BÁDMINTON

París llora con Carolina Marín: Se retira lesionada cuando tenía a su alcance la final olímpica

La volantista onubense se despide impotente entre lágrimas de una semifinal que tenía muy encarrillada al lesionarse la rodilla derecha

Hasta su retirada estaba exhibiendo mucha garra y concentración ante la china He Bing Jiao, a la que ganaba 21-14 y 10-8

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Mario Asensio Figueras

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Lloraba de pena París y lloraba Huelva, España entera. Lloramos todos con Carolina Marín, que se tuvo que retirar por una lesión en su rodilla derecha cuando tenía a su alcance la final olímpica en los Juegos Olímpicos de París, la que ansiaba con todas sus fuerzas ocho años después de su oro en Río de Janeiro y tras superar dos graves lesiones de rodilla.

Se quiebra así un sueño muy trabajado para la deportista onubense, para muchos la mejor jugadora de la historia, pero que estaba empeñada, para quien tuviera dudas, de protagonizar una gran maniobra de resurrección y volver al duelo clave por la gloria desde una situación que hubiera sido retirada segura para otros en su lugar. A un paso se quedó de dar otro golpe en la mesa de la historia.

Sin medalla y repleta de dolor

A un paso se quedó de una gran final con la coreana Se Young An, número 1 mundial, que alcanzó la final tras vencer a la la indonesia Gregoria Mariska Tungjung por 11-21, 21-13 y 21-16. Ahora será la china He Bing Jiao quien dispute al final y la indonesia la que se cuelgue el bronce. Carolina Marín se queda sin medalla, repleta de dolor y con un futuro incierto.

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Nada hacia sospechar un desenlace así. Carolina Marín comenzó el encuentro en la línea de lo que se vio en el duelo de cuartos, muy concentrada y concienciada de lo que tenía que hacer para salir victoriosa del encuentro.

La onubense comenzó llevando la iniciativa del juego y dominando el marcador, aunque con su rival muy firme, obligando a la campeona olímpica en Río a sacar su mejor defensa.

Tras un 6-5, Marín se fue al descanso 11-7. Continuó llevando la iniciativa con ventaja y fue mandando 16-10 y 17-12, rompiendo con la reacción de la adversaria china, que aprovechó algunos errores no forzados de la onubense.

Marín dominaba especialmente en la red, donde la He Bing Jiao mostró más dudas. Se acercó al triunfo parcial en el primer set con 19-12 y finalmente se lo adjudicó con un marcador de 21-14.

En el arranque de la segunda manga, siguió exhibiendo Carolina su garra y concentración. Lo mismo sorprendía con puntos rápidos a su rival, que la movía hasta sentenciar. La evolución del marcador fue de 3-1, 4-2, 5-3 y dio un salto al 9-3. Todos los puntos giraban en torno a sus aciertos y errores y los primeros eran superiores a los segundos ante una rival a remolque.

Una dramática torcedura

Con 10-6 en el marcador llegó el momento que le dio un dramático giro a todo. Pisaba sobre la pista Carolina su pierna derecha, se flexionaba su tobillo en exceso y en consecuencia sufría la rodilla. Cayó al suelo con un llanto desconsolado.

Dejó mudo y frío a todo el pabellón, donde había rostros de mucha preocupación. Estaba tirada en el suelo, con la mano en la cara y quejándose amargamente, rodeada por técnicos y médicos. Todo el mundo se temía lo peor dados los malos antecedentes.

Finalmente, fiel a su espíritu competitivo se puso en pie y dio unos pasos y cojeando fue hasta su banquillo. Tras meditarlo, sacaba de su bolsa una rodillera y se la colocaba para intentar continuar. Pero no podía. Jugó dos puntos que cayeron del lado de la china: 10-7, 10-8. No se podía mover con normalidad y seguramente el dolor era insoportable.

Entonces es cuando rompió a llorar de nuevo con impotencia. El público lloraba con ella. Su rival, se encogía también al ver el sufrimiento de su rival. El ambiente se embargó de una pena profunda. Carolina lloraba y golpeaba el tapiz con rabia y desesperación. Le rodeaban los suyos dándole su apoyo. Su entrenador Fernando Rivas, la trataba de consolar.

Finalmente se puso en pie y saludó a su rival, rechazó usar la silla de ruedas para abandonar la pista y se fue cabizbaja despedida con una sonora ovación. La gravedad de la lesión y el futuro de su carrera deportiva son ahora un enigma.

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