crítica 'si te ríes, ganas'

Arizmendi de vuelta y de todo

El público respondió a la actuación del humorista onubense y su partenaire Coria Castillo llenando la sala, apenas quedó libre el segundo anfiteatro y el gallinero, para responder al final con aplausos y, lo que es mejor, con risas

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Bernardo Romero

Un show de dos horas in crescendo no es nada habitual si sobre el escenario tan sólo hay dos artistas. En el caso de que los artistas sean Marcos Arizmendi y su partenaire Coria Castillo, ya se podrá entender cómo es posible divertir y sacar carcajadas de un público con el que interactúan desde el primer minuto, cuando dejan escapar sus voces desde los camerinos. No ha empezado el espectáculo y los espectadores ya han dejado de ser espectadores para ser parte del espectáculo. Y así ya todo el rato.

Principia la función una madrileña la mar de guapa y sin complejos, una chavala a pesar de los años, que vino a Huelva desde el Puente de Vallecas, Coria Castillo. Y empezó con un alegato contra la gordofobia realizado a la contra y mucho más efectivo que cualquier consigna que pretenda señalar con el dedo inquisidor de lo políticamente correcto al gordófobo.

La actriz hace todo lo contrario, es ella la primera en reír abiertamente de lo que supone ser gorda en un mundo diseñado para flacos o, según los cánones de belleza actuales, para los muy flacos. El resultado es que todos nos reímos con Coria, no de Coria. La monda. Después ofrece la actriz un visión de la vida cotidiana que disfraza de su particular día a día, donde nos pone realmente a todos delante de un espejo para que podamos ver con nitidez cómo somos e incluso lo tontos que somos. Y en estas, con el público que llevaba una hora riendo, y lo que es más complejo aún, sonriendo, llega Arizmendi.

Los artistas se reparten dos horas de espectáculo como buenos hermanos, una para cada uno y una coda final en la que ambos lucen sus buenas artes sobre el escenario. Marcos Arizmendi cantando –lo bien que canta el tío- e imitando a personajes conocidos y populares. El onubense hace de todo y todo lo hace bien. Coria Castillo interpreta a una chica que no sabe cantar ni bailar y lo hace fenomenalmente bien, con el himno de su barrio una vez y con una adaptación torrejonera a continuación, pero sobre todo baila con toda la gracia del mundo, ya os digo, como la que no sabe hacer nada, pero sí que sabe hacer lo que tiene que hacer una actriz, entretener y continuar con el show a pesar de que los españoles tengamos el corazón encogido por la catástrofe provocada por las intensas y horrorosas lluvias que tanta desgracia nos han traído.

Marcos Arizmendi explica a los espectadores lo que no le hacía falta explicar, lo difícil que es seguir adelante con la función y con la vida, como hacemos todos, cuando los pensamientos los tienes puestos en las imágenes que nunca en la vida se nos van a olvidar, en los miles de compatriotas que han perdido la vida y, en el mejor de los casos, todo aquello que poseían. En todo caso, como dicen los americanos, the show must go on. Hacer de tripas corazón. Es lo que hay.

Espléndida la actuación de Marcos Arizmendi que tan bien acompañado ha venido a Huelva. En esta su segunda actuación, el año pasado ya estuvo en el Gran Teatro con otro magnífico espectáculo, después de ocho años sin aparecer en escena por la política de la clausura que llaman, una manera de edulcorar la infame política del veto y el silencio, de la censura, a quienes no están en la línea de un Régimen hoy felizmente en horas bajas.

Hoy como ayer, el pensamiento único siempre va a encontrar a gente valiente como este Marcos Arizmendi, un artista como la copa de un pino, uno de los mejores y más afamados humoristas españoles en la actualidad, que estuvo ocho años, uno detrás del otro, sin poder subirse a un escenario en su ciudad, en la Huelva que sigue estando en sus pensamientos y, por supuesto en sus guiones, y si no que se lo pregunten al público que fue a encontrarse con él en el Gran Teatro, que pudieron disfrutar de un guion escrito a la carta, por el que circularon el ya mentado Torrejón, los botellones de Pablo Rada, o los paseos por la ría, amén de personajes y lugares de esta Huelva que se ha reencontrado con el artista de nuevo presente y querido en su tierra.

El año que viene, don Marcos, si no tiene usted otra cosa mejor que hacer, vuelva a Huelva, vuelva a su casa. Por favor.

- Si te ríes, ganas. Monólogos de Marcos Arizmendi y Coria Castillo Gran Teatro. Aforo: 644 localidades (Tres cuartos de entrada); 2 de noviembre, 2024.

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