GUITARRISTA FLAMENCO E INTELECTUAL
José Luis de la Paz: «La formación es un complemento al talento y a la intuición»
José Luis de la Paz, orgulloso onubense en los escenarios norteamericanos, vuelve a su tierra, de la que nunca se fue del todo en sus 14 años de vida en los EEUU
'Me siento como un viajero que regresa a su tierra para soltar parte del equipaje y mostrarlo'
El guitarrista José Luis de la Paz, en la prestigiosa lista americana 'Who is who'

Se fue a los Estados Unidos llamándose José Luis Rodríguez y siendo uno de los tocaores más reconocidos en el mundo del flamenco. Ahora lleva catorce años trabajando con las más prestigiosas figuras de la música al otro lado del Atlántico, y allí cambió su nombre por el de José Luis de la Paz, según recomendaciones de productores y curadores del espectáculo norteamericanos.
Está entre nosotros porque nunca ha dejado de venir a Huelva, a su ciudad, a la que lo trajeron con apenas tres años de edad desde su Melilla natal, a su Huelva, dice orgulloso, la ciudad en la que se hizo músico y donde tiene a toda su familia. Hemos tenido la suerte de compartir su tiempo y sus vivencias junto a otra figura señera del flamenco, el cantaor Eduardo Hernández Garrocho, a quien le une una amistad que viene de lejos y con el que se preocupa de salvaguardar la tremenda riqueza del folklore que guarda la provincia de Huelva. Con tan delicado asunto como es el poco conocido patrimonio musical onubense, iniciamos una conversación con el afamado guitarrista.

Cuidar el patrimonio folklórico en Huelva, tan rico como desconocido, es una de sus preocupaciones. ¿Hay Huelva más allá del fandango?
Huelva es muy rica en su patrimonio etnológico y antropológico. Además del fandango tenemos otros muchos cantes populares, un maravilloso folclore lleno de tonás, música y danza. Contamos también con una gran riqueza gastronómica, historia de los pueblos, vestuarios, tradiciones…. Creo que debería existir un espacio donde pudiésemos conocer mejor nuestra provincia, con documentación sonora y en video, archivos históricos, recopilación de vestuarios, estudios históricos y un apartado para investigación. Para ello hace falta utilizar la creatividad y dar alas a las
«Las instituciones en Huelva tienen una asignatura pendiente, que es creer (...) No se puede pensar que el dinero es lo único que posibilita las iniciativas. Las iniciativas son las que deben atraer el dinero, y no al revés. Es una cuestión de concepto»
ideas. Luego, la financiación irá llegando y los apoyos personales e institucionales se darán una vez que las ideas se pongan en marcha. Pero para conseguir estas cosas hay que trabajar duro. No podemos esperar a contar con las condiciones ideales. Y en esto, y lo digo con mucho cariño, las instituciones en Huelva tienen una asignatura pendiente, que es CREER. Creer que se pueden hacer las cosas. Tener fe en los proyectos y en las ideas. No ver todo como algo imposible. Muchas veces las ideas se cortan en seco antes de poder ni tan siquiera plantearlas. No se puede pensar que el dinero es lo único que posibilita las iniciativas. Las iniciativas son las que deben atraer el dinero, y no al revés. Es una cuestión de concepto.
Su primera salida fue a Sevilla, en cuya universidad cursó Historia del Arte al compás de una formación en el Conservatorio Superior de Música hispalense. ¿Una formación intelectual es necesaria para dar fundamentos y sentido a la obra de un artista?
En mi opinión la formación es un complemento al talento y a la intuición, siempre que sepas manejar todos estos conceptos a la vez. El conocimiento te permite comprender mejor otras culturas, entender el mundo desde un punto de vista más amplio. Enriquecer tu capacidad intelectual te permite estar en el mundo de una manera más plena, pero la formación por sí sola no tiene sentido si no tienes una actitud de aprendiz en la vida. Puedes pasar años en universidades o leyendo libros sin que nada de eso te enriquezca realmente o bien puedes no haber ido nunca a una universidad, pero, al tener una actitud de aprendizaje, cada gota de conocimiento te va enriqueciendo.
En mi caso creo que he sido afortunado por viajar por el mundo desde muy joven, por haber tenido oportunidad de saber lo que es una universidad, el conservatorio y rodearme de gente sabia…. Todos estos factores, unidos a una curiosidad que, en mí, es natural, me han forjado en la vida y, de alguna manera, me permiten dar sentido a mi existencia, a lo que hago y a lo que representa para mí ser músico.
Era un niño cuando inició su formación junto a nombres míticos de la guitarra en Huelva. Manolo Sierra, Ramblado, Niño Miguel, Sousa. Esto de la guitarra le viene de bien lejos. ¿Tiene antecedentes familiares?
Realmente no había artistas en mi familia. Mi padre era aficionado al flamenco y tocaba algunos acordes. Él fue esencial para que el flamenco, que fue banda sonora de mi infancia, fuera además el modo de comunicarme con el mundo. Todo comenzó cuando mi padre me regaló una guitarra; yo tenía apenas 5 o 6 meses de vida, pero, cuando veo esas fotos agarrando sus cuerdas, me doy cuenta de que la guitarra, sí o sí, habría acabado llamándome para formar parte del apasionante mundo del arte flamenco o para cualquier otro arte. En cualquier caso, para mí fue muy natural entender y tocar la guitarra desde pequeño. Nunca sufrí estudiando. Pasar horas con la guitarra siempre me ha hecho feliz.
Sus primeros maestros los tuvo en Huelva
Los primeros maestros, efectivamente, los tuve en la Peña Flamenca de Huelva. Ellos me regalaron el amor al fandango. Luego Antonio Sousa, que me llevó por otros cantes flamencos, iniciándome en el acompañamiento, pero sobre todo al valor de cuidar la guitarra, a ser profesional, fue muy importante en mi vida. Todos ellos están, de alguna manera, en mi música y en mi sentir. Niño Miguel nunca fue
«Cuando tocaba con Niño Miguel en la Peña Flamenca no me daba cuenta de estar ante algo que se me quedó marcado para siempre: la sensación de que, desde su interior, su verdad con su guitarra gritaba como queriendo salir de su cuerpo»
profesor mío, pero tocaba con él en la Peña Flamenca de Huelva. Miguel te obligaba a tocar frente a él, componía al momento, me hacía estar alerta todo el rato. Yo ni siquiera me daba cuenta de estar ante algo que se me quedó marcado para siempre: la sensación de que, desde su interior, su verdad con su guitarra gritaba como queriendo salir de su cuerpo y de su mente, como si su música fuese Miguel en su más pura esencia. Sin que yo sea consciente de ello, algo de esa sensación pervive en mis maneras y en mi propia forma de expresarme. Con el tiempo todos estos conceptos y emociones fueron encajando en mi vida. Tocar la guitarra se fue convirtiendo en una forma de estar en el mundo, una forma de vivir, y una forma de comunicarme desde el corazón.
Con sólo trece años tocaba para la Peña Flamenca de Huelva o para la Coral Santa María de la Rábida. ¿Se puede aguantar tanta presión con esas edades?
Para mí tocar la guitarra, trabajar y estudiar a la vez y viajar no suponía una presión. Todo lo hacía con felicidad, con alegría. Aprendía al mismo tiempo que me hacía profesional y nunca sentí mi profesión como un trabajo, sino como un privilegio. De hecho, puedo decir con emoción y alegría que, a pesar de las giras, los hoteles, los insomnios, los dolores crónicos y los divorcios por los que he pasado, abrazar una guitarra cada día y vivir de la música y expresarme a través de una guitarra sigue siendo un privilegio.

En su carrera aparecen nombres de auténtico vértigo, como es el caso de Mario Escudero, uno de los más respetados guitarristas de todos los tiempos, que después de compartir escenario con Sabicas decidió continuar su carrera en los Estados Unidos, ¿fue un espejo en el que mirarse?
Mario fue una especie de mentor para mí. Fui su alumno varios años, al mismo tiempo que fui viendo como el Alzheimer lo iba deteriorando. Pasaba horas con él, tocando, hablando, esperando que le viniesen las ideas de nuevo. Mario me trajo el legado de la guitarra antigua, no solo el repertorio; él me transportó con su máquina del tiempo a un momento histórico y a unos personajes que empezaban a crear el flamenco, los primeros toques de concierto, las primeras falsetas, etc.
Debe ser complejo mezclar tradición y vanguardia, quizás se deba esto a su sólida formación.
Definitivamente este balance es el más delicado para que la guitarra flamenca se desarrolle de una manera orgánica. Para mí es muy importante hacer que el flamenco se desarrolle y se escuche en nuevos escenarios y ante nuevas audiencias. Pero, al mismo tiempo, la raíz tiene que estar presente, para que el flamenco mantenga su carácter y esencia. En ese sentido, mi tiempo con Mario, que coincidió con la irrupción de Paco de Lucía con el Sexteto, el jazz y la revolución que esto supuso para mi generación y para el flamenco y también el vínculo que tuve con la música clásica a través de mi tiempo junto a la Coral Sta. María de la Rábida y con el Maestro Vicente Sanchis provocaron que, sin darme cuenta, fuera aprendiendo a balancear todos estos conceptos, para dar a mi música un toque de modernidad y otro toque de tradición, pero todo ello expresado desde lo más profundo de mi personalidad.
Y ahora, llega a su vida Gema Corredera, una cantante y guitarrista de culto que ha llegado a incursionar en el arte flamenco. ¿Cómo es trabajar con ella?
Gema es una cantante que mezcla 'filin' cubano, jazz, trova y otros elementos. Su voz es increíble. La conocí hace años en una pequeña fiesta en casa de amigos comunes. Allí, nos dijeron que hiciésemos algo juntos y decidimos hacer 'Alfonsina y el Mar', una canción que los dos conocíamos. Sentí la magia de su voz y enseguida encontramos un hilo que nos unía en esa mezcla de oscuridad y de claridad en lo musical. Poco después hablamos de la posibilidad de hacer un proyecto juntos y fue entonces cuando pensé en crear música para ella, para su voz, para su estilo, pero desde mi perspectiva de guitarrista flamenco. Hacía falta algo más, y entonces se nos ocurrió utilizar como hilo conductor de este nuevo trabajo, la poesía de Alfonsina Storni. Así nació 'Vestida de mar: flamenco filin' una obra musical donde se unen el flamenco con el filin, elementos afrolatinos y de música argentina.
En este momento casi está terminada la grabación de la guitarra y estamos trabajando con la voz y percusiones. Pronto traeré más noticias de este nuevo trabajo en el que estoy personalmente involucrado como productor, compositor y guitarrista.
Lleva catorce años en los Estados Unidos ¿cómo consigue no despegarse de las raíces flamencas?
Muchos piensan que cuando te vas fuera, pierdes la esencia de tus raíces. Decía Picasso que cuanto más tiempo lleves fuera, más español te sientes. Yo creo que todo está en uno mismo. También siento que muchos me siguen viendo, especialmente en
«Muchos piensan que cuando te vas pierdes la esencia de tus raíces. Yo creo que todo está en uno mismo y siento que muchos me siguen viendo, especialmente en Huelva, como aquel muchacho que tocaba con las peñas»
Huelva, como aquel muchacho que tocaba con las Peñas. Es como si no pudiesen aceptar que un artista evoluciona, cambia, pasa por etapas y se enriquece, y que si tiene la personalidad suficiente, siempre se mantiene firme en su discurso artístico. En mi caso, este discurso artístico se desarrolla siempre a través del flamenco, lo vista como lo vista, lo adorne como lo adorne. Con esto quiero dejar claro que el flamenco siempre va conmigo, aunque toque un bolero o colabore en un disco de pop. Precisamente me llaman para que aporte mi toque flamenco. El flamenco está en mí. Es la forma en que me expreso con la guitarra. Es el lenguaje de mi vida, y de mi crecimiento como persona y como artista. Es imposible desprenderme de él, porque no quiero y porque está atado a quien soy.
El público norteamericano ¿cómo entiende el arte flamenco?
Hay de todo. Hay comunidades flamencas en diferentes estados. Algunos son muy tradicionalistas y defensores de formas antiguas del flamenco. Otros prefieren el flamenco más moderno. Algunos solo quieren estereotipos, lunares, castañuelas…. Y muchos tienen una idea distorsionada del flamenco y lo confunden con gipsy-kings.
«El baile, el gran tirano del flamenco en los últimos años, especialmente en Estados Unidos, tiene totalmente acaparada la atención, aunque no me puedo ni me quiero quejar»
El baile, el gran tirano del flamenco en los últimos años, especialmente en Estados Unidos, tiene totalmente acaparada la atención, aunque no me puedo ni me quiero quejar. De hecho, es en este complejo mundo donde he conseguido encontrar mi propio espacio como solista y compositor. Una parte de mi trabajo allí suele ser componer música para espectáculos de flamenco con varias compañías como Siudy Garrido (Miami), Carlota Santana (New York), Zorongo Flamenco Cia. (Minneapolis) o Tania Llieaoux (San Francisco). Todas esas compañías presentan baile flamenco en diferentes formatos y tienen en cartel música compuesta por mí. No quiero pensar mucho en ello. Solo hago mi música, sin responder a patrones, clichés ni gustos. Hago lo que siento y a priori no me obsesiono con gustar. A lo que aspiro desde hace algún tiempo, es a expresarme en tiempo presente y exponer mis emociones más profundas a través de mi guitarra y vivir la experiencia cada día. Lo demás no depende de mí.
Tiene una agenda que en los próximos meses le va a llevar a distintos puntos de Estados Unidos, y luego de nuevo un descanso en Huelva para pasar las fiestas navideñas con la familia, para marchar otra vez de gira y recorrer de norte a sur todo el continente americano, con tanto trajín ¿no tiene ganas de venirse a Huelva?
Por supuesto, tengo muchas ganas de regresar. Huelva es mi refugio, mi casa, mi abrazo del alma y es donde regreso a mi esencia. Pero también he de decir que Huelva se vuelve muchas veces una cama incómoda, un pantano de dejadez, de poca
«Huelva se vuelve muchas veces una cama incómoda, un pantano de dejadez, de poca visión de futuro, de lentitud. Han pasado catorce años desde que marché a Miami y en este tiempo muchas cosas no han cambiado, y esto me causa tristeza»
visión de futuro, de lentitud. Han pasado catorce años desde que marché a Miami y en este tiempo muchas cosas no han cambiado, y esto me causa tristeza. Regresar es mi horizonte y deberá ser un proceso. Soy consciente de que tiene que ser así. Solo que a veces, me gustaría no sentirme tan solo en este proceso. A veces me siento como un apátrida, que apenas es un recuerdo en su tierra y no un músico que ha desarrollado gran parte de su obra representando a su tierra como embajador cultural en otros lugares del mundo. Igual en la lejanía, Huelva, mis paisanos, no puedan ser conscientes del orgullo que algo tan importante como ser de Huelva, donde quiera que esté, supone para mí.