'La hija del diablo', el cuento de cuentos de Laura Escuela
La narradora canaria involucró con maestría, a través su palabra, sus gestos y su canto, al público congregado en la Fundación Cajasol de Huelva en una historia cargada de fantasía y folklore
Laura Escuela lleva a la Fundación Cajasol la obra 'La hija del diablo'
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Descalza para «enraizarse» al suelo y desplegar en torno a un vestido floreado, multitud de gestos, muecas y voces con los que encarnar distintos personajes y criaturas y narrar la trepidante acción de una historia que tiene mucho de tradición y folkore arrastrado por el tiempo. Como un pedazo de barro, los cuentos se moldean con el toque personal que tiene cada modo de expresión. El continente cambia de forma dependiendo de las manos que lo sostienen pero todas las opciones llevan en su contenido la misma esencia hacia los escuchantes.
La narradora oral canaria Laura Escuela representó en la noche de este martes en la Fundación Cajasol de Huelva su obra 'La hija del diablo', un cuento de cuentos, una composición personal de distintos relatos de una misma historia contada en diferentes lugares de España e Iberoamérica. Así se hace más personal un cuento y también más atractivo para el público. Se ponen acentos en momentos clave y se encajan escenas que dibujan imágenes en el oyente, que ya queda atrapado y ansioso por saber el desenlace de la trama.



La historia contada por Escuela desarrolló la estructura clásica de los cuentos, en la que un protagonista, Lisardo, se ve en problemas con el diablo y lo resuelve con la ayuda de la hija de éste, Blancaflor. Son muchas las pruebas, los viajes, las escenas crudas y las imaginativas soluciones, con la astucia y la magia como constantes herramientas para causar giros inesperados. Al galope se va pasando de un instante a otro y cuanto más cerca parece el horizonte, se vuelve a alejar con u nuevo obstáculo en el camino.
Una copla canaria que se repite
En este juego de fantasía con el que el tiempo se hace corto Laura Escuela derrochó energía. Encauzó un caudal enorme de palabras, con una expresión dulce o imponente, según la ocasión, transmitiendo mucho con las manos y los gestos, con los desplazamientos y también con el canto tradicional canario, su principal aportación a la historia. Acompañada de palmas repite una secuencia melódica con distintos estribillos en diferentes momentos. Reconoció que es una copla que escuchó en incontables veces en peregrinaciones con la Virgen de la Candelaria, la patrona de Canarias, a la que altera la letra. En esta historia aplicó su don para musicar lo que lee. «Leo un verso y me viene la música», expuso.


Con todas estas herramientas se articulan en diferentes paisajes las andanzas de reyes, princesas, jugadores de cartas, labradores, campaneros, ermitaños… criaturas con traje de pelo, escama y pluma, con la ganancia y la pérdida de los avatares de la vida, con el deseo y la desesperanza, con la constancia y la promesa, con el amor y el olvido.
«Fueron tan felices como si todo lo que he contado fuera mentira», acabó diciendo Escuela, que conversó con los asistentes acerca de las partes de la historia, de cómo construyó su versión y cómo son otras alternativas. Finalizó invitando a recontar esta historia, para que siga viva moldeándose en otras voces y oídos.