Piden el cierre de la recién nacida Escuela Taurina de Huelva por su «nulo interés pedagógico y social»

La Fundación Franz Weber, de origen suizo, recuerda que la ONU pidió a España alejar a los menores de la tauromaquia

Las administraciones «no informan de forma transparente sobre las ayudas para mantener esta pseudoeducación»

Nace oficialmente la Escuela Taurina de Huelva, presidida por El Litri y dirigida por Emilio Silvera

Un grupo de niños torea de salón en el Paseo de la Ría de la capital h24

huelva24

La Fundación Franz Weber (FFW), institución ambientalista de origen suizo, ha pedido esta mañana el cierre de la nueva Escuela Taurina de Huelva, «para dar cumplimiento a una recomendación realizada por el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas en 2018, y a otra realizada en 2023«.

En sus observaciones finales –recuerda esta fundación– el órgano de especialistas en protección y derechos de la infancia y la adolescencia solicitó a España «alejar» a los menores de edad de la tauromaquia, incluyendo su participación directa en este tipo de recintos o como personas espectadoras.

En un comunicado enviado a huelva24, FFW señala que los menores, con tan solo 14 años, pueden participar en las llamadas clases prácticas, «donde ejercen la tortura de bóvidos machos de corta edad, o bien hembras, integrándolos ya en un circuito donde se justifica el maltrato animal con un presunto interés tradicional o cultural«.

La plaza de tientas de la finca Las Casitas, en Paymogo, será el aula de la escuela youtube

Para los naturalistas resulta «preocupante» que chavales puedan maltratar animales y exponerse a riesgos de carácter médico-sanitario «para perpetuar una actividad que recibe un importante rechazo de la ciudadanía».

Además, como formación no reglada «tampoco ofrece una salida profesional real ni digna, sabiendo que existen numerosos ciclos formativos homologados en diferentes ramas que ofrecerían un empleo digno, no el de matar novillos o toros en plazas«.

Normalizar la violencia

En estas convocatorias, insiste la fundación, los «alumnos» pueden crean y ven las heridas provocadas sobre el bóvido, «comportamientos y gestos asociados a un evidente sufrimiento y la muerte violenta de los mismos».

Además, explican que la participación va acompañada de comentarios que refuerzan de forma positiva todo lo que se produce en la plaza y que personas menores de edad pueden asumir como normal y positivo, contribuyendo a la banalización de la violencia contra animales.

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