My crazy nature estará en la galería de la calle Berdigón hasta febrero
Adriana Schlittler, desnuda en La 13
La tremenda galería onubense abre su temporada anual con una instalación que en principio pudiera parecer inquietante, pero que al final te deja en la memoria esa tristeza salvaje que inevitablemente contiene la soledad.

Adriana Schlittler se ha retratado a sí misma tal como es, revelando su naturaleza alocada, como enfatiza desde el título de la muestra, y desde todos los ángulos posibles además, rodeada de paisajes hermosos, donde salta o danza al compás del viento, o realizando un vertiginoso vuelco en la siguiente sala, haciendo públicos sus análisis clínicos, o mostrándonos el control exhaustivo de su peso durante un periodo determinado de tiempo, que muy probablemente se corresponda con las radiografías, colonoscopias y otros elementos que es de suponer que vienen a narrar esas otras soledades más dramáticas que son aquellas en las que realmente uno está total y absolutamente solo.

Fotografías y poemas visuales, objetos sabiamente ubicados con los que la artista ofrece al espectador su visión más personal de lo que la rodea, su naturaleza alocada, su violencia gestual pero siempre su lado más íntimo, todo aquello que intentamos ocultar, ella lo utiliza para escribir, narrar en un único soneto bien medido, su estado del alma, su estado más natural y salvaje, locamente salvaje. Y de aquí, nuevamente, en otro giro este sí anunciado, al lado más sumiso y desamparado de la creadora, su inevitable desnudez.
Adriana Schlittler se ha colocado un vestido azul estampado con mil flores, le ha ido dando unas tijeras a quienes asistieron a la única actuación en el acto inaugural –debería haberse grabado y mantener la cinta en una continua proyección a lo largo de todos los días de la exposición- y se ha dejado desnudar retazo a retazo, sometida como cualquiera lo pueda estar al entrar en un centro hospitalario. Sumisión es la palabra.

Por Bernardo Romero
Fotografías: Facebook La 13, Dadá Trouch Gallery