La exitosa exposición 'Ídolos' se despide este domingo: «No existe en ninguna parte del mundo»
Por esta muestra, Mejor Proyecto Exposición Andaluz, han pasado más de 24.000 personas, siendo «una de las más visitadas de la historia de Huelva»
Jorge Cotallo, presidente de ArqueoHuelva, realiza para Huelva24.com una selección de estos «tesoros increíbles» que se pueden contemplar, tan rodeados de misterio
La exposición 'Ídolos' del Museo de Huelva, mejor proyecto expositivo andaluz en los Premios Expone
Los dioses que todo lo ven
El Museo de Huelva celebra sus 50 años de vida con una exposición sobre el pasado prehistórico de la provincia

Este domingo 20 de octubre se despide del Museo de Huelva la exitosa exposición 'Ídolos. Miradas milenarias desde el extremo suroccidental de Europa'. Por ella han pasado desde el mes de diciembre de 2023 más de 24.000 personas y como confirma la Delegación de Cultura de la Junta Andalucía es «una de las más visitadas de la historia de Huelva».
Esta muestra, premiada como Mejor Proyecto Exposición Andaluz en la IV edición de los Premios Expone, recoge piezas neolíticas y calcolíticas procedentes de distintos museos españoles y portugueses, reunidas para la ocasión con motivo del 50 aniversario del espacio museístico onubense. Entre ellas que destacan especialmente las halladas en Huelva, una tierra con una historia milenaria.
Jorge Cotallo, presidente de la Asociación ArqueoHuelva, ha recorrido en estos meses en incontables ocasiones la exposición, compartiendo sus conocimientos en visitas guiadas. Tiene claro que «lo que hace única a esta exposición es que contiene tesoros increíbles». Entre ellos hay un gran número encontrados en la provincia. «Tenemos la suerte de contar en Huelva con una colección que no existe en ninguna parte del mundo, que es la colección de los ídolos del Seminario, y eso la hace muy especial», destaca a Huelva24.com.
«Los ídolos del seminario son los únicos que se encuentran en un contexto original, exactamente donde se dejaron hace 4.000 años»
Jorge Cotallo
Presidente de ArqueoHuelva
Recuerda que «los ídolos del seminario son los únicos que se encuentran en un contexto original, exactamente donde se dejaron hace 4.000 años». Indica que «siempre se han asociado a enterramientos este tipo de deidades o de piezas y en este caso aparecen en un contexto cercano a esas necrópolis pero no como depósitos de ofrendas en los enterramientos».

Apareció una colección de 29 ídolos en dos depósitos diferentes, siendo «la única vez en toda Europa que se encuentran en su estado original». El presidente de ArqueoHuelva resalta que este hallazgo marca «un antes y un después para la arqueología» y que coloca a Huelva capital como un lugar «poblado prácticamente desde el neolítico final». El ídolo encontrado en el cabezo de El Conquero en 1919 fue el primer aviso tras el que vino una plena confirmación en 2006 en el Seminario.
Pero más allá de las piezas descubiertas en Huelva, la exposición ofrece la «oportunidad única» que éstas compartan espacio con otras de Portugal de gran valor y a las que están conectadas. «Es un país diferente hoy día en cultura, idioma y franja horaria, pero hace 5.000 y 6.000 años éramos exactamente los mismos y nos regíamos por unos mismos patrones», apunta Cotallo.
¿Qué son estos ídolos?
Lo fascinante de estas piezas está en que aún no se ha desvelado totalmente el enigma de qué son y para qué sirven. Existen diferentes teorías, pero no un consenso pleno entre los expertos. Junto a este misterio está el poder que ejercen en quien las mira, cautivado por su gran nivel de detalle y la perfección alcanzada por los que le dieron forma con maestría pese a las escasas herramientas a su alcance.
Sobre su uso, Cotallo reseña la teoría más reciente de un investigador del CSIC que expone acerca de los ídolos placa -no los cilíndricos- que «podrían ser búhos». Comenta que cuando pregunta en las visitas a qué les recuerda estos ídolos «todo el mundo dice al unísono un búho». En este artículo que cita también se dice que se trata de objetos «manufacturados por niños para ser usados como juguetes», algo a él le resulta «muy complejo como para dejarlo en manos de un niño», porque sus manos no parecen las más expertas y capacitadas para esta obra y porque «implica buscar la piedra y darle la forma y buscar otra y tallarla».
Con respecto al búho, detalla que «en muchas religiones de Europa y Asia, se asocia a animales psicopompos, que son los que ayudan a las almas a trascender al más allá. Para los egipcios era el chacal. En este caso ese animal alado de protección hace 4.000 años después lo adoptaron los griegos y otras religiones», detalla.
También señala que hay una amplia variedad de tipologías de ídolos, tallados en diferentes materiales y con distintas decoraciones. Por ejemplo los llamados ídolos placa son planos y cuentan con unos grandes ojos y unos pequeños agujeros que indican que «probablemente se colgaban en algún lugar o al cuello como amuleto».
Huelva, tierra de ídolos
«De toda España probablemente en Huelva es donde más ídolos han aparecido, sobre todo en un contexto primario y todos de una vez», afirma Cotallo, que expone que además son de tipología diversa y «no sólo oculados». La mayor evidencia está en la variedad del yacimiento del Seminario, donde se encuentran piezas con diferentes materiales y tipos de grabados. «Uno de los más interesantes es lo que llaman ídolos tolva, y también tenemos otro tallado en un colmillo de elefante africano y otro tipo de materiales».
Sobre si se puede establecer una correspondencia entre los restos encontrados y el nivel de ocupación poblacional de la zona, Cotallo afirma que « la zona de Huelva en esa época está más más habitada que otras de la Península Ibérica y se ve en el mapa de la exposición. Se identifica a menudo como más antigua la parte del Mediterráneo, pero todas las investigaciones demuestran que no, que toda la parte del Atlántico occidental es mucho más anterior y también más que la parte norte. La conexión con África es muy importante y muchas veces se olvida».
Cómo eran los que vivían en esa época
Indica que está «muy poco documentada» la vida de entonces. Se sabe que ya no eran nómadas y tenían un sistema agrícola. «Eran los primeros agricultores de la Península Ibérica y comienzan a fortificar sus poblados», comenta. El yacimiento del Seminario no lo estaba, pero el de Papauvas en Aljaraque tiene fosos en vez de murallas, «probablemente para protegerse». La Zarcita, en Santa Bárbara de Casa, sí es un poblado fortificado y con una necrópolis, muy cercana.
«Se sabe que comían muy bien. Se alimentaban de almeja fina, de navajas, de este tipo de productos del mar», señala Cotallo, que sobre los restos que aparecieron en las necrópolis del calcolítico y que aparecen en el Seminario, indica que aparecen enterramientos asociados a objetos de bronce, muestra de que «empiezan a tener exceso de minerales que llegan desde la faja pirítica».
Piezas escogidas
Dentro del gran número de piezas que se pueden contemplar en la exposición, Jorge Cotallo realiza una selección por su importancia y porque le gustan especialmente.
El primero es el llamado ídolo del Conquero. Es cilíndrico, de piedra caliza, del 3.000-2.500 a. C., hallado en el Cabezo del Conquero y perteneciente al Museo de Huelva.
«Es el ídolo por antonomasia. Aparece en el Conquero. Ahí tenía un señor un huerto y lo encontró. Lo interesante en esa zona de la ciudad es que en el Calcolítico había un asentamiento pero claramente mirando hacia la ría de Huelva«, contextualiza. Indica que su material es roca caliza, como ocurre en los de el Seminario y que por tanto este material «viene de fuera», porque no hay en el entorno de la capital onubense.



Añade de esta pieza que «la profundidad de las marcas es considerable» y expone que «hoy en día podría ser relativamente sencillo hacerlo, pero en esa época tallarlo así era complejo. Sólo el hecho de darle la perfección circular cilíndrica y hacer esos grabados tan perfectos tendría que ser un trabajo arduo». También está tallada la espalda e insiste en que «hy una complejidad enorme. En uno del Seminario se ven los arañazos, las marcas de haber estado puliendo, probablemente con una arenilla fina. Es uno de mis favoritos».
Recuerda que el ídolo del Conquero fue el primero hallado en la ciudad y el que marca el inicio. «Se documenta muy bien desde el principio y la comunidad científica tiene constancia, aunque no se entrega al Museo hasta 2010, una vez que se ha conocido la colección del Seminario, que sirve como reclamo».
«En los ídolos de Portugal las cejas tienen los pelitos, algo que no tienen los de Huelva, Sevilla, Cádiz o Extremadura»
En segundo lugar propone contemplar el ídolo de Faro. Se trata de un cilindro oculado de piedra caliza, del 3.000-2.500 a. C., hallado en Moncarapacho, Olhao (Faro) y que normalmente está en el Museo Nacional de Arqueología de Lisboa (Portugal). «Es de mis favoritos. Es como el hermano pequeño del del Conquero», afirma. Resalta como característico que «en los ídolos de Portugal las cejas tienen los pelitos, algo que no tienen los de Huelva, Sevilla, Cádiz o Extremadura., También es de tipo caliza. Otro es de pizarra, aunque la gente piense que es de bronce por el color verde que tiene.

La tercera parada la hace en el ídolo placa oculado de pizarra, datado entre el 2.500-2.000 a. C. y hallado en el yacimiento de Los Gabrieles, en Valverde del Camino. «Todos los ídolos placa son increíbles, pero me quedo con éste», resalta.
Al contemplarlo indica que su cuadrícula despierta en la mirada un dibujo «como en tres dimensiones». Además, comenta que se aprecian dos ojos y un tronco con «como una falda de las de hoy, como si fuera un tutú. Igual no tiene sentido pero es lo que veo«. También opina que »puede formar parte de la barriga del búho«, pero lo que tiene claro es que no es »nada de aleatorio«.
Según ha podido saber, había muchos búhos en esa época en Huelva y sigue pasando a día de hoy. «Dicen que cada línea puede pertenecer a un linaje de la familia, pero lo dudo mucho. A lo mejor marcaba el paso del tiempo«, opina sobre el dibujo, mientras avanza junto a piezas de cerámica que representan el cuerpo humano.



La cuarta pieza destacable es un báculo decorado. Realizado en pizarra entre el 3.400 y el 2.500 a. C. Fue encontrado en la localidad portuguesa de Évora (Anta da Herdades das Antas, Montemor o Novo) y perteneciente al Museo Nacional de Arqueología (Lisboa).
«El báculo es otra obra de ingeniería. Solamente el dentado es increíble. Parece de fábrica, tan perfecto e igual»
«El báculo es otra obra de ingeniería. Solamente el dentado es increíble. Parece de fábrica, tan perfecto e igual», afirma Cotallo, que reconoce que a la hora de interpretar usos y significados «desconocemos más que conocemos. A mí me recuerda al bastón de mando de un papa u obispo. Es una especie de hacha votiva, una ofrenda a alguien o como objeto singular«. También podría ser una criatura marina. Sea lo que sea, »es increíble y parece que se ha hecho el dibujo con la sal. Quien hizo esto le dedicó mucho tiempo para conseguir esta forma y hacerlo con cuidado para que no se rompa«.
En este sentido, comenta sobre el tipo de sociedad organizada que podían tener estos pobladores que «realizar estas piezas exige una dedicación plena y eso que había muchas tareas que hacer«. También comenta que »ahora tenemos mucha tecnología pero ellos no y no conocemos mucho de cómo las hacían, pero consiguen que miles de años después digamos «guau».
«Probablemente quien tuvo este objeto era gente de la alta sociedad dentro de los que ocupaban el territorio. No lo pueden tener cualquiera»
«Probablemente quien tuvo este objeto era gente de la alta sociedad dentro de los que ocupaban el territorio. No lo pueden tener cualquiera, igual que no puede dormir en la vida eterna cualquiera en el Dolmen de Soto, donde se encontraron a siete personas, pero viendo lo que pesan esas piedras y lo lejos que había que ir para traerlas te preguntas sobre ellos ¿quién eras tú para tener a toda una comunidad a tu servicio? Eso no lo hacen cuatro, sino 100 personas como mínimo«, expuso.
«Si esta pieza la hizo una sola persona tardó años. ¿Para qué?«, se pregunta Cotallo, que comenta que sólo han aparecido dos báculos grandes de esta tipología en la península ibérica. De los pequeños hay más, como los encontrados en El Pozuelo y en Valverde.

Otra parada la realiza ante un vaso con decoración simbólica de la figura femenina, realizado en cerámica y fechado entre el 3.000 y el 2.500 a. C. Se descubrió en Monte do Outeiro, Aljustrel (Beja) y se encuentra normalmente en el Museu Geológico de Lisboa. «Es otra de mis favoritas. Está realizada en un soporte muy diferente, cerámica. Vemos los grandes ojos soles y el triángulo resaltando la feminidad«, explica sobr euna pieza que parece un milagro que se haya conservado. »Se le ven perfectamente las pestañas y las cejas con los pelitos y en la parte debajo de los ojos arrugas, tatuajes, pintura... Hay gente que le recuerda a branquias de pescado«.



A continuación está la colección del seminario, en la que se encuentra un grupo de ídolos cilíndricos de caliza, realizados entre el 3.000 y el 2.500 a. C., encontrados en el yacimiento del Seminario y pertenecientes al Museo de Huelva. «Esta parte del Seminario es sin duda de las más importantes de Europa», afirma categóricamente, mientras señala las rayas traseras de uno de los ídolos, realizadas con «arenilla fina para darle forma en un proceso muy complejo». De otro se fija en la su «simetría perfecta», que en su opinión exige una herramienta de metal. «Tendría que ser con metal, no queda otra para ejecutar con esa precisión. Aquí hacían virguerías con el metal desde siempre y en el propio yacimiento aparece metal«. Considera que hay que saber dar con la pieza correspondiente, darle la forma y hazle los grabados, dando como resultado una piedra como translúcida.



Una pieza pequeña pero significativa es el diente de elefante africano tallado. Data de entre el 3.00 y el 2.500 a. C. Fue encontrado en el Seminario y perteneciente al Museo de Huelva. «Se supone que había elefantes o comerciaban y los traían, aunque se supone que en esa época no había navegación, pero es igual con las piedras que vinieron aquí desde fuera«, explica mientras señala en el mapa la necrópolis sur del Seminario, donde ahora está el Mercadona y el Burger King, al otro lado del Hospital Juan Ramón Jiménez, donde también se hallaron cultivos de vid de la época tartésica. Relata que están documentados enterramientos en la zona desde el bronce final, pero también cabañas de tartessos que se mantenían a las afueras de la ciudad e iban a lo que hoy es el entorno de las calles Méndez Núñez y Puerto a «relacionarse y comerciar».
Avanzando en el recorrido señala las «maravillas pequeñitas» que son «preciosas piedras pulidas para hacer hachas pulimentadas». Probablemente sean ídolos pequeños y que tienen ese color como en bronce.



Más adelante fija la mirada en una pieza encontrada en Cabezo Juré, en la localidad de Alosno, donde se aprecian en las figuras talladas los dos pechos y el ombligo. También presta atención a La Zarcita, donde el poblado se fortificó para proteger los minerales que comenzaban a trabajar. «Las puntas de flecha y hachas de bronce del Seminario conviven con los materiales líticos y de sílex, que no hay en Huelva, como los cuantos de cuarzo y pizarra«, indica, antes de fijar su atención en joyas y placas con forma de cruz, que »se asocia al cristianismo pero es una forma entonces ya utilizada«.
A continuación, Cotallo se fija en los tipos de enterramientos y comentan que hay algunos con 3-4 cámaras en forma de flor, algo que «sólo pasa en la provincia, porque normalmente es un corredor y una cámara y aquí se bifurca«.



Otra pieza interesante es una especie de nave pequeña que es como una cunita de bebé. «Todo una incógnita» y en torno a la que revolotean muchas teorías. Un poco más adelante hay unos pequeños conejitos tallados en hueso, a las que sigue unas representaciones de la figura humana de Perdigoes, Portugal, con pestañas y cejas bien pintadas.



Ya en el final del recorrido se aprecia «el trocito de oro más antiguo encontrado de esta época», una lámina que está «punteada por el filo y con agujeritos, como si fuera parte de la suela de un zapato«, una huella en el tiempo que ha permanecido junto a todos los tesoros de la exposición, que dejará un hondo recuerdo en todos los que han pasado por ella.