En busca de las murallas de Huelva: «No solamente hay una»
Jesús De Haro sitúa parte del trazado fortificado bajo la plaza de San Pedro, que se sumaría a los tramos ya conocidos: el tartésico de la cima del cabezo y el posterior bajo un supermercado
El arqueólogo aspira a realizar una prospección geofísica con georradar en la plaza para encauzar varias de las hipótesis que sostiene su equipo
Afirma que la muralla «va evolucionando tanto en su disposición como en su construcción»
La remodelación de la plaza San Pedro descubre importantes restos de la Huelva andalusí
El muro que demuestra que Huelva es la ciudad más antigua de occidente

Uno de los grandes anhelos de los arqueólogos de Huelva es rescatar de la tierra y el olvido la parte desconocida de la muralla protohistórica de Huelva. Están a la vista dos puntos inconexos de su trazado, que, de poder seguirse al completo, permitiría un recorrido por el espacio y el tiempo del pasado onubense de un valor incalculable. Los expertos saben que hay mucho más y están dispuestos a descubrirlo.
Esta traza organizada de piedras ha dado contexto a las distintas ciudades que ha sido la capital onubense a lo largo de su milenaria historia, de la mano de distintas civilizaciones, comenzando por la tartésica-fenicia y siguiendo, entre otras, por la romana y los periodos islámico y cristiano de la época medieval. Las aportaciones y modificaciones de todos estos pobladores causaron que su trazado, los materiales y el tamaño no haya sido siempre el mismo.
Teniendo en cuenta esto, el arqueólogo Jesús De Haro, declara a Huelva24.com que «muralla no solamente hay una», porque «las murallas van evolucionando y se van organizando en su trazado en base a la planificación de las diferentes ciudades que han conformado el yacimiento de Huelva».
La muralla de Huelva se asoma en la cima del cabezo de San Pedro, su punto de partida, donde se encuentra una sección del muro tartésico del siglo X a. C., el resto de ciudad más antiguo de occidente. Aún no se ha estudiado hacia un lado y otro la zona para conocer su dimensión real.
A menos de 300 metros, otro punto de la muralla se puede contemplar bajo el suelo acristalado del supermercado El Jamón, en la esquina de la plaza de la calle San Andrés, donde el muro ya muestra aportaciones de etapas posteriores, con grandes sillares del siglo IV a. C. Hay indicios de un tercer punto bajo el Instituto Andaluz de la Mujer, cuyos sillares acabaron en el parque de la Esperanza y ahora se quieren poner en valor. Más de 40 años después.



Las investigaciones más recientes están en torno a la plaza de San Pedro. Aprovechando la reforma de este espacio público, el equipo de Arqueovalia, con Jesús de Haro al frente, y el respaldo del Ayuntamiento de Huelva y la Delegación de Cultura, se propusieron dar con otros tramos de la muralla. En el camino se ha dado con un aljibe con cúpula de ladrillos del siglo XVI en la esquina con la calle La Fuente, que se integrará para ser expuesto y visible por los ciudadanos, como las tres manzanas de casas en torno a una calle principal de la Huelva andalusí (s. XII-XIII) en la esquina con la calle Daoiz y los restos de la misma cronología en las diferentes fases de construcción de la iglesia de San Pedro, por la zona lateral de la calle Licenciado Juan Agustín de Mora.
Como reconoce De Haro, estas prospecciones se realizaron con la idea de dar con la muralla, pero estos restos en estratos superiores son los que han visto la luz. Sobre las partes de la fortificación que circunvalaba la ciudad, expone que junto a los dos puntos conservados, está lo que se encontró al construir en los años 80 el hoy Instituto de la Mujer. «En esa época no estaba la legislación como ahora, y no hubo intervención arqueológica, pero es vox populi que de ahí salieron sillares de calcarenita enormes. Algunos de ellos se decidió colocarlos en el parque de Esperanza, donde siguen actualmente», indica y añade que «esos sillares, con esas características, no pueden ser de otro lado que de la muralla».
Bajo la plaza de San Pedro
El experto traza una línea entre el Instituto de la Mujer y el supermercado El Jamón y tiene claro que «la muralla ha de transcurrir por debajo de la actual plaza de San Pedro». Con la idea de «localizarla y confirmar que podría aparecer en ese punto intermedio de conexión», se realizó el sondeo y la muralla no apareció «porque lo primero que aparecen son los restos de la ciudad andalusí que estaba en un espacio intramuros, por lo que la muralla tiene que estar más avanzada hacia la plaza de San Pedro». Añade al respecto que «calculo, y es una intuición y una hipótesis, que debe estar a la altura de la estatua -San Manuel González García-. Sin tener aún ningún tipo de prueba, a nivel hipotético debe pasar por ese punto».

«Calculo, y es una intuición y una hipótesis, que debe estar a la altura de la estatua»
Jesús De Haro
Arqueólogo
«También hemos analizado y conocemos la estratigrafía, la forma de depositarse los diferentes sedimentos en las distintas zonas de la plaza que hemos intervenido, y deducimos que hay un declive topográfico a esa altura», y esa diferencia en la deposición «nos da que pensar que eso se debe a una presencia, que está generando esa anomalía en la deposición estratigráfica de las diferentes secuencias y eso debe corresponder con la muralla, pero no tenemos los datos», detalla.

Por eso comenta que lo ideal sería realizar «un sondeo, una especie de trinchera en un eje este-oeste a lo largo de la plaza de San Pedro, pero eso serían actuaciones que deben de plantearse desde un enfoque exclusivo de la investigación, sin obras de por medio ni presiones urbanísticas. En otro tipo de proyecto».
Antes de dar ese paso, para De Haro lo lógico sería utilizar el georradar. «Mi objetivo es realizar una prospección geofísica al menos en el espacio de la plaza de San Pedro para intentar visualizar que la muralla pasa por ahí. Si consiguiéramos eso ya podríamos atar más cabos en una planimetría», destaca.
«Varios hándicaps»
Expone que aparecen «varios hándicaps» porque todas las instalaciones eléctricas, alumbrado, suministros y demás «pueden alterar los resultados». A pesar de estos obstáculos, declara que «intuyo que si hablamos de una muralla que consideramos que debe estar conservada, aunque fosilizada en el subsuelo, eso debe de saltar de alguna manera en las anomalías de contraste que puedan dar la geofísica, independientemente de las posibles alteraciones del entorno». Agrega sobre el uso de esta técnica que «no hay nada seguro, pero nos puede acercar a una posible interpretación. Sería otra opción antes de excavar nada, para ver algo en ese sentido».
Ampliando el foco, el arqueólogo onubense pone también la mirada en la calle Daoiz, una zona «muy importante», al estar entre el cabezo de San Pedro, que se conserva, y el cabezo Molino de Viento, situado sobre el actual Paseo Santa Fe hasta que se desmontó. «Habría que ver si la muralla incluía o no también este cabezo, como todo apunta, y supondría que habría una muralla hasta la calle Puerto», medita, y también valora que igual «se cortaba precisamente en esa vaguada que unía ambos cabezos». «Son muchas cuestiones que aún están en el aire», insiste.

«Lo que tenemos en la cima del cabezo de San Pedro sí sabemos que es la muralla primigenia de la primera de las ciudades conformadas en Huelva»
«Lo que tenemos en la cima del cabezo de San Pedro sí sabemos que es la muralla primigenia de la primera de las ciudades conformadas en Huelva, la tartésica-fenicia del siglo X antes de Cristo, que estaría cercando la acrópolis de entonces», expone.
Más abajo, en el supermercado, se encuentra una muralla «posterior pero heredera de la misma, construida en otro momento. Aunque sabemos que tiene su origen en el periodo tartésico, lo que vemos actualmente ronda los siglos III-IV a. C. y perdura durante el periodo romano, construida con técnicas edilicias, e incluso el medieval».

«La muralla va evolucionando tanto en su disposición como en su construcción y no vemos una única fase en la de El Jamón. La del cabezo de San Pedro sí es una única fase», comenta el arqueólogo, que manifiesta que a partir de la parte «pequeña y concreta en la fase primigenia», queda por saber si esa traza de muralla inicial «se perpetúa en el tiempo alrededor de todo un cabezo».
«No hay una conexión física directa hoy día»
Opina que existen muchas posibilidades a la hora de seguir el recorrido de la muralla, pues hay más de una dirección para proyectar por donde continúa esta construcción de más de 3.000 años. «La primigenia sabemos de qué época es y también la otra, pero no hay una conexión física directa hoy día. Normalmente las murallas se van modificando y se demuelen espacios para realizar modificaciones en los recintos fortificados. Queda muchísimo por investigar en ese sentido», argumenta.
«A lo mejor en el periodo romano se ha podido demoler parte de la muralla anterior tartésica para hacer una ampliación de la misma o utilizarla en otros espacios. A ese nivel de estudio ni estamos. Demasiado que hemos encontrado diferentes partes de murallas en distintos sitios», refleja De Haro, que ve lógico que la muralla tartésica fuera más acotada que la romana, que abarcaba un terreno más amplio y empleaba otros materiales constructivos. «Y lo mismo pudo pasar en el periodo medieval, tanto islámico como cristiano», indica sobre un puzzle en el que está deseando encontrar más piezas para ordenarlas en una composición muy reveladora.