CRÍTICA DE LA EXPOSICIÓN 'NEW WAYS'

Arte urbano

El artista onubense Pedro Rodríguez Garrido expone en la Galería Espacio 0 sus últimas obras hasta el 23 de noviembre

Pedro Rodríguez Garrido: «Para crecer hay que arriesgar y tengo la suficiente edad y experiencia para que no me tiemble el pulso»

Pedro Rodríguez Garrido muestra sus 'New Ways' en la galería Espacio 0

Una de las obras de Pedro Rodríguez Garrido que se pueden contemplar en Espacio 0 B. R.

Bernardo Romero

Huelva

Era de esperar que Pedro Rodríguez Garrido caminara hacia un arte urbano más estricto, sin alejarse, y vaya esto por delante, de su línea de trabajo o, por mejor decir, de su marca personal. Tal como el artista titula la propuesta expositiva, no es más que una nueva manera, una nueva forma de establecer un diálogo con el espectador. En 'New Ways' permanece la misma paleta que ha recorrido unos mundos, unas ciudades, que aquí vuelven a estar latentes en las pinturas que nos ofrece en la galería Espacio 0.

Es arte urbano, condensado, definido en color y formas que no pretenden esconder ese palimpsesto que escolta el caminar por las aceras de una gran ciudad

Es identificable su querencia cromática, su pincelada, y hasta ese sabor a calles plenas de movimiento y de confusión que antes fueron más figurativas, y atención que como se desarrollará más adelante, sigue siendo así. Figuración. Es arte urbano, condensado, definido en color y formas que no pretenden esconder ese palimpsesto que escolta el caminar por las aceras de una gran ciudad, sino que lo muestra abierto, descarnado, como grito que se ahoga en un futuro incierto al que el artista incluso en algunas de sus lienzos ha querido dar una salida, una salvación, en tonos rosas no exentos de violencia.

Imagen principal - Tres obras de la exposición 'New Ways'
Imagen secundaria 1 - Tres obras de la exposición 'New Ways'
Imagen secundaria 2 - Tres obras de la exposición 'New Ways'
Tres obras de la exposición 'New Ways' B. R.

El discurso que establece Pedro Rodríguez Garrido, no está muy alejado de otros que han derivado hacia reflexiones cargadas de intencionalidad política, de queja y hasta de rebelión, y la lista sería extensísima. Pedro Rodríguez Garrido, se torna un poco psicólogo, filósofo, o etnógrafo, para lejos de tomar partido limitarse a reflejar, a dar cuenta, del estado de ánimo colectivo de cualquier ciudad y, sobre todo, de un tiempo y de una generación. El artista establece un diálogo que no deja de estar centrado en la armonía de las formas y el color, en la búsqueda de lo bello, de lo equilibrado. Al fin y al cabo, no es otra cosa que aquello que ha sido meta y objeto de todo movimiento artístico en todo tiempo y lugar, pero es también y subliminalmente lo que resulta en esos palimpsestos que son los muros, las paredes de cualquier ciudad, donde distintos actores van dejando su huella adaptándola a lo que ya hubiera allí quedado pintado o rasgado. Esas paredes, esos muros, esa imagen que tenemos, los artistas y también los espectadores, guardada en la mente y que, al descubrir la obra nueva de Pedro Rodríguez, esas formas o maneras más recientes del artista, nos regresan a la retina, igual de brillantes y certeras que siempre. El artista se mueve, pero procura no salir de la senda, no se distrae en contemplaciones vacuas.

Podríamos, o deberíamos, haber titulado esta reflexión sobre la muestra de la galería Espacio 0, Street Art, como ese movimiento artístico que condensa la realidad de un momento histórico determinado. Puro impulso y nervio, un arte rápido creado en la absoluta convicción de que es efímero y violable (1) (2) lo que se está ejecutando, e item más, que el propio actor no está haciendo sino intervenir en algo anterior. Pedro Rodríguez Garrido ha vuelto a las calles que tantas veces había pintado desde lejos, de manera que no se oyeran los ruidos de la urbe, y ahora ha bajado a la acera, ha observado, escrutado y diríase que hasta tocado las paredes y los muros para, sin filtro alguno y más allá de la sapiencia, de la buena mano o de los conceptos pictóricos que atesora, ofrecer de manera limpia al espectador cómo es el mundo en el que vivimos, siendo esto, además del buen hacer, lo que distingue al artista del artesano.

Notas al pie

  • (1) Cuando José Caballero regresó a Huelva para inaugurar el instituto de enseñanza secundaria que lleva su nombre, las autoridades académicas y políticas se encontraron con una pintada en unos azulejos del genial artista onubense. Aquello molestó a todos menos a José Caballero, que realizó un ligero comentario sobre lo inevitable de lo que está expuesto en la calle, señalando que lo aparentemente agredido no ha sido más que reinterpretado.

  • (2) Para evitar malentendidos en esta dictadura de la mediocridad donde todo es vigilado por el gran ojo de la única verdad, remitiremos la palabra violable a la definición de la RAE: «Violable, del latín volubilis. Adjetivo. De carácter inconstante», y sigue con varios sinónimos: «inconstante, veleidoso, versátil, inestable, indeciso, veleta, variable, volátil, tornadizo, mudable, voltizo».

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