Gran concierto en la Fundación Cajasol
La melodiosa sensibilidad de Alejandro Rivera
El cantautor lepero embelesó con el sentimiento que transmite su gran voz y el talentoso acompañamiento de una banda ‘made in Huelva’ de mucha calidad en canciones repletas de historia, letras evocadoras y transportadoras melodías en ‘Los jueves en la 4ª’.


No hay mejor modo de reivindicarse que acompañar a la palabra la acción y Alejandro Rivera lo hizo en la Fundación Cajasol para resaltar la calidad musical que existe en Huelva, encarnada en los músicos que le acompañaron y en su propia presencia artística sobre el escenario en un brillante recital de canciones especiales.
Rivera es un cantautor con una melodiosa sensibilidad, que rocía con una voz almibarada, cálida y afinadísima, que acaricia notas y sílabas en un alarde de control técnico, y sobre todo de sentimiento, que transmite lo apasionadamente que vive su modo de vida.

La luminosa voz del cantautor lepero, que a la vez prolonga una especie de risa y de lamento, vestida elegantemente con el diseño a medida instrumental, y sus hermosas canciones, conquistaron con delicioso encanto al público. Los presentes se adentraron en la riqueza de un universo personal repleto de vivencias y lugares respirados con intensidad.
Lepe, Huelva, Madrid, Montevideo o Buenos Aires, un globo sobre un paso de peatones, los 59 segundos de un semáforo en rojo o cualquier detalle íntimo y personal o casual, son elementos evocadores que se moldean entre ritmos, cuerdas y silencios como el barro entre las manos con marchamo de vívida emoción, la primera puntada del azar en un esmerado bordado.
Son canciones que desnudan el alma y visten de paisajes la mirada, con frases que en menos de un segundo se enredan en el pensamiento, como “cuéntame en la espalda los lunares que hacen huelga esperando que tu abrazo los detenga” o “sobran las razones cuando entiendes de repente que el amor comienza en uno mismo”.
Su último álbum, ‘El árbol despacio’, fue recorrido a distintas intensidades desde las raíces a las hojas. Algunos momentos con Rivera con guitarra y voz, pero sobre todo junto a una banda maravillosa ‘made in Huelva’, que por primera vez reunió para la ocasión en directo, tal y como se grabó el disco. Formaron el grupo de talentosos Miguel Bermúdez a los teclados, Lito Mánez en la percusión; Pablo Báez en el contrabajo y Francis Gómez Cruzado en las guitarras. Se sumó en varias canciones el violoncello de José Carlos Roca y el piano de Pablo Vázquez, la mitad de una enorme versión sabinera de ‘Peces de Ciudad’. La otra versión de la noche fue una sentida ‘Nostalgia’ de Carlos Gardel a solas con la guitarra.
Resonaron en el espacio de la sala Juan Ramón Jiménez de la Fundación Cajasol ‘Heal me’ y sus largos “My love”, ‘Miel de enero’ sintiéndonos un poco Frida Kahlo; para ir fluyendo una tras otra, cada una con su intrahistoria explicada, ‘Tu parte gris’, ‘Lunares en huelga’, ‘Desde dentro’, ‘El aire de Madrid’, ‘La última alarma’, ‘Canción en Re’ y ‘La luna de agosto’ dibujada a sus padres.
También rescató canciones de su anterior trabajo, ‘Siete sábados’ (2015), en ‘Como un globo por las calles’ o de ‘La fiesta del agua’ (2012) en ’59 segundos’ y el “Oo” que hizo participar al público, que subió su nivel de implicación en el broche ‘Londres-Lavapiés’ para completar el lujo de noche. “No sé si estoy en Londres o Lavapiés” fue una repetida despedida. Estaban en Huelva y con músicos de Huelva de muchísima calidad. Reivindicación demostrada con la evidencia.