedro Zalvide para confiar en su calidad para el Ciudad de Huelva, donde se mantuvo seis temporadas y fue un carismático capitán muy querido por la afición. ¿Cómo recuerda su fichaje?
P.- Tras contar poco para Antonio Bioque, creo que explotó con Joaquim Costa y que fue un técnico que le sacó bastante rendimiento.
R.- La situación con Antonio Bioque fue difícil. Una vez fichado, como he contado anteriormente, pactamos algo entre el club y yo en el sentido de que me tenía que recuperar del peso lo antes posible, por lo que decidimos que hasta que no llegara a un peso optimo no jugaría ningún minuto. Pasaron 19 jornadas sin jugar, en las cuales quizás podría haber disputado algún minuto por merecimiento, pero no fue así. Me planteé muchas cosas, lo pasé fatal, muchos viajes largos mereciendo jugar pero sabiendo que no lo haría… Hasta me planteé dejar el baloncesto. Entonces llegó un momento en el que los resultados no acompañaron y cortaron a Antonio Bioque y llego mi salvador (risas), Joaquim Costa. Llegó en un momento en el cual mi peso era el idóneo y además él me conocía de mi etapa en Unicaja porque en júnior él era el entrenador del Barcelona y nos habíamos enfrentado en muchos torneos y en el Campeonato de España, así que después de dos entrenos en Huelva fuimos a jugar a Melilla y me puso a jugar 15 minutos después de estar 19 jornadas en el banquillo, y ahí empezó mi mejoría. Quizás fue con el entrenador que más sufrí en todos los niveles, pero también con el que empecé a desarrollar mi mejor juego.
P.- ¿Qué partidos recuerda con más cariño?
R.- Recuerdo muchos partidos, pero quizás siempre recuerdas con más cariño aquellos en los que uno tiene algún momento con el que decide con alguna acción hacer ganar a tu equipo. Por ejemplo, una canasta ganadora contra Gijón en el último segundo; un triple en Manresa en los últimos segundos también para ganar; un rebote ofensivo y posteriores tiros libres en el segundo partido del ‘play-off’ de ascenso contra Fuenlabrada que al final ganamos; los dos partidos contra el Fuenlabrada en Huelva con el Palacio de Deportes lleno; el único mate en mi carrera contra Tarragona (risas); cualquier partido de ‘playoff’…, es decir, recuerdos de muchos partidos con cariño.
P.- Y llegó la difícil situación económica del Ciudad de Huelva y su desaparición, algo que ya han vivido otros equipos de élite de la ciudad...
P.- Y ya sus últimos equipos fueron La Laguna, el Unicaja y el Mérida. ¿Qué tal le fue?
R.- Después de la última temporada del Ciudad de Huelva fui a la CB Canarias (La Laguna), equipo en el cual no cuajé una buena temporada. Además, tuve pocos minutos en pista, tenía delante al mejor americano de ese momento en la LEB, Jakim Donalson, y las cosas no salieron como me hubieran gustado. Esa temporada me condicionó a la hora de fichar para la siguiente, y además tuve la mala suerte de lesionarme durante el verano del quinto metatarsiano del pie izquierdo, y después de muchos intentos por volver a jugar terminé en el EBA del Unicaja y Mérida, respectivamente.
P.- - ¿Y se retiró demasiado joven creo que por la lesión de rodilla no?
R.- Sí, tuve que retirarme a los 30 años. Fue por un cumulo de lesiones, pero principalmente por una en el pie, como he contado antes. Fue por una rotura del quinto metatarsiano del pie izquierdo que me dio demasiados problemas. Estuve un año y medio para recuperarme con dos operaciones, pero al final lo mejor fue dejarlo, porque tanto física como mentalmente no podía más.
P.- ¿Qué está haciendo ahora tanto a nivel laboral como deportivo? ¿Cómo es su día a día? ¿Le gustaría llegar más alto a nivel de entrenador o de director deportivo?
R.- Una vez que me retiré me quede a vivir en Málaga. Encontré trabajo de Auxiliar de Servicios en un colegio profesional y entré a formar parte de la cantera del Unicaja de Málaga como entrenador ayudante. Antes de dejar de jugar fui sacándome los títulos de entrenador hasta conseguir el Superior, y una vez retirado pues me fue más fácil entrar en el club. Llevo casi cinco temporadas ayudando al Infantil, que tiene como entrenador a un antiguo jugador del CB Huelva, Manolo Bazán, e intento compaginarlo con mi trabajo, que es a turnos de tarde. Intento ir cuando puedo y ayudar en lo que me pidan. La verdad es que no sé si llegare a ser entrenador de alto nivel, nunca me lo he planteado, y de momento estoy a gusto así. El baloncesto de formación es lo que me gusta y tiene menos quebraderos de cabeza que un equipo profesional, pero nunca se sabe. El baloncesto está muy mal ahora en temas económicos y no sé el día de mañana.
P.- ¿Cómo ve desde la distancia el baloncesto masculino y femenino de Huelva?
P.- ¿Le gustaría volver algún día a Huelva o ya está más que asentado en Málaga?
R.- Hombre, volver a la tierra de uno siempre es bonito. Parte de mi familia está en Huelva, pero lo veo difícil. Tengo un niño que va hacer ahora un año y quizás mi vida esté ya en Málaga, pero nunca se sabe las vueltas que da la vida.
