crítica teatral

Jugando en casa y goleando

Arizmendi se apropió del Gran Teatro

Tiempos incómodos, sustituidos por otros igualmente divertidos. Monólogos de Marcos Arizmendi y Valeria Ros

Valeria Ros y Marcos Arizmendi, este sábado en el Gran Teatro facebook

Bernardo Romero

El público que abarrotó el Gran Teatro se veía ya en la calle que tenía ganas de guasa y para entrar formó una cola que llegaba hasta la callejilla del Duende (1), y ello por dos razones fundamentales, la una porque el célebre y celebrado actor, músico, humorista y todo lo que se le ponga por delante, es un artista como la copa de un pino (2), y la otra porque solo abrieron una puerta para entrar en el hermosísimo coliseo onubense (4), pero el caso es que el público, al fin y a la postre, sobre todo al fin y a la postre, se lo pasó en grande. Hubo hasta banderas del Recre.

A Marcos Arizmendi se le quiere tela en su tierra. Ha prometido volver, de modo que si no tuvieron la oportunidad de verlo el pasado sábado, no se pierdan la próxima actuación. Grande el Arizmendi.

Venía ya precedido el humorista por el boca a boca de su celebrado último show, escrito con Luis Larrodera. Ciertos compromisos de este último han llevado a Marcos Arizmendi, es de suponer, a continuar con los bolos contratados echando mano de una humorista que hace su parte, la primera, mientras que él cierra y hace la segunda, con una coda final en la que cantan ambos dos un tema que en Huelva y en los años noventa cerraba a diario El Callejón (5).

Muy probablemente por allí pasara más de una noche Marcos Arizmendi, que en esos mismos años noventa ganaba el premio a la mejor maqueta otorgado por la Diputación con su grupo Los Revolcones. Fue precisamente a raíz de la promoción del disco editado por su grupo musical, como Marcos Arizmendi pudo demostrar su faceta de artista completísimo y dar paso a una carrera actoral que alcanza hasta hoy con un éxito tras otro. Lo del sábado en el Gran Teatro es buena prueba de que estamos ante un grandísimo actor.

El espectáculo que no responde al nombre inicial, ni falta que le hace, se inició con la actuación de una humorista vasca, lo cual en principio podría parecer una contradicción, aunque quienes no creemos en nacionalismos ni gilipolleces por el estilo, quienes no tenemos ni bandera ni fronteras en el corazón, tenemos bien sabido que los tópicos son eso, solo tópicos. La chavala, Valeria Ros, cumplió con un monólogo que le encantó al personal presente en la sala, y a pesar de que estaba esperando la aparición de su ídolo.

Nosotros, pobres de nosotros, nos quedamos con eso, con que al público le encantó y se lo pasó en grande, pues dado nuestro analfabetismo televisivo nos quedamos a dos velas porque apenas conocíamos a algún que otro programa o personaje que menudean por las distintas cadenas de televisión (6), de modo que le damos un sobresaliente de oídas, de escuchar las risas del respetable, a ella y a su embarazo, que junto a los programas de televisión compusieron el corpus central de su actuación.

Damos por sentado que Valeria Ros es buenísima actriz y fenomenal humorista, tuvo momentos verdaderamente hilarantes al margen de todos aquellos que no pudimos entender. Mea culpa, por supuesto.

Tras Valeria Ros, apareció en escena Marcos Arizmendi, precedido por un aplauso que parecía que el Gran Teatro se venía abajo (7). Cantó, imitó y nos hizo reír a carcajada limpia, pero sobre todo el actor llenó un escenario en el que todo el utillaje se limitaba a una silla. No me digan que no es grande el Arizmendi si es capaz de hacer esto.

De sus ocurrencias, con algunas referencias a esta que es su ciudad, no les voy a contar nada por si tienen la oportunidad de ir a verlo, pero no me puedo resistir ni a elogiar su manera de cantar, que canta tela de bien, ni a sus dotes de imitador.

Remeó (9) a Rajoy, y ustedes me dirán que eso lo hace cualquiera, y bien cierto que es, pero también imitó a Sánchez, e imitar a un personaje tan lineal, que no sube el tono ni para llamar a un taxi, o a un falcon, no me digan que es fácil. En fin, un espectáculo, ya les digo, que con una sola silla sobre el escenario, resultó magnífico y muy divertido. Ah, y además nos aclaró por qué razón Sánchez para mirarse en un espejo de frente se tiene que poner tela de lejos.

Tan lejos como va a llegar este humorista, músico y todo lo que quiera, porque Marcos Arizmendi es simplemente un actorazo y un tipo genial.

- Gran Teatro de Huelva. Aforo: 600 localidades, Llenísimo. Había gente hasta en el gallinero, con lo alto que está eso. 28 de octubre, 2023.

(1) Es la que va desde la plazuela del Gran Teatro hasta la calle Rico. Le pusieron calle Gobernador Alonso, por un señor que hizo un gesto. Pero al menos los más maduritos, y que se da la circunstancia de que somos de Huelva, la hemos conocido como callejilla del Duende.

(2) De un pino auténtico, no de esos que se plantan con tres metros de altura y un cepellón a ras de suelo, que cuando sopla un viruji de poniente se caen al suelo. Los del otro día en el paseo que va desde el muelle de la compañía Ríotinto hasta la Punta del Cebo no son los primeros ni serán los últimos. Plantar árboles ya creciditos para que los políticos o las políticas de turno salgan bien en la foto, no es muy normal, pero claro, en política ya me dirán ustedes qué hay de normal, viviendo como viven los políticos en un tercer campo semántico rodeado de aduladores que les tienen las espaldas más sobás que el papo de la Bilbao (3).

(3) Cuando se produjo el luctuoso hecho del fallecimiento de la Bilbao, un grupo de prohombres cabales de esta ciudad de Huelva fletó un autobús para acudir a la capital vizcaína a dar el último adiós a quien tanto hizo por la educación sexual de los onubenses. No digo yo que un monumento, pero al menos una placa en la esquina de la calle Gran Capitán con la calle Cala, debería el excelentísimo Ayuntamiento colocar: «Aquí vivió y ejerció la Bilbao, educadora y asistenta social a partes iguales».

(4) A Valeria Ros le hizo gracia el teatro y trató de hacer bromas con las hechuras de un edificio neoclásico, levantado a principios del siglo XX según los cánones historicistas tan en boga en la época. Quienes han actuado en el Gran Teatro, desde la Piquer a Rostropovich han alabado la excelente acústica de la que se ha definido en más de una ocasión como auténtica cajita de música. Lástima que a la actriz y humorista no le gusten sus líneas. Igual la criatura es devota del feng shui.

(5) Matías Hernández, el de la coleta de la canción de Kiko Veneno que popularizaron los Pata Negra, fue el pionero de los rocanroles en Huelva y propietario de auténticos hitos en las noches onubenses y puntaumbrieñas, montó en la antigua imprenta que había en la trasera de lo que hoy se llama La Casona, frente al hotel Luz, un garito absolutamente genial al que llamó El Callejón por el estrecho pasillo por el que se accedía al mismo. Todas las noches cerraba con la misma canción de Loquillo y los Trogloditas, la de los gatos en el callejón. Luego El Callejón fue reconvertido en discoteca normal y corriente, con lo cual Huelva perdió un establecimiento que estaba a la altura de lo mejor de Madrid o del mismísimo Nueva York.

(6) Tengo un aparato televisor para ver snooker, fútbol cada vez menos porque el músculo ha sustituido a las virguerías, y alguna peli antigua de vez en cuando. El canal de Historia, al menos el que tengo contratado, es más malo que un dolor. Prefiero los libros, soy un antiguo, qué le voy a hacer.

(7) Desde chico me da miedo la enorme lámpara que exorna las alturas del primer coliseo onubense. Espero que esté bien atado con cadenas fundidas en lo de Zamora (8) o por lo menos eso le pido a los dioses cuando tengo entradas bajo su amenazante sombra.

(8) La fundición de Zamora estaba en la calle Palos.

(9) Remear se ha dicho de toda la vida en Huelva. En el diccionario aparece el verbo remedar con el mismo significado, pero es de suponer que los miembros de la Academia habrán colocado eso de remedar de broma, porque la palabrita es de bacalado de bilbado para arriba.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación