La gran 'máquina de matar' del Cámbrico, no tan fuerte como se creía

Esta criatura reinaba en la cúspide de la cadena alimenticia hace 500 millones de años, pero era incapaz de romper caparazones

La 'cabeza nadadora', uno de los gigantes del Cámbrico

Una ilustración de Anomalocaris Katrina Kenny

ABC

Madrid

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Hace unos 530 millones de años, la vida, que estaba aún en sus inicios, experimentó una revolución sin precedentes, denominada explosión del Cámbrico. Repentinamente y por causas que aún son un misterio, surgieron todos los géneros de seres vivos que se conocen en la actualidad.

Entre ellos había una criatura marina ahora extinta, Anomalocaris, que alcanzó el vértice de la cadena trófica. Era el mayor superdepredador de la época, una especie de camarón extraño (eso es lo que significa su nombre) y gigante de 60 centímetros con dos enormes 'patas' delanteras parecidas a las de los arácnidos. El terror de los mares de la época.

Sin embargo, el 'monstruo' era mucho más débil de lo que se suponía. Estudios biomecánicos de sus «patas» delanteras del Anomalocaris canadensis indican que era incapaz de romper los caparazones de las presas duras. Probablemente era ágil y rápido, y se lanzaba tras presas blandas en aguas abiertas El estudio se publica este martes en la revista 'Proceedings of the Royal Society B'.

Descubierto por primera vez a fines del siglo XIX, se creía que Anomalocaris canadensis era responsable de algunos de los exoesqueletos de trilobites aplastados y con cicatrices que los paleontólogos han encontrado en el registro fósil.

Un primer plano de la cabeza de un espécimen completo de Anomalocaris canadensis que muestra la flexión máxima del apéndice frontal Alison Daley

«Eso no me encajaba bien, porque los trilobites tienen un exoesqueleto muy fuerte, que esencialmente hacen de roca, mientras que este animal habría sido suave y blando», señala Russell Bicknell, investigador del Museo de Historia Natural, quien realizó el trabajo mientras estaba en la Universidad de Nueva Inglaterra en Australia.

Investigaciones recientes sobre las piezas bucales blindadas y en forma de anillo de A. canadensis ponen en duda la capacidad del animal para procesar alimentos duros. El último estudio se propuso investigar si los apéndices frontales largos y espinosos del depredador podrían hacer el trabajo en su lugar.

Un par de apéndices de Anomalocaris canadensis A. Daley

Apéndices de agarre

El primer paso para el equipo de investigación, que incluía a científicos de Alemania, China, Suiza, Reino Unido y Australia, fue construir una reconstrucción en 3D del animal a partir de los fósiles extraordinariamente bien conservados, pero aplanados, que se han encontrado en lutitas de Burges (formación geológica célebre por sus fósiles, en Canadá), de 508 millones de años de antigüedad. Utilizando modernos escorpiones látigo y arañas látigo como análogos, el equipo pudo demostrar que los apéndices segmentados del depredador podían agarrar presas y podían estirarse y flexionarse.

Se utilizó una técnica de modelado para mostrar los puntos de tensión en este comportamiento de agarre, lo que ilustra que los apéndices del depredador se habrían dañado al agarrar presas duras como los trilobites. Los investigadores utilizaron la dinámica de fluidos computacional para colocar el modelo 3D del depredador en una corriente virtual para predecir qué posición del cuerpo probablemente usaría mientras nada.

La combinación de estas técnicas de modelado biomecánico, utilizadas juntas en un artículo científico por primera vez, pinta una imagen diferente de A. canadensis de lo que se suponía anteriormente. El animal probablemente era un nadador veloz, que perseguía presas blandas en la columna de agua con sus apéndices frontales extendidos.

«Las concepciones anteriores eran que estos animales habrían visto la fauna de lutitas de Burges como una mezcla heterogénea, persiguiendo lo que quisieran, pero estamos descubriendo que la dinámica de las redes tróficas del Cámbrico probablemente era mucho más compleja de lo que pensábamos», señala Bicknell.

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