Pinturas de Ramírez Vega en la sala de la Caja Rural
Figurarum et anima
En su exposición Ramírez Vega ofrece la figura humana como centro de atención, la figura modelada vista desde su interior, evitando la descripción minuciosa y meramente figurativa para indagar en los sentimientos
Manuel E. Ramírez Vega, pintor de los adentros: «Quiero retratar figuras y almas»
Ramírez Vega en la galería Espacio 0: Instantes atrapados en la memoria

Relata Ovidio en sus metamorfosis, en el libro I y en su capítulo sobre la creación de la Tierra, cómo antes de que apareciera lo que hoy vemos, lo tangible y lo que no, el Caos cubría y amparaba todo lo que existe. Equilibrio. La Nada. Se anticipaba el poeta romano a toda una pléyade de hombres sabios que se han ocupado de semejante y trascendente arcano. Desde Georges Lemaître, que en 1927 tuvo la idea de que el Universo se había iniciado en un solo punto para luego expandirse y continuar extendiéndose, hasta el más moderno y popular Stephen Hawking, y podríamos seguir, y acabar por ir terminando, ya que el número es como el universo, tela de largo, con el norteamericano que da hoy nombre a un imponente telescopio orbital, Edwin Hubble quien hace un siglo observó que había galaxias que se alejaban de la que nos aloja, certificando que el Universo se expande, con lo cual debió haber un tiempo en que todo estuvo unido entre sí.
Catorce mil millones de años después de esa gran explosión con la que se inició todo, Publio Ovidio Nasón vino a revelar que el equilibrio, la nada primigenia que es pura perfección, había constituido un todo uniforme hasta que los dioses decidieron crear todo lo que hoy contemplamos, desde las estrellas que nos lanzan su último
El artista analiza y extrae unas conclusiones sobre cómo es aquello que le rodea, reproduce lo que observa para desvelar los interiores del alma humana
fulgor desde millones y millones de años luz de distancia, a las motas de polvo que vemos flotar al trasluz de un ventanal en la postrera luz vespertina. Pero faltaba el hombre, y siguiendo al poeta romano lo encontramos cuando nos relata que la figura humana «mezclada con pluviales ondas, la modeló en la efigie de los que gobiernan todo, los dioses, y aunque inclinados contemplen los demás vivientes de la Tierra, una boca sublime al hombre dio y el cielo ver le ordenó y a las estrellas levantar su erguido semblante«. Así, la que poco antes había sido ruda y sin imagen, la Tierra se visitó de las desconocidas figuras, transformada, de los hombres.
Ahora es Ramírez Vega el que ha querido observar, escrutar más bien, qué hay en el interior de las personas que le rodean, y lo más maravilloso es que lo hace en su sencillez y en su cotidianeidad, sacando de las sombras a sus personajes para a la luz de la razón sustraer sus vestiduras, efímeros disfraces que procuran el paso silencioso y anónimo de la existencia humana. El artista analiza y extrae unas conclusiones sobre cómo es aquello que le rodea, reproduce lo que observa para desvelar los interiores del alma humana.
En Figurarem et anima, Manuel Ramírez Vega busca la mirada limpia y despreocupada de los hombres para encontrar los sentimientos, temores, alegrías o llantos que percibe, la tragicomedia de la existencia humana descrita con un prodigioso lápiz y sucintas pinceladas que le bastan para ejecutar un meditado y
Manuel Ramírez Vega busca la mirada limpia y despreocupada de los hombres para encontrar los sentimientos, temores, alegrías o llantos que percibe, la tragicomedia de la existencia humana descrita con un prodigioso lápiz y sucintas pinceladas
potente discurso sobre lo más cercano, unas figuras que de la mano de los dioses tomaron forma sobre la faz de la Tierra, que él transforma y recrea, adivinando el ánimo, los sentimientos de todos aquellos que le han servido de modelo en sus trabajos. En la presente exposición Ramírez Vega ofrece la figura humana como centro de atención, la figura modelada vista desde su interior, evitando la descripción minuciosa y meramente figurativa para indagar en los sentimientos, lo cual consigue hacer principiando sus obras con un dibujo certero en el que se adivina ya la maestría del pintor. Escueto en las pinceladas, Ramírez Vega limita el color hasta conformar obras que aparentan ser bicromías cuando en realidad la paleta del artista está resolviendo en un amplísimo pantone la acción y la intención de la obra para dejarla como una descripción mínima del objeto analizado y en última instancia, ofrecido o expuesto a la mirada atenta del espectador.
Manuel Enrique Ramírez Vega es sevillano accidental de familia triguereña. En la hermosa localidad de la campiña onubense reside desde joven y allí tiene su estudio. De su padre, también pintor, conoció los rudimentos y la pasión por las bellas artes. Además de un importante número de exposiciones, destacan en su carrera premios y distinciones como el primer premio novel de pintura en el certamen nacional de Gibraleón (2001), primer accésit de Arte Joven Hipercor (2003 y 2009), primer premio certamen internacional de pintura de Valverde del Camino (2005), mención de honor en el Certamen Internacional de Pintura de Isla Cristina (2006), Segundo premio en el XXXIV Concurso Internacional de Pintura de Alcalá de Guadaíra (2007), premio Ibérico de pintura Doñana (2018), segundo premio de pintura de San Bartolomé de la Torre (2002) y primer premio en el mismo certamen (2022), Segundo premio balcones cofrades de Huelva (2022) y primer accésit en el Certamen Nacional de Pintura Ciudad de Ayamonte.
La exposición Figurarum et anima estará en la Sala de exposiciones del Centro Cultural José Luis García Palacios, Fundación Caja Rural del Sur, calle Mora Claros, hasta el día 24 de los corrientes, de lunes a viernes, en horario once a una y media, y de seis a ocho y media.