Festival de islantilla
Antonia San Juan: «La cultura es lo único que no se puede dejar de lado porque es el escaparate, el traje de gala y la carta de presentación de un país»
premio 'francisco elías' 2024
La actriz, directora, guionista y productora canaria recibirá un homenaje esta noche en el transcurso de la Gala de Inauguración de la muestra cinematográfica
Antes que ella lo recibieron, entre otros, Terele Pávez, Juan Diego; o los directores Gracia Querejeta, Jaime Chávarri, Chicho Ibáñez Serrador o Juanma Bajo Ulloa
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La actriz, directora, guionista y productora Antonia San Juan ha comparecido esta mañana ante los medios de comunicación en un encuentro con motivo del reconocimiento a su trayectoria profesional que le realizará esta noche el Festival Internacional de Cine Bajo la Luna–Islantilla Cinefórum con la concesión del Premio 'Francisco Elías' 2024 en el transcurso de su Gala de Inauguración, que se celebrará en los jardines del Hotel Estival Islantilla, Sede Oficial de la muestra cinematográfica.
Antonia San Juan ha agradecido, ante los asistentes al encuentro, «este homenaje que significa para mí un reconocimiento al trabajo que he hecho durante tantos años, un
«Este homenaje significa para mí un reconocimiento al trabajo que he hecho durante tantos años, un chute de energía y una inyección de amor que me llena de ganas para poder continuar»
chute de energía y una inyección de amor que me llena de ganas para poder continuar», y se ha despedido en un tono de satisfacción personal por los logros y las oportunidades aprovechadas durante su trayectoria hasta ahora con un sincero: «hoy puedo reconocerme a mí misma que soy más de lo que jamás pude imaginar que podría llegar a ser».
En su intervención, la actriz ha dicho sentirse «una pieza más de la familia del cine gracias a premios como éste, que me recuerdan que formo parte de algo tan importante para un país como es su Cultura, porque es su escaparate, su traje de gala y su carta de presentación ante el mundo, y lo único que no se puede dejar de lado».
La canaria, que no se declara una actriz del método sino que funciona «más bien por las emociones», ha confesado, a sus 63 años, mantener intacto el mismo deseo por vivir y por seguir trabajando: «Espero poder vivir al menos veinticinco años más, y, si todo va bien y me sigo cuidando, morirme sin darle por saco a nadie, que me vengan a traer el cafe y digan: la vieja se murió, y chao pescao«. «Lo que sí tengo claro», ha continuado, «es que hasta entonces, en el camino sí me gustaría seguir haciendo mi trabajo, seguir sorprendiendo al público en el escenario y haciendo pequeñas intervenciones en el cine, nada de papeles protagonistas, no quiero grandes alharacas en ese sentido… aspiro a vivir como una rica heredera y, para eso, los años que me quedan de vida quiero poder leer en mi casa tranquila, darme un paseo y comprarme flores, salir y comprarme un libro, pasear con mis perras, visitar a mi familia… eso es a lo que aspiro: mis ambiciones van por otro lado, sin por supuesto dejar a mi gran amor que es mi trabajo, y en especial mi teatro».

Antonia San Juan se ha apresurado a aclarar que «cuando hablo de mi teatro me refiero al teatro que yo hago, con textos de Terenci Moix, Quim Monzó, Félix Sabroso, o de mi propia escritura: un teatro que me ha dado independencia para no tener fecha de caducidad en una profesión donde, evidentemente, las mujeres siempre salen mal paradas y donde todas tenemos fecha de caducidad».
Durante el encuentro, la flamante Premio 'Francisco Elías' ha recordado sus comienzos como actriz con apenas 19 años en el grupo de teatro de la Facultad de Filología Hispánica, un trabajo que apenas le permitía cubrir sus gastos en Madrid, pero con el que cosechó excelentes críticas como las recibidas a su paso por el Festival de Teatro Clásico de Mérida, donde llegaron a definirla ya como «un
«El teatro que me ha dado independencia para no tener fecha de caducidad en una profesión donde, evidentemente, las mujeres siempre salen mal paradas»
auténtico animal de escena», y período durante el que se curtió con textos de grandes de la literatura española como Lope de Vega o Calderón de la Barca.
La necesidad de sobrevivir la empujó entonces a reinventarse y buscar un sustento económico basado en sus habilidades para la escena, y comenzó una nueva etapa vital en la que los monólogos por diferentes establecimientos de la capital le permitieron «algo tan básico como poder comprarme una vivienda con 36 años». Nacía así la faceta monologuista de una Antonia San Juan que, justo en ese momento de estabilidad, es descubierta por Pedro Almodóvar, quien la ficha para el rodaje, en enero de 1998, de la oscarizada 'Todo sobre mi madre'.
«Mi vida no cambió de la noche a la mañana con ese rodaje, porque tuve que volver a mis monólogos por los bares hasta que la película empezó a funcionar, pero evidentemente si antes venía gente, a partir de ahí venía mucha más para ver a esa chica que ha trabajado con Almodóvar, y poco a poco, con perseverancia, lo que podría haberse quedado en un momento de fama efímera, se convirtió en una oportunidad, porque tuve la visión suficiente como para recoger todo ese trabajo realizado y fundirlo en un espectáculo que podía llevar a los teatros, y la fórmula funcionó».
Antonia San Juan ha recordado que esos primeros espectáculos teatrales fueron muy improvisados, «sin vestuario, sin plan de luces… básicamente repetía lo que había venido haciendo hasta entonces, pero llenando salas de teatro en lugar de bares, y todo eso me permitió seguir creciendo como profesional, abrir mi productora en el año 2000 y afrontar a día de hoy otros proyectos» como los ocho cortometrajes que he realizado, la dirección de dos largometrajes, o la participación en otros proyectos como 'El Hoyo', la aplaudida cinta de Galter Gaztelu-Urrutia.
«Todo lo he pagado siempre de mi bolsillo, sin subvenciones ni nadie que respalde económicamente mis producciones, pero tampoco estoy en posición de quejarme porque me ha ido bien»
Sí ha lamentado San Juan no haber tenido «la habilidad de explotar la parte mercantil de la forma en que otros muchos lo hacen: todo lo he pagado siempre de mi bolsillo, sin subvenciones ni nadie que respalde económicamente mis producciones, pero tampoco estoy en posición de quejarme porque me ha ido bien».